El esfuerzo de los paleros, la otra cara de la nevada en Bariloche

A diferencia de los que padecieron la imponente precipitación, estos trabajadores lo vieron como una oportunidad. Durante la semana, con sus palas, despejaron ingresos a locales y viviendas.

A diferencia de los que padecieron la imponente precipitación, estos trabajadores lo vieron como una oportunidad. Durante la semana, con sus palas, despejaron ingresos a locales y viviendas.

Cuando despertó y miró por la ventana de su casa el imponente manto de nieve que había caído sobre Bariloche, Kevin Córdoba no se quejó. Sus dos hijos pequeños dormían todavía. Pensó que tenía una oportunidad.
Hace mucho tiempo que está desocupado porque la construcción durante el invierno se paraliza en la región cordillerana o se trabaja a media máquina.
Llamó a Martín Páez, su amigo de toda la vida, y acordaron salir a laburar. Kevin y Martín crecieron juntos en el barrio Mutisias, donde la crisis económica golpea fuerte por la falta de empleo, como en casi todos los barrios del Alto de Bariloche.
Los amigos decidieron salir juntos a caminar las calles de la ciudad. La madrugada del sábado 20 de julio pasado había caído sobre la región una nevada histórica. Superior a la de julio de 2017.
Kevin y Martín se abrigaron, tomaron sus palas y salieron a recorrer la calle Onelli, donde se concentra un gran número de comercios. Es una de las principales vías de comunicación entre los barrios del Alto y el centro de la ciudad.

Esa jornada no hubo mucho trabajo porque pocos locales abrieron. Pero Kevin y Martín volvieron con algo de dinero a sus hogares. El domingo salieron a la mañana y hubo mejor suerte. El lunes pasado fue la mejor jornada. “Hicimos como tres mil pesos cada uno”, contó Martín a “Río Negro”.
Durante toda la semana, cientos de personas, de todas las edades, desfilaron desde los barrios hacia el centro pala en mano para retirar nieve de entradas de locales comerciales, viviendas, garajes. También se los vio en los colectivos que circulaban hacia la zona oeste de Bariloche, donde la nieve se acumuló en grandes cantidades.

Entre 400 y 500 pesos cobraban por despejar el acceso a una vivienda y garage».

Los hermanos Sebastián y Jorge Pérez trabajaron sacando nieve en la zona de Villa Los Coihues. Para llegar hasta ese barrio, distante a unos 15 kilómetros del centro, había que tomar el colectivo de línea. Después, caminar con la nieve hasta la rodilla para llegar a las viviendas donde les habían prometido pagarles por retirar la nieve. Los terrenos en esa zona son grandes y las entradas de auto de varios metros. Pero era la única posibilidad de hacer unos pesos.
“En todos los colectivos que iban a los kilómetros [por la zona oeste de Bariloche] andaban muchachos con las palas. Todos a sacar nieve”, comentó Sebastián.
El precio se acuerda con los dueños de la vivienda. No hay un valor de referencia. Todo es informal. Se tiene en cuenta la superficie a limpiar y las horas que puede demandar el trabajo. Pero se cobraba entre 400 y 500 pesos aproximadamente por limpiar la entrada de una vivienda. Aunque hubo propietarios de la zona de los kilómetros “que querían pagar 300 pesos por todo”, relató Sebastián.

50 centímetros de nieve se acumularon en varios barrios de la ciudad».

Hugo Collihuin paleaba sin pausa el viernes por la tarde. Tenía que retirar nieve de la entrada de una casa y le faltaba poco. En un descanso habló unos minutos con “Río Negro”. Dijo que fabrica botas. Aprendió el oficio cuando tenía 14 años de la mano de su padre. Este mes vendió algunos pares para la gente del campo. Dijo que le faltan las máquinas para poder fabricar mejor.
“Ahora me salió este laburito y no hay ningún problema”, explicó. “500 pesos por una hora o un poco más viene bien”, indicó. Con las intensas heladas que cayeron la nieve se convirtió en un bloque de hielo. Pero Hugo tiene su técnica: “Con la pala tenés que cortar como un pancito en cuatro y ahí sale el bloque”, describió mientras hacía el movimiento con destreza.
“A mí me preguntan si puedo hacer el trabajo y lo hago”, afirmó.
Esta semana limpió varios domicilios. “La plata no va a llegar sentado en la casa, hay que salir a buscarla”, sostuvo.

“Mi deseo es poder comprar mis máquinas para fabricar bien mis botas, pero necesito un crédito, que lo pueda pagar. No quiero que me regalen nada”, aclaró, con vehemencia. “Porque no tener las herramientas me condiciona”, explicó. Sus manos, de piel gruesa, reflejan muchos años de trabajo.
A Hugo le queda poca nieve por retirar. La tarde se torna gris y las nubes cubren el cielo de la ciudad. Quedan pocos minutos de luz natural. “Esta plata que hago me sirve para ayudar a mis dos nietos”, enfatizó.

“La situación es mala, pero si le buscás la vuelta a la vida es mejor. Si de última el sol sale para todos”. Hugo Collihuin, 52 años.

Kevin y Martín trabajaron el viernes en la zona del barrio Mallín. Fue el lugar donde mejor los recibieron. “La gente trabajadora fue la que más trabajo nos dio”, afirmó Kevin, que es padre de dos niños.
“A una señora un día le dijimos que le sacábamos lo que le quedaba de nieve, nos explicó que ya le habían sacado la nieve, pero igual nos dio 200 pesos. Le habíamos dicho que no se moleste, pero ella dijo que aceptemos la plata”, comentó.
Kevin tiene 28 años. Afirmó que siempre trabajó en la construcción, pero hace rato que no consigue empleo. El último trabajo contratado fue para una empresa que trabajaba en la reparación de la calle Mitre.
“En los barrios ricachones ni te atienden”, aseguró Martín. “Te dicen que te vayas por el contestador o los ventanales. Caminamos como hasta el kilómetro 3 de Pioneros, pero no salió nada”, lamentó.
Dijo que el día en una obra lo pagan 1.000 u 800 pesos. Martín tiene 27 años y un nene de 3 años que va al jardín.
“¿Usted nos puede recomendar?”, preguntó, mientras charlaba con este diario. El viernes fue el peor día. “Hoy [por el viernes] estuvo horrible. Mucho frío. Estamos mojados porque la nieve ya se empezó a derretir y a los borcegos de la obra se les pasa el agua”, indicó. “No tenemos ni botas de goma, y salen recaras ahora”, advirtió.

“Nos cruzamos estos días a mucha gente que salió a palear para ganar unos pesos”. Kevin Córdoba, 28 años.

Los amigos regresaron el viernes a sus casas con 500 pesos. “Lo que pasa es que les sacamos la nieve a unos jubilados, así que le cobramos poco”, dijo Kevin. Quedan pocos días de trabajo, porque la nieve que cubrió la ciudad comienza, lentamente, a retirarse. Kevin y su amigo esperan que el dinero que juntaron alcance para varios días. Todavía faltan muchas semanas para que pase el crudo invierno barilochense.

Fuente: Río Negro