El real volvió a caer y cuesta en dólares lo mismo que en 2003

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Simboliza un retroceso: ese año comenzó a gobernar Lula. Se agrava la crisis política para Rousseff. Pronósticos oficiales más pesimistas.

A las múltiples causas de corrupción sobre empresas privadas y estatales que salpican a Dilma Rousseff y al impopular ajuste fiscal lanzado por la presidenta de Brasil para revertir los desequilibrios en que incurrió el Partido de los Trabajadores en años previos, ayer se sumó un tembladeral financiero: la moneda brasileño acusó recibo de que Brasil dejó hace rato de dar sólo buenas noticias y su cotización cruzó un umbral simbólico: su valor fue el más bajo en 12 años.

La caída fue de sólo 0,44 por ciento. El precio del dólar terminó a 3,364 reales. Pero durante el día, el real llegó a perder uno por ciento y acumula una pérdida del 26,3 por ciento de su valor en lo que va del año.

Los gobiernos del PT iniciados con Luiz Inácio “Lula” Da Silva –hace precisamente 12 años– se recostaron fuertemente en el ingreso de capitales extranjeros para sostener el boom económico que vivieron hasta que el escenario internacional comenzó a dejar expuesta una falta de competitividad en distintos sectores, empezando por el propio Estado y sus empresas, que creció de la mano de esa afluencia de riqueza prestada.

Un ejemplo claro fue el de Petrobras, que se embarcó en la multimillonaria exploración de plataformas submarinas, donde sacar petróleo resulta extremadamente caro. La caída del precio internacional del crudo puso un signo de interrogación sobre la viabilidad de la empresa, que además quedó en el centro de un huracán de por denuncias de corrupción que golpean no sólo al gobierno de Rousseff sino a la élite empresaria privada. Hay ejecutivos ya condenados de la cementera Camargo Correa y la constructora Odebrecht afronta procesos similares. No son las únicas, sino apenas enseñas empresarias brasileñas sospechadas de financiar ilegalmente a la política en los años de vacas gordas del PT como contratistas de Petrobras y de obras públicas.

Podría decirse que gran parte de Brasil hoy es una foto ampliada de Petrobras. La devaluación del real anticipa dificultades para afrontar los rendimientos de los capitales internacionales que inundaron Brasil en años previos.

De hecho, Rousseff está al borde el impeachment , un juicio político que permite en Brasil retirar del poder a un presidente. Hay 11 pedidos de este tipo en el Congreso brasileño. Rousseff fue secretaria de Energía de Lula cuando Petrobras se transformaba en un nido de corrupción.

El fin de semana, Lula elevó el voltaje al acusar sin dar nombres a “los elitistas” de comportarse “como nazis” en la “persecución” del PT. Lo cierto es que su partido controló el multicolor Congreso de Brasil gracias a una alianza con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, donde una porción creciente busca terminar con la alianza.

Para colmo, su popularidad está por debajo del 10 por ciento en las encuestas. Es la más baja para un presidente desde 1992, cuando Fernando Collor de Melo tuvo que dejar la Presidencia por un impeachment .

El financiamiento del Estado también está en el fuego. Precisamente, Rousseff inició su segundo mandato anunciando que ejecutaría un ajuste fiscal para obtener un resultado positivo equivalente al 1,1 por ciento de su Producto Interno Bruto. Era lo que había propuesto su opositor político de derecha, mientras ella proponía lo contrario. Pero Rousseff debió admitir que el aparato estatal era demasiado pesado para una economía en crisis. Luego bajó la meta a 0,15 por ciento del PIB y eso desalentó a los analistas.

De hecho, ayer el Banco Central difundió un promedio de pronósticos de economistas que anticipan que la economía se contraerá 1,76 por ciento este año –el peor resultado desde 1990– y la inflación llegará a 9,23 por ciento –la más elevada desde 2003–. Para los analistas, eso fue lo que tumbó al real también ayer.

Petrobras y “commodities”

La caída de los precios mundiales de las commodities (materias primas) golpean en forma múltiple a Brasil.

Crudo. La caída en el precio internacional del crudo impacta sobre una de las empresas mixtas insignia de Brasil, Petrobras. En la última década, con el barril de petróleo a más de 100 dólares, la firma encaró un ambicioso plan de inversiones –ahora en cuestión por corrupción– para extraer crudo y gas del lecho marino. Ahora, con el petróleo a menos de la mitad de los precios más altos conseguido en su momento, la viabilidad de esas inversiones está en duda. Ayer la Bolsa de São Paulo tuvo su séptima caída consecutiva. Las acciones más cotizadas de Petrobras cayeron 6,4 por ciento. Empresas controladas por Odebrecht, también involucrada con la corrupción, cayeron aún más.

Granos. Por otro lado, Brasil es con Argentina y Estados Unidos el mayor exportador de granos del mundo. La caída en las cotizaciones también golpea su balanza comercial. Como Argentina, es altamente dependiente de países como China o la India. La desaceleración económica en China también pone interrogantes sobre su balanza comercial.

Fuente: La Voz del Interior