Descubren yacimiento de uranio en el Abra Santa Cruz

Las autoridades bolivianas, encontraron rastros de uranio y torio en 2012 en Rejará. Lo afirmó la Unidad de Minería del Servicio Nacional de Geología de Bolivia.

La ruta provincial que llega a las poblaciones del Valle del Silencio, en el departamento andino de Santa Victoria Oeste, está cortada desde hace más de tres semanas. En el lugar se vive un conflicto social y limítrofe desde que el 28 de noviembre de 2013 una comisión binacional instaló un nuevo hito entre otros dos ya existentes y dejó viviendo en Bolivia a 17 familias salteñas.

Para llegar a la última escuela argentina en la zona, la 4.206 Frontera Argentina, hay que dejar los vehículos en la cuesta y caminar una hora y media en bajada. La gente de Abra Santa Cruz, Santa María y Santa Cruz está aislada.

Desde ahí se puede ver otro camino. Es nuevo, baja por el extremo norte hacia el sur y lo realizó la vecina Bolivia en territorio que desde 1925 era considerado argentino por el Estado nacional y los habitantes de la zona.

A diferencia del argentino, en donde no pasan dos autos a la vez, en el camino boliviano hay una topadora estacionada y por al lado podría pasar hasta una camión.
“Algo tiene que haber en ese cerro para que hagan un camino tan grande, como de ocho metros. No lo van a hacer solo para esa escuela tan pequeña. No señor”, le dijo el lunes a El Tribuno Rómulo Lara, en la casa de Evangelista Subelza y Ceferino Ríos.

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Ese día por la mañana, los vecinos afectados se habían juntado en una escuela provisoria donde flamea una bandera boliviana. Ahí labraron un acta y en asamblea decidieron pedirles a las autoridades de ambos países que se definan la situación de las familias argentinas que quedaron en tierras bolivianas.

Don Rómulo Lara piensa que en el Abra de Rajará, por donde baja la nueva ruta del país vecino, hay minerales que pueden ser valiosos para la explotación. “Algo hay para sacar. Ahí hay riqueza”, agregó. Lo mismo sostiene el campesino Alfonso Camperos. “Por eso están haciendo un camino grande y rápido. Si ahora reclaman debe ser por algo. Me gustaría saber que hay en ese cerro”, se preguntó.
Ninguno de los dos habitantes que por generaciones vivieron en suelo argentino y desde noviembre residen en Bolivia sospechaba que allí las autoridades bolivianas encontraron rastros de uranio y torio.

“Particularmente debo decir, sobre esta zona, que es muy riquísima en estos minerales, con valores que han sobrepasado de los normales y que se tendría que analizar hasta dónde podría llegar esa reserva”, afirmó al diario El Deber de Bolivia, el 13 de mayo del año pasado, el jefe de la Unidad de Minería del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas de Bolivia (Sergeotecmin), Víctor Rojas.

“En la región de Rejará, que dista aproximadamente unos 80 kilómetros de la capital tarijeña y en plena frontera con Argentina, se localizaron minerales radiactivos, como torio y uranio. Pero hasta el momento no se ha cuantificado el tamaño de la reserva y eso se podrá definir con los trabajos de prospección”, informaba El Deber.

“La presencia de ambos minerales radiactivos está corroborada por un informe del Sergeotecmin, en el que se devela que la región de Rejará se convierte en un área interesante para la futura explotación”, rezaba el artículo. Para ese entonces, ya se construía el camino por el cerro que era considerado parte de la Argentina hasta el 28 de noviembre, en donde viven argentinos documentados y domiciliados en Salta, que votaron en la Escuela Frontera Argentina desde el retorno de la democracia.

La instalación del nuevo hito por parte de las cancillerías atropelló el acuerdo tradicional que existía en el lugar. Por 90 años, los habitantes de las dos naciones respetaron la línea fronteriza que dibujan las altas cumbres divisorias de aguas. Por eso después del 28 de noviembre, por primera vez en la historia, el control de la vega de agua por donde nace el río Santa Cruz, que recorre el departamento de Santa Victoria Oeste y desemboca en el Bermejo, quedó en manos bolivianas.

“Nosotros no nos vamos a ir de acá. Nosotros nacimos aquí y nadie nos va a sacar, ni por la fuerza. Aquí me ha dejado mi mamá y yo sigo aquí. No voy a dejar mis tierras por más que se hagan de Bolivia. Si ahora dicen que estamos en Bolivia entonces que nos den doble documentación así podemos vivir tranquilos sin miedo a que nos saquen”, opinó Valeriana Subelza, consultada por este medio.

“Ellos quieren traer gente boliviana de Rejará a posicionarse aquí… Documentos bolivianos nos tienen que dar. Porque la Argentina hace tanta radicación para Bolivia y a nosotros ahora no nos quieren dar documentos para que nos quieran correr. Eso duele”, agregó Abelina Portal.

Para Urtubey es algo “tirado de los pelos”

 

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Ayer, el Gobierno de Salta intentó desmentir la información publicada por El Tribuno, que da cuenta de la situación que viven los habitantes salteños en el Abra de Santa Cruz. “Hay, a mi juicio, solo posiciones tremendistas de algunos medios de comunicación que no se condicen con la realidad. En los últimos años he escuchado cosas muy tiradas de los pelos y ésta es una de ellas”, dijo el gobernador.

Sin embargo, no se puede desmentir la realidad. Por 90 años, el territorio en cuestión fue siempre considerado argentino. Prueba de ello es que los habitantes son salteños y votaron en las últimas elecciones provinciales con sus respectivos documentos nacionales, donde figuran con domicilio argentino. Además, los testimonios audiovisuales recogidos por este medio son contundentes. Por eso se juntaron el lunes último y labraron un acta los vecinos que fueron afectados por la instalación del nuevo hito que los dejó viviendo en Bolivia, desde el 28 de noviembre.

Serán los expertos los que determinen si el norte del Abra Santa Cruz es parte de la Argentina o de Bolivia. Lo que no se puede negar es que hasta la instalación del nuevo hito la Argentina ejercía soberanía sobre ese territorio y que desde hace al menos tres generaciones los pobladores del lugar cuentan con la ciudadanía argentina, se consideran argentinos y piden que sus tierras sigan siendo argentinas. Nadie puede ya ocultar, con la evidencia presentada, que hay al menos 17 familias salteñas que desde el 28 de noviembre de 2013 quedaron con sus propiedades en territorio extranjero.

Esto no significa que exista un conflicto diplomático con el vecino país, pero existe un conflicto social desde la instalación del nuevo hito. Así lo demuestran los testimonios de los argentinos nacidos en el lugar que fueron documentados por este medio: Evangelista Subelza, Domingo Castillo, Natividad Luna, Ceferino Ríos, Santos Peloc, Alfonso Camperos, Abelina Portal, Valeriana Subelza, Rómulo Lara, Aldo Aparicio e Ignacio Peloc, entre otros.

El hermano del gobernador, el senador nacional Rodolfo Urtubey, dijo: “Hemos ido a verificar en el terreno que no es así y hablamos con los pobladores, con todas las personas del lugar”. Según los habitantes del lugar, desde el 28 de noviembre de 2013 ningún funcionario provincial visitó la zona.

Este medio se comunicó con el senador para que le informe cuándo estuvieron en la zona, cuáles eran los funcionarios, con qué habitantes habían hablado y cuáles eran las pruebas documentales de la visita. Hasta el cierre de esta edición no existió ninguna respuesta.

El único contacto de funcionarios con los habitantes del lugar fue el 10 de febrero último, cuando viajaron por más de 10 horas desde el Abra de Santa Cruz a la capital salteña Evangelista Subelza y tres vecinos que fueron recibidos en el Grand Bourg.

Los estudios están una etapa inicial

El ingeniero geólogo boliviano Daniel Centeno Sánchez escribió un artículo para el medio especializado Energy Press, en el que advirtió que “los trabajos que Bolivia ha desarrollado para la búsqueda de depósitos de uranio se encuentran todavía en una etapa inicial”. Aunque dijo que “no puede concluirse con entera certeza que existen una o varias provincias uraníferas”, también aseguró que “todas las indicaciones así permiten preverlo”.

Según el especialista, “la exploración aérea, con las limitaciones que impone su alto costo, ha sido hecha por la empresa Italiana AGIP en el área de Cañas, Tacuara, Rejará”, en el departamento de Tarija. “En Rejará encontramos uranio y cobre con valores altamente concentrados lo que hace presumir, y más que eso, asegura que existen yacimientos potencialmente aptos para ser explotados”, le dijo al diario El Nacional el director General Ejecutivo de Sergeotecmin, Hugo Delgado.
Las posturas

Abelina Portal: “No es propio esta pisoteada”

“Que se entere la Presidenta y hable con el Evo Morales. Porque somos fronterizos y no nos pueden tratar así. No es propio esta pisoteada. La Argentina hace tanta radicación para Bolivia y a nosotros ahora no nos quieren dar documentos para que nos quieran correr. Eso duele. Si no nos van a dar documentos que corran el límite hasta donde estaba y que vuelva a ser Argentina”.

Valeriana Subelza: “No pudimos hacer nada. Eramos 14 mujeres”
“Estábamos todas mujeres porque los hombres estaban trabajando. Llegaron unos 60 bolivianos para realizar la saneación. Vinieron y de muy mala manera dijeron que era suelo boliviano y comenzaron a medir todo. En mi terreno dijeron que tenía que estar la escuela y nosotras no pudimos hacer nada porque éramos solo 14 mujeres”, contó la campesina a la que le instalaron una escuela en sus tierra.

“Las cuestiones limítrofes son irreversibles e innegociables”
FRANCISCO SOTELO

El conflicto limítrofe en Abra Santa Cruz existe, más allá de que la Cancillería argentina y el gobernador Juan Manuel Urtubey lo ignoren o intenten soslayarlo.

El conflicto existe porque un grupo de 17 familias argentinas aseguran que a partir de la colocación de un nuevo mojón las autoridades bolivianas los presionan para que dejen su tierra.

En otros casos, según denunciaron, los funcionarios del vecino país exigían doble nacionalidad de los campesinos salteños, propuesta a la que ahora ven con buenos ojos, ya que esa posibilidad, entienden, puede ser un buen instrumento que les sirva para resguardar la propiedad de sus tierras; campos que pertenecieron a la Argentina desde hace al menos tres generaciones.

Eso no ocurría hasta que el 28 de noviembre pasado, entre gallos y medianoche, se instaló un nuevo hito, donde no había ninguno, que dejó del lado boliviano la vega de agua, que hasta ahora figura como parte de la jurisdicción de Recursos Hídricos de Salta, y varios miles de hectáreas que pertenecían, hasta ese día, a la provincia de Salta y al municipio de Santa Victoria.

La vecina Abelina Portal no espera nada del gobernador ni del intendente. Ella espera que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se entere y hable con su par boliviano Evo Morales: “Porque nos están echando”.

La descripción que hace Abelina en el video que aparece en la página digital de El Tribuno echa por tierra las especulaciones. Queda muy claro que, luego de noventa años, por algún motivo que es imprescindible conocer, las autoridades bolivianas tomaron posesión de una tierra que, hasta ese día de noviembre, consideraban de soberanía argentina.

El gobernador Urtubey sostiene que nada cambió e invoca un tratado casi centenario. Es cierto, el tratado no se cambió, lo que se cambió es la demarcación y no se sabe si está bien cambiada. Hasta noviembre, la línea de frontera coincidía con la divisoria de aguas. Ahora las aguas quedaron del otro lado.

Habría que verificar si se modificó la situación catastral del predio, en la Dirección de Inmuebles de la Provincia.

Por más que quieran negarlo, se modificó la frontera -real y de hecho- y no le explicaron nada a nadie.

Por cierto, si en ese lugar no viviera nadie, el problema de soberanía sería el mismo.

Urtubey y el canciller Héctor Timerman insisten con el desgastado argumento de que los diarios inventan la realidad.

Sería bueno que recordaran que Néstor y Cristina Kirchner obligaron a modificar el acuerdo limítrofe sobre los Hielos Continentales que habían celebrado los presidentes Carlos Menem y Patricio Alwyin, de Chile. Cristina pronunció entonces una frase rectora para cualquier decisión territorial: “Las cuestiones limítrofes son irreversibles e innegociables”.

La contracara es Abra de Santa Cruz: ninguna autoridad de la provincia viajó hasta el lugar.

El ministro de Gobierno Eduardo Sylvester prometió concurrir a la reunión del martes con los vecinos, pero prefirió viajar a Ecuador.

El conflicto existe y las respuestas oficiales se limitan a la evasiva. Hay dos razones para negar un problema: falta de ganas de trabajar para resolverlo o hacerse el tonto para encubrir un ilícito. Si todo fuera tan claro, el 28 de noviembre Urtubey no hubiera perdido la oportunidad de inaugurarlo.

En cambio, ni el Gobierno provincial ni la Cancillería hablaron con los pobladores ni exhibieron documentación ni estudios geodésicos que legitimen la instalación de este mojón nuevo, que cambió la demarcación y el ejercicio de la soberanía, y que le alteró la vida a un centenar de ciudadanos
argentinos.

Fuente: El Tribuno de Salta