El desenlace del juicio a Dilma y el de su gobierno: verdadera incógnita en Brasil

Los votos que definirán si continúa el proceso para destituir a la mandataria brasileña o se archiva el impeachment están en manos de 69 legisladores que no dicen que votarán y 69 indecisos. 

El desenlace del juicio a Dilma y el de su gobierno: verdadera incógnita en Brasil

Según el último dato, 265 legisladores están a favor de la continuidad del proceso, 110 están en contra, 69 dijeron estar indecisos y otros 69 no respondieron.

 

El desenlace del proceso para destituir a la presidenta Dilma Rousseff y el rumbo que tomará su propio gobierno son una verdadera incógnita en Brasil, donde todo lo que parece seguro por la mañana se vuelve imposible por la noche. El proceso de apertura de juicio político contra la presidenta avanzó el miércoles pasado un casillero, cuando el diputado Jovair Arantes, relator en la comisión especial de la Cámara baja que analiza el proceso, emitió un fallo favorable a que el mismo avance al Senado, donde será juzgado. Para que el proceso llegue a esa instancia, el dictamen de Arantes debe ser aprobado primero por el plenario de la comisión especial, con los votos de 33 de sus 65 miembros, y luego ratificado en el plenario de la Cámara baja, donde 342 diputados, de un total de 513, deben avalar la apertura del juicio. Esto, a su vez, será dirimido definitivamente en el Senado.

Financiación de la campaña. Pero este no es el único proceso que mantiene en jaque el gobierno de Rousseff. En el Tribunal Superior Electoral se tramita una acción por sospecha de que su campaña política de 2014 recibió fondos desviados de Petrobras, que amenaza su cargo y el de su vice, Michel Temer. Si se constata la sospecha, ambos tendrán sus mandatos impugnados y se llamará a elecciones en 90 días. Además, Temer, quien asumiría en caso de que Rousseff sea destituida vía “impeachment” en el Congreso, enfrenta a su vez un pedido de apertura de juicio similar al de la presidenta, que podría derivar en su destitución. La acción contra Temer, a diferencia de la de Rousseff, está en una etapa preliminar.

De todas las acciones, la más avanzada, aunque igual de incierta, es la que tramita en el Congreso contra Rousseff. Y la gran prueba de fuego para gobierno y oposición es la votación en el plenario de la Cámara de Diputados, arena en la que libran una batalla voto a voto. El portal del diario O Estado de Sao Paulo ha instaurado un “marcador del impeachment”, similar a los que se ubican en los estadios de fútbol, que se va actualizando según los legisladores anuncian adhesión o rechazo a la salida de la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT). Hoy, los números muestran una suerte de empate técnico. Según el último dato, 265 legisladores están a favor de la continuidad del proceso, 110 están en contra, 69 dijeron estar indecisos y otros 69 no respondieron.

Idas y vueltas. Si las matemáticas muestran que nada es seguro sobre en qué terminará el proceso, los “divorcios”, traiciones, juegos de misterio e idas y vuelta de legisladores y partidos lo ratifican. El miércoles por la noche, el derechista Partido Progresista (PP) —que tiene la cuarta mayor bancada con 49 legisladores—, anunció que permanecerá en la coalición oficialista y no seguirá al principal socio del gobierno, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Temer, que rompió con Rousseff.

El anuncio del PP entreveró aún más el tablero político, puesto que el partido, líder en cantidad de investigados por presuntos nexos con el escándalo de corrupción en Petrobras, coqueteó hasta ahora con la posibilidad de dejar el gobierno. El problema es que tanto los legisladores del PP como los del PMDB están dividido en relación al “impeachement” y nada garantiza que cumplan lo que ordenen sus respectivos dirigentes.

El PMDB es una buena muestra de ello. Los correligionarios de Temer siguen “bien con Dios y con el diablo” pese a la ruptura con el PT. Tan es así, que según informa el diario Folha de Sao Paulo, el partido amenazará con expulsar a los diputados que voten contra el juicio político o falten el día de la votación. La medida intenta frenar al sector del PMDB más alineado con el gobierno, que promete al Ejecutivo 25 votos, de un total de 67 que tiene su bancada, contra el juicio político.

La división del partido centrista no se restringe a sus legisladores, sino que parte de sus líderes. La agrupación tiene bajo su comando las presidencias de la Cámara baja, con Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, ambos dirigentes destacados de la fuerza política. Cunha, blanco de autos de procesamiento por presuntos nexos con la trama ilegal en Petrobras, es un enemigo declarado del gobierno desde octubre pasado, y reforzó su enemistad en diciembre, cuando acogió el pedido de apertura de juicio contra la mandataria.

Nuevas elecciones. Calheiros es un estrecho aliado del PT y en especial de su fundador, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Investigado en nueve causas por presuntas vinculaciones con la corrupción en Petrobras, el senador se manifestó contrario a la ruptura de su partido con el PT y al “impeachment”, y dijo ver “con buenos ojos” la posibilidad de llamar a nuevas elecciones como alternativa al juicio político.

En síntesis, los votos que van a definir si sigue o se archiva el “impeachment” de Rousseff están en manos de 69 que no dicen qué votarán y 69 indecisos.

Paralelamente, Rousseff puede superar la prueba en el Congreso, y Temer el proceso en su contra, si llega a abrirse, pero ambos pueden ser despojados del poder si prospera la acción que tramita en la Corte Electoral. La misma ganó fuerza a partir de declaraciones de ejecutivos de la constructora Andrade Gutiérrez, una de las que defraudó a Petrobras, que confirmarían la sospecha de que dinero ilícito retirado de la petrolera fue a parar a los comités de campaña de ambos políticos.

Fuente: La Capital de Rosario