El coronavirus y la búsqueda de una nueva ruralidad: las familias que se mudarán a Tapalqué
La Unión de Trabajadores de la Tierra se prepara para crear una nueva colonia en la localidad ubicada a 278 km de la Capital Federal. Ya tiene otras seis, con permiso de uso de tierras fiscales. Un modelo que reactualizó la pandemia.
06/07/2020 MUNICIPIOSLa Unión de Trabajadores de la Tierra se prepara para crear una nueva colonia en la localidad ubicada a 278 km de la Capital Federal. Ya tiene otras seis, con permiso de uso de tierras fiscales. Un modelo que reactualizó la pandemia.
Uno de los debates que la pandemia pone en agenda es la necesidad de descomprimir las grandes ciudades, especialmente sus conurbanos. Esto es pensar en una nueva ruralidad. En Tapalqué, ciudad bonaerense ubicada a 278 km de la Capital Federal, se prepara una experiencia en ese sentido. La intendencia está coordinando con la gobernación bonaerense y el estado nacional el otorgamiento de un permiso de uso de tierras fiscales. La Unión de Trabajadores de la Tierra creará en ellas una colonia agroecológica para abastecer de verduras a la ciudad. Se mudarán, cuando la cuarentena lo permita, familias de quinteros que hoy residen en Florencio Varela; y lo harán con apoyo del estado, que va a construirle sus viviendas.
La decisión tiene varias razones. La primera es que la mayoría de los alimentos frescos que se consumen en la ciudad viajan 400 kilómetros para llegar a los comercios locales. “Casi todas las verduras que se consumen en Tapalqué se traen del Mercado Central“, cuenta Gustavo Cocconi, el intendente.
La situación, que se repite en muchos centros urbanos del país, es especialmente absurda en esta localidad ubicada en plena pampa húmeda. Con el flete y la intermediación se genera un problema en los precios, que aumentan innecesariamente. Comer verduras frescas es caro. Y si se las quiere agroecológicas, todavía más.
En sintonía con motivos como estos, que hacen al debate sobre la seguridad alimentaria, la ciudad tiene su historia de gestión estatal. Viene de abrir, en las últimas décadas, un matadero municipal y una usina láctea; compró un hotel que había ido a remate: implementó una tarjeta alimentaria local para los habitantes de menores ingresos. Todas estas iniciativas que surgieron como respuesta a momentos de crisis, templaron una experiencia política. “No siempre es cuestión de que uno se meta, pero nos hemos metido en muchas cosas», define Cocconi. «Creo que el estado debe ser un articulador para producir el desarrollo de la comunidad, como un capitalista social”.
El intendente va por su cuarto mandato. En diciembre fue reelecto con la lista del Frente de Todos, pero está al frente de la ciudad desde 2004, cuando asumió el cargo luego de la muerte del entonces jefe comunal Ricardo Romera. “Fue mi maestro. Un médico que a los entonces jóvenes del pueblo nos abrió la cabeza, porque creó una planta de tratamientos de residuos, un centro cultural impresionante, un cine, un teatro, muchas cosas que hicieron a un estado presente. La experiencia de continuar esas políticas públicas marcó los años que me tocó a mi gobernar”.
Cocconi ve en la colonia agroecológica “una oportunidad: acá hay tierras del estado, la falta de tierra no es un problema. Y sería importante disponer su uso para el armado de colonias que nos generen producción y consumos más cercanos”.
Un proceso de años
La idea fue una propuesta de la Unión de Trabajadores de la Tierra. “Venimos trabajando en este proyecto y otros parecidos desde hace varios años. Son procesos que llevan mucho esfuerzo: hay que buscar tierras disponibles, presentarse a los intendentes, llevarles la idea, también trabajar con la ciudad para que los vecinos nos conozcan, porque no se puede caer en paracaídas. En Tapalqué, por ejemplo, hicimos varias ferias y vamos por la reunión diez mil. Hemos viajado con las familias que van a formar la colonia, cuenta Agustín Suárez, integrante de la UTT.
La relación con la comunidad es un tema sensible en las ciudades chicas –Tapalqué tiene 10 mil habitantes–. La intendencia les pidió que organicen capacitaciones en agroecología, para integrar a los futuros colonos con los vecinos que están haciendo quintas en sus casas, con plantines que distribuye el municipio.
La colonia va a usar un predio de 9 hectáreas, donde van a mudarse 6 familias. «Hoy están trabajando en tierras que alquilan en el conurbano, con mucha dificultad. La presión inmobiliaria en los cinturones hortícolas es cada vez mayor”, agrega Suárez. Más adelante, la idea es darle el mismo uso a otros tres lotes de tierras fiscales, llegando a cuatro colonias, aunque todas de pequeña extensión.
El referente de la UTT es ingeniero agrónomo. “Con una hectárea sembrada puede abastecerse de verduras todo el año a 130 familias», apunta. “No vamos a llegar a aprovisionar a toda la ciudad, pero sí a ayudar en ese sentido, con la ventaja de acceder a productos agroecológicos».
Políticas públicas
Lo novedoso en el caso de Tapalqué es que están trabajando de manera coordinada, para crear la colonia, el estado nacional, el provincial y el municipal. La dirección de Asuntos Comunitarios de la Aabe –el organismo que administra los bienes del Estado– otorgará el permiso de uso de las tierras al municipio. La provincia, a través del ministerio de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, construirá las viviendas y realizará el tendido eléctrico, un insumo clave para el riego. Por este tema ya estuvieron en Tapalqué, acordando las obras, el vicepresidente del organismo que administra los bienes del estado (AABE), Juan Debandi, –referente de La Cámpora de Tres de Febrero–, y el arquitecto Rubén Pascolini, subsecretario de Hábitat del ministerio de Andrés Larroque, de Desarrollo de la Comunidad.
“Estamos trabajando en un permiso de uso precario junto con el Municipio de Tapalqué, en el marco del programa PreservAR, que busca darle un uso social a comunitario a inmuebles en desuso del Estado Nacional”, señaló Debandi a PáginaI12. El vicepresidente de la Aabe marcó que “en este caso el proyecto tiene un valor agregado, que es la posibilidad de generar cultivos agroecológicos para el consumo local, en un predio que hoy no tiene ningún uso”.
La UTT tiene seis colonias agroecológicas en funcionamiento. Están ubicadas en Luján, Mercedes, San Vicente y Cañuelas (Buenos Aires), en Gualeguaychú (Entre Ríos) y Puerto Piray (Misiones). La creación de las más antiguas, como sucedió en Luján, fue antecedida de una toma de tierras. El permiso de uso de tierras fiscales fue concedido cuando terminaba el gobierno de Cristina Kirchner y se preparaba a asumir Mauricio Macri. Cinco años más tarde, pasado el tiempo y con los resultados a la vista, el estado se muestra más dispuesto a aprobar este uso de la tierra inactiva.
Pensar en una nueva ruralidad, cuando el campo está dominado por el modelo del agronegocio, no parece posible sin que medien políticas públicas por parte del estado. Requiere invertir fondos, acceder a herramientas y maquinarias, hacer una transición a otras formas de producir, montar una logística de comercialización. Incluso con esos condicionamientos, hoy hay sectores de la agricultura familiar que vienen logrando asomar la cabeza. La experiencia de las colonias agroecológicas es, por eso, algo notable en si misma. Lo están haciendo, además, con la inteligencia puesta en zafar de la pinza que enfrentan todas las organizaciones nacidas de la pobreza: el silenciamiento y la demonización.
La propuesta de la organización es llevar esta experiencia a otras localidades del interior bonaerense. El 18 de junio pasado presentaron dos proyectos de ley para la provincia que incluyen -junto con otros mecanismos, como la creación de un Procrear Rural, un fondo para créditos a bajo interés destinados a la compra de tierras- , la propuesta de legislar la creación de colonias agroecológicas. De obtener su sanción, la ley facilitará el camino a otros intendentes. El diagnóstico que hacen en la organización es que hay muchas localidades que hoy deben importar sus verduras. Incluso en Pergamino, el distrito con las tierras más productivas de la provincia, las verduras llegan desde el Mercado Central. Como contrapartida, el 90 por ciento de las familias de quinteros alquilan las tierras que siembran.