Crisis política en Alemania: Merkel se queda sin heredera política

Annegret Kramp-Karrembauer renunció luego de que su partido CDU votara junto con la extrema derecha en el Parlamento de Turingia.

Annegret Kramp-Karrembauer renunció luego de que su partido CDU votara junto con la extrema derecha en el Parlamento de Turingia.

La presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Annegret Kramp-Karrenbauer, renunció a ser la candidata y eventual sucesora de Angela Merkel tras las próximas elecciones en Alemania, en reacción a los hechos políticos en el estado de Turingia, donde su partido votó junto a la extrema derecha para elegir al primer ministro regional. Fue una desautorización abierta para la presidenta nacional del partido. El trasfondo de la crisis es el avance de las dos alas extremas, derecha e izquierda. Este fenómeno de radicalización pone en duda el futuro de la CDU a nivel nacional y ahora archivó el diseño de sucesión armado por Merkel, que en 2018 había erigido a Kramp-Karrenbauer como su heredera. La crisis alemana se profundiza y Europa tiembla. Apenas terminado —o iniciado— el Brexit británico, Alemania, que exhibía una imagen exterior de estabilidad y gobernabilidad, de pronto debe informar que después de Angela Merkel solo habrá incertidumbre. Se retirará luego de las próximas elecciones generales de 2021. Gobierna Alemania desde 2005.

«Esta decisión ha madurado y crecido en mí durante bastante tiempo», aseguró ayer con semblante serio Annegret Kramp-Karrenbauer (conocida por sus siglas AKK), tras una reunión de la directiva de la CDU en Berlín. Merkel lamentó el paso al costado de su delfín. «Asumo con el mayor respeto, pero también lamento su decisión; imagino que no ha sido fácil», afirmó la canciller. La candidatura a canciller (el primer ministro en el sistema alemán) se decidirá en un congreso del partido. En la CDU ya comenzaron a moverse las fichas de los aspirantes a la candidatura.

La semana pasada, la CDU del estado de Turingia desoyó una orden directa y pública de Kramp-Karrenbauer y votó juntó a la ultraderechista AfD para imponer al liberal Thomas Kemmerich al frente del gobierno estatal. AKK llegó a viajar a Turingia y se reunió a puerta cerrada con los que habían votado junto a la AfD durante horas. Su fracaso, en persona, fue aún más contundente. Finalmente, Merkel tuvo que intervenir con un mensaje público durante un viaje oficial a Sudáfrica para recordarles a sus aliados en Turingia que las coaliciones con la extrema derecha son «imperdonables».

El liberal Kemmerich finalmente renunció como jefe de gobierno de Turingia. La crisis de Turingia pone en cuestión el futuro de la CDU a nivel nacional y el de su socio de «gran coalición», la desgastada socialdemocracia del SPD. El estado federado de Turingia, en la antigua Alemania oriental, ha visto crecer a las extremas derecha e izquierda. Tanto Merkel como su pupila Kramp-karrembauer son declaradas enemigas de aliarse con partidos de los dos extremos.

El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung analizó: «con el truco de no votar por el propio candidato, la AfD sumió a la CDU y al FdP (liberales) en una crisis más allá de Turingia. La disputa en ambas partes sobre cómo tratar con la AfD ahora se cobró una víctima a nivel nacional: la líder de la CDU». Agrega el diario de Frankfurt que «la situación en la CDU ya era precaria para Kramp-Karrenbauer desde antes. Para su objetivo de convertirse en la sucesora de Merkel apostó todo lo que había logrado en política. Sin embargo, no pudo convencer a su partido, ni como presidenta ni como ministra».

AKK explicó ayer a la directiva de la CDU que «no tiene el objetivo de ser candidata a la cancillería alemana», ante la tentación de un sector del partido cada día más significativo de aliarse con Alternativa para Alemania (AfD). «Una parte de la CDU tiene una relación poco clara con AfD y con el partido de izquierda radical Die Linke (La Izquierda)», dijo en Berlín. Ella rechaza claramente cualquier alianza con ambas formaciones y, en la medida en que considera que la candidatura a la cancillería implica la presidencia del partido, ha anunciado que en los próximos meses renunciará a dirigir la CDU.

La repetición de elecciones en Turingia podría profundizar la crisis. Según una encuesta del instituto Forsa, la CDU bajaría del 22 por ciento que obtuvo en los pasados comicios de octubre a apenas un 12 por ciento, mientras que el Partido Liberal (FdP) de Kemmerich se quedaría por debajo del 5 por ciento y fuera del parlamento regional. El sondeo da por delante a Die Linke, la izquierda ortodoxa que defiende al antiguo comunismo alemán desaparecido en 1989, y que subiría del 31 por ciento al 37 por ciento. El Partido Socialdemócrata (SPD) tendría una ligera mejoría: de 8,2 por ciento a 9 por ciento. Números que hablan por sí solos de un partido que desde los años 60 y hasta hace poco alternó en el poder en Alemania con los democristianos. La ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) seguiría siendo la segunda fuerza más votada de Turingia, con el 24 por ciento. Con estos datos, y tras una reunión de ocho horas de duración, la CDU de Turingia decidió bloquear la nueva convocatoria de elecciones.

La colaboración con AfD se considera una línea roja para los partidos políticos alemanes. Partidos clásicos como SPD y Los Verdes argumentan que Die Linke, La Izquierda, no puede equipararse con AfD, a la que se acusa de dar cobijo a simpatizantes nazis y alimentar el antisemitismo. Los democristianos de Merkel, en cambio, los ven como enemigos de la democracia alemana.

Fuente: La Capital