Cunha, de inquisidor de Dilma a villano en una trama de traiciones

La Cámara de Diputados de Brasil se aprestaba a destituir a quien fue su titular. Principal acusado en la Operación Lava Jato, el polémico legislador culpó al PT por su situación.

La Cámara de Diputados de Brasil se aprestaba a destituir a quien fue su titular. Principal acusado en la Operación Lava Jato, el polémico legislador culpó al PT por su situación.

Brasilia. El destino político de Eduardo Cunha, el cuestionado diputado que motorizó el juicio de destitución de la expresidenta

Dilma Rousseff, lloró y se victimizó anoche ante sus colegas de la Cámara de Diputados, reunidos para votar su apartamiento del cargo por hechos de corrupción.

Cunha, quien presidió la Cámara y aceptó a comienzos de diciembre pasado el pedido de impeachment contra Dilma, fue una pieza clave de ese controvertido proceso que acabó con la presidencia de Rousseff y 13 años y medio de gobiernos del Partido de los Trabajadores.

El extitular de la Cámara Baja, integrante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue estrecho aliado de su correligionario Michel Temer, confirmado como presidente de Brasil el 31 de agosto pasado. Pero antes de la sesión que se inició anoche con retraso, Cunha dejó entrever que podía convertirse en el peor enemigo de quienes lo traicionaran en esta etapa sombría.

Analistas brasileños opinan que una eventual “delación premiada” de Cunha, a quien se le descubrieron cuentas personales y familiares por más de cinco millones de dólares en Suiza, podría comprometer a buena parte de la clase política, empresaria y judicial del país y desestabilizar aún más a un mandatario que, como Temer, no fue votado para el puesto que hoy ocupa.

Cunha dijo que si era destituido de su cargo de legislador “crecerá la tesis de que la salida de Dilma se debió a un golpe”.

Para destituir a Cunha, eran necesarios 257 votos de los 513 miembros de la Cámara Baja brasileña. Según un relevamiento del diario O Estado de Sao Paulo, cerca de las 23 horas, al menos 283 diputados votarían por la destitución del polémico legislador.

Desde que en febrero de 2015 fue elegido titular de la Cámara Baja, Cunha comenzó a hacer un gobierno paralelo al de Rousseff. En diciembre, dio curso al impeachment de Dilma luego de que el Partido de los Trabajadores se negó a darle protección en el Congreso, frente a la acusación de que había recibido sobornos de lobbistas en cuentas en Suiza, que no se incluyeron en su declaración jurada.

Estaba suspendido desde mayo por el Tribunal Supremo por acusaciones de que obstaculizó investigaciones de corrupción en su contra. Cunha, político evangelista, es en estos momentos uno de los principales objetivos de la investigación del Lava Jato.

Diputado por el estado de Río de Janeiro, Cunha reiteró sus acusaciones de que su destitución es una venganza de sus adversarios políticos. “Los defensores del PT quieren mi cabeza para tener su trofeo. La versión del golpe necesita mi destitución”, afirmó.

Corte estrena presidenta

Carmen Lucia Antunes Rocha asumió ayer como nueva presidenta del más alto tribunal de Brasil, en una ceremonia de alto contenido político en la que estuvieron, entre otros, Michel Temer y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Fuente: La Voz del Interior