El Concejo rosarino busca conocer cuántos chicos trabajan en Rosario

El objetivo es detectar esa realidad, que afecta la continuidad en las aulas. El dato ya inquietaba antes de la pandemia

El objetivo es detectar esa realidad, que afecta la continuidad en las aulas. El dato ya inquietaba antes de la pandemia

El Concejo Municipal quiere saber cuántos niños, niñas y adolescentes trabajan en la ciudad y ven afectada su continuidad en las aulas. El dato inquietaba antes de la pandemia y recrudece ahora, ya que se estima que en el país 1 de cada 10 niños y niñas de las áreas urbanas realiza al menos una actividad productiva con impacto directo en la inasistencia escolar, y en las áreas rurales ese número se duplica. La situación es más grave entre adolescentes.

La iniciativa es impulsada por la concejala del bloque Todos Hacemos Rosario Marina Magnani y tiene por objetivo relevar y llegar a los chicos no escolarizados, o con trayectos interrumpidos, conocer su situación familiar y sus actividades con el objetivo de llevar adelante «acciones de acompañamiento específicas y aunadas entre las diferentes reparticiones del Estado».

Las estimaciones muestran que en Argentina 1 de cada 10 niños y niñas de las áreas urbanas realiza al menos una actividad productiva con impacto directo en la inasistencia escolar, y en las áreas rurales ese número se duplica.

La situación es más grave entre adolescentes a partir de 16 años: 3 de cada 10 trabajan en áreas urbanas y 4 de cada 10 en áreas rurales. La categoría con indicadores más altos es el trabajo doméstico, que afecta especialmente a las niñas y adolescentes.

Lejos de mejorar esa situación, la pandemia profundizó la pobreza y las estrategias de supervivencia de las familias, lo que incluye las actividades laborales infantiles. A finales de 2021, entre los adolescentes que realizaban alguna actividad laboral orientada al mercado, 7 de cada 10 habían comenzado a hacerlo desde el inicio de la cuarentena, de acuerdo a un relevamiento realizado por Unicef Argentina.

Y la última Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022, realizada por la organización en junio pasado en más de 1.620 hogares de las seis regiones del país, se mostró un escenario de pospandemia nada alentador: hogares con niños y adolescentes cada vez más pobres.

Relevar y accionar
La iniciativa que Magnani presentó en 2020 y que tras perder estado parlamentario volvió a ingresar al Concejo en agosto de este año, busca en un primer paso relevar en forma exhaustiva desde el municipio y a través de información proveída por el Ministerio de Educación provincial los datos de las niñas, niños y adolescentes no escolarizados. El dato es clave para poder analizar la situación de cada uno de ellos: el contexto social, si trabajan, conocer sus vínculos, su familia, quiénes son los adultos responsables, los ingresos familiares y si la familia está siendo abordada por otros estamentos del Estado.

El objetivo, indicó la concejala, es que no solo sean agentes del municipio quienes sean parte de ese dispositivo de registro, sino que se busca «convocar a organizaciones políticas y sociales del entorno social de los niños y que puedan desarrollar la tarea junto con el municipio».

Para Magnani, la información del Ministerio de Educación deberá ser requerida anualmente para que «desde el Ejecutivo Municipal se puedan articular acciones con los organismos provinciales y en el mismo municipio para el abordaje de las problemáticas de las familias».

Un contexto cada vez más frágil
La concejala del bloque Todos Hacemos Rosario recordó que la iniciativa se originó en la previa de la llegada del Covid, «cuando la crisis hacía ver cada vez más chicos y chicas realizando alguna labor en la vía pública», desde el cartoneo con sus padres hasta la venta ambulante, lo que repercutía directamente en su asistencia escolar.

«Con la pandemia y el aislamiento fue imposible hacer el registro de esos chicos y si bien estamos viendo el retorno de los chicos a las escuelas, vemos que lo hacen con muchas dificultades y a veces discontinuo», explicó la concejala, convencida de que «debe llevarse adelante un «acompañamiento de los tránsitos pedagógicos más frágiles, donde no hay continuidad y no pueden ir todos los días».

Magnani señala que «probablemente en muchos casos esos chicos y adolescentes ya se encuentren bajo algún tipo de intervención de alguno de los estamentos del Estado, sea la propia escuela, aunque con recursos que no son suficientes, los centros de salud o instituciones barriales», por lo que señala que «lo central en esos casos es que desde el municipio se pueda poner el foco en esas situaciones e intervenir articulando acciones para que haya un mejor acompañamiento».

Fuente: La Capital