El dato que mata al relato: el aumento del costo de vida y por qué Mendoza no es barata

El costo de vida se duplicó en Argentina en un año. La canasta con la que se calcula no incluye gastos obvios. Por qué Mendoza tiene una canasta más humilde en valores, pero también en cantidades y diversidad.

El costo de vida se duplicó en Argentina en un año. La canasta con la que se calcula no incluye gastos obvios. Por qué Mendoza tiene una canasta más humilde en valores, pero también en cantidades y diversidad.

El dato mata todos los relatos: la mitad de la población de Argentina no tiene los recursos económicos mínimos necesarios para alimentos, vivienda, educación, salud y esparcimiento; es decir, para tener una vida digna. El aumento del costo de vida superó el umbral de las tres cifras, pues según el Indec la canasta básica total subió más del 100%. Solo tomando en cuenta esa restringida metodología, son necesarios 152.515 pesos para llegar a fin de mes.

El cálculo de la canasta es un método estadístico general que no representa a nadie en particular, pero sirve de referencia. Allí no están considerados ni ponderados de manera real gastos como el costo de la vivienda. Por ejemplo, un alquiler o la cuota de un crédito hipotecario de un departamento para cuatro personas -que no baja de los 50 mil pesos-; esto evidencia que la canasta real de una vida digna supera largamente lo previsto por el Indec.

A este cálculo también escapan los gastos específicos, como son los de los adultos mayores. Ese grupo tiene restricciones de ingreso fuertes porque no pueden trabajar en la actividad formal y sus gastos son mucho más elásticos y crecen sin tope. Como sea, la calidad de vida de los argentinos se deteriora cada vez más.

Pero hay más particularidades. El costo de vida provincial está sensiblemente por debajo de la canasta nacional. Según la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas, en Mendoza una familia necesitó 135.775 pesos para «no ser pobre» en diciembre. Más allá de las mismas limitaciones metodológicas, la canasta local sugiere que Mendoza «es más barata». Lo curioso es que la inflación local fue en 2022 más alta que la nacional, pero la canasta subió menos en porcentaje, es decir, una tendencia inversa a lo que ocurrió en el resto del país.

Para el cálculo se relevan precios de alimentos y así se forma la canasta básica alimentaria. De allí sale el umbral para determinar las personas que viven en condiciones de indigencia (que no pueden comprar los alimentos) y, con ese dato, se calcula el resto de los costos, sin que haya un relevamiento. «Para calcular la Canasta Básica Total (CBT) es necesario contar con el valor de la CBA y ampliarlo con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etc.) Para ampliar o expandir el valor de la CBA se utiliza el “coeficiente de Engel” (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia», dice la nota metodológica de la DEIE. La canasta alimentaria «local» para  una familia de cuatro personas costó en diciembre 52.626 pesos. La nacional 67.187 pesos.

Una de las «trampas» en ese esquema es que la «canasta» local tiene, por un lado, menos productos. Mientras que el Indec considera 30, en Mendoza se cuentan 27. Pero también hay diferencias en qué se cuenta y hasta en las cantidades. La canasta local, por ejemplo, subestima los lácteos y no incluye yogurt, tiene un 30% menos de queso. También hay menos fideos, arroz y ni se tienen en cuenta los fiambres, alimentos poco saludables pero de uso frecuente en las comidas argentinas. Menos productos, menos cantidades generan costos menores, pero también sugieren un combo mucho más humilde.

Según el Indec casi el 40% de la población vive bajo la línea de pobreza, pero según otras mediciones (como la UCA) supera el 44%. Eso incluye un importante anabólico: los ingresos por ayuda social de emergencia que otorga el Estado.

Fuente: MDZ