El líder del PP está en la cuerda floja por la pelea interna con la presidenta de Madrid

Pablo Casado deberá reunirse con la cúpula ​de la agrupación de derecha y peligra su permanencia en el cargo por la escalada en el conflicto que mantiene con Isabel Díaz Ayuso, que incluye acusaciones públicas de corrupción y espionaje político.

Pablo Casado deberá reunirse con la cúpula ​de la agrupación de derecha y peligra su permanencia en el cargo por la escalada en el conflicto que mantiene con Isabel Díaz Ayuso, que incluye acusaciones públicas de corrupción y espionaje político.

El líder del conservador Partido Popular (PP), Pablo Casado, se reunirá este miércoles con la cúpula ​de la agrupación de derecha con su futuro en el cargo en riesgo, en medio de una agria disputa con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que incluyó acusaciones públicas de corrupción y espionaje político.

La reunión llegará un día después de que el «número dos» de Casado, Teodoro García Egea, renunciara como secretario general del partido y aumentaran los llamados para que Casado haga lo mismo.

Analistas sotienen que la crisis en uno de los partidos de derecha más influyentes de Europa beneficiará a Vox, la agrupación de extrema derecha que está en ascenso tras haber ingresado en 2019 al Parlamento, donde ya es la tercera fuerza detrás del PP y del gobernante PSOE, el partido socialista.

Casado, de 41 años, compareció ante el Congreso de los Diputados en Madrid para la sesión semanal en que los líderes de las bancadas hacen preguntas al jefe de Gobierno sobre el estado de cuestiones públicas.

Ingresó a la Cámara rodeado por una nube de periodistas para leer un discurso con sabor a despedida que también pretendía ser una declaración de principios, según señaló la prensa española.

«Entiendo la política desde la defensa de los más nobles principios y valores, desde el respeto a los adversarios y la entrega a los compañeros», dijo el diputado Casado, volviendo la mirada hacia sus colegas de bancada en el hemiciclo del Parlamento.

El terremoto en el conservador PP comenzó la semana pasada, cuando Casado se enfrentó a Díaz Ayuso, la política más valorada del PP, por un controvertido contrato de compra de barbijos por el que el hermano de la lideresa madrileña se benefició con al menos 55.000 euros.

Casado llegó a sugerir que Díaz Ayuso podría haber incurrido en tráfico de influencias y le abrió un expediente interno, pero apenas horas más tarde lo cerró luego de conversar con ella y considerar que había resuelto sus dudas.

Pero desde entonces, Casado ha visto como buena parte de los líderes de su formación le retiraban su apoyo.

Después de que el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, le deseara a Casado -en lo que podría será su último cara a cara en el hemiciclo- “lo mejor en su vida personal” en su respuesta, Casado abandonó rápidamente la sala antes de ejercer su derecho de réplica.

Sánchez también aprovechó la ocasión para reprochar a Casado su forma de ejercer la oposición, recordando que en los últimos dos años «se instaló en la descalificación constante», llegando incluso a negar «principios democráticos básicos» al sembrar dudas sobre la legitimidad del Gobierno, informó la agencia de noticias DPA.

Casado, quien se convirtió en el presidente más joven del partido a fines de 2018, perdió dos elecciones nacionales ante los socialistas de Sánchez.

Su control sobre el partido se hizo añicos por su rivalidad con Díaz Ayuso, quien obtuvo una gran victoria en una elección local para la región que rodea la capital de España el año pasado y busca un papel más importante.

La lucha interna estalló en los últimos días cuando Díaz Ayuso acusó a Casado y García Egea de “espiarla” con respecto al papel de su hermano en la negociación por el polémico contrato de los barbijos.

Casado respondió un día después diciendo que el contrato con su hermano era “casi ilegal” y digno de una investigación del partido. Tanto Ayuso como Casado negaron haber actuado mal.

Sánchez garantizó que no aprovechará la crisis interna del PP para adelantar las elecciones generales, previstas para el año 2023.

«Les anuncio que el Gobierno de España no va a adelantar las elecciones generales ni va a disolver de manera anticipada las Cortes Generales (el Parlamento). Este es un Gobierno con sentido de Estado que va a anteponer los intereses generales a cualquier otro tipo de intereses», dijo Sánchez en el Congreso de los Diputados.

Asimismo, hizo un llamamiento a «ensanchar el espacio de la centralidad» para que tanto el PP como el PSOE puedan habitar en él «sin necesidad de pactos con los que no creen en España», expresión que utiliza de forma habitual para referirse a las formaciones independentistas.

Fuente: Telam