El sector de la construcción en la economía regional de Santa Fe y Paraná 

constru1
Desde el año 2011 investigadores de la Universidad Nacional de Entre Ríos trabajan la temática del sector de la construcción. Por un lado, con datos estadísticos y por otro con entrevistas a referentes y trabajadores de ese rubro. Lo primero les posibilita tener actualizaciones trimestrales de acuerdo a diferentes fuentes sobre los avances o retrocesos del sector; lo segundo contar con la mirada que aportan los actores involucrados en la construcción desde su subjetividad. En diálogo con esta Hoja, la directora del Proyecto, Prof. Graciela Mingo, brindó detalles de la labor.

El equipo tomó como hito el año 2008 por el contexto de la crisis financiera internacional y su repercusión en nuestra región y por ende en un espacio territorial menor, develando impacto sobre este sector dinámico y siendo un vector de la economía fluctuante. Este segundo proyecto al trabajar la relación y comparación en dos capitales que integran un área urbana metropolitana (Paraná-Santa Fe) se analizan tanto las dinámicas del mercado laboral específico del sector y el peso relativo que ocupan en sus estructuras económicas.

–¿Por qué Paraná y Santa Fe? ¿Cómo se trabaja la relación entre las dos capitales?
–Se toman las dos capitales porque además de la cuestión urbana, nos interesa indagar el sentido de la representatividad gremial en estas dos realidades y cómo se dan las relaciones laborales en estos espacios que tienen tintes políticos diferenciales.

–¿Qué lugar ocupa el sector de la construcción en la economía de las dos provincias?
–En términos globales está en tercer lugar (20,8%) dentro de lo que es la estructura económica de la provincia de Entre Ríos, esto está dado sobre todo por los valores de Paraná y Concordia que son los núcleos con mayor información.

El primer lugar lo ocupa el sector de la administración pública y luego el comercio.
Siempre de acuerdo a los momentos históricos. No siempre ha estado en ese lugar, teniendo en cuenta que la construcción es un sector dinámico que oscila permanentemente. Pero si realmente se hace una proyección está la posibilidad de pensar en obras de construcción que son de mediano plazo, por ende es un sector que realmente tiene una incidencia fundamental dentro de la economía porque utiliza mano de obra intensiva.
En el caso de Santa Fe se ubica en el cuarto lugar con un 8%, teniendo mayor incidencia el comercio y la producción de bienes y servicios para usos propios.

–¿Hubo un crecimiento del sector en los últimos años?
–Nosotros notamos un crecimiento mucho más marcado desde el 2004 de acuerdo al indicador sintético de la construcción (ISA) que representa una variación del 20,5%. El ritmo se mantuvo con valores menores hasta el 2008 cuya variación fue del 4,5% y en el año 2009 con el efecto de la crisis internacional toma una variación negativa del -2% que llevó a un repliegue de la actividad. Repuntó en 2011 con una variación de un 11% y crecer a partir de allí de manera más lenta.

Actualmente nosotros estamos analizando el tema desde otro lugar y hemos incorporado el análisis de las políticas públicas y en ellas la incidencia que puede tener el ProCrear.
Entendemos al programa como una alternativa, una política anti-cíclica que ha permitido satisfacer la posibilidad de adquirir y/o construir la vivienda propia y permite seguir manteniendo la mano de obra de la construcción. Lo que a su vez provoca un efecto derrame en otros sectores de la economía: pintura, electricidad, amoblamiento, gas.

RAZONES

–¿Por qué se reactivó en 2004-2008 la actividad luego de la crisis de 2001? ¿Qué factores incidieron?
–En este periodo se vio una mejora en la política económica y hubo sectores que se vieron favorecidos, como el sector rural ligado a la siembra de la soja, cuyos réditos económicos al exportarla, le permitieron a muchos invertir en el Boom del ladrilllo, mejorando sus viviendas y pudiendo invertir en la generación de otros bienes.

–¿Lo de la crisis internacional de 2008 fue realmente notorio?
–En Argentina, como en otros países del hemisferio ante el panorama externo se plantearon por parte del gobierno nacional una serie de políticas contracíclicas; cuando se sintió la reducción de la adquisición de bienes de capital y la contracción del comercio. Entre estas políticas algunas referidas a planes para comprar autos 0 km, heladeras, etcétera, y otras se tradujeron en un fuerte impulso a la inversión en la obra pública, junto al despliegue de planes y programas con destino al sector de la construcción.

–¿Cómo se notó el crecimiento en términos de la mano de obra?
–En plena crisis de los años 2001-2002, me parece representativo radiografiar el comportamiento de la mano de obra para significar la dinámica alcanzada en estos años. El colectivo de trabajadores de la construcción declarados a nivel país oscilaba entre 110.000 y 120.000 puestos y con la recuperación económica en un proceso estable, el crecimiento se percibió de manera constante y progresiva siendo un año clave el 2003, con un aumento de los puestos declarados. Esta tendencia ascendente y ya en el primer trimestre del año 2005, logra superar en más de un 100% el número de puestos mencionado para el período de crisis, posicionándose en 254.819 puestos en relación de dependencia, hasta trepar a fines del 2007 a más de 400.000 puestos declarados, coincidentes con el aumento de las tasas de empleo, luego en el 2009 hay una pérdida de puestos de trabajo. Es a partir del 2011 que se recuperan los puestos de trabajo, cuestión que se ha mantenido en el tiempo.

–Además de ProCrear, ¿qué otros planes de inversión en obra pública podemos mencionar?
–Después de la crisis 2008 hubo un plan para la construcción que quedó muy acotado a los profesionales y a un nivel salarial de sectores medios. El ProCrear ha permitido ampliar el abanico de beneficiarios que pueden acceder a la vivienda familiar, tanto por las condiciones que se exigen, como por la tasa de interés que tienen las cuotas.
En estos momentos estamos rastreando si hay a nivel de las dos provincias otras líneas de créditos que se le brinde a la ciudadanía, además de las viviendas sociales que les ofrecen desde los gobiernos provinciales.

–En términos de políticas públicas: ¿Cuáles se han desarrollado en el ámbito del trabajo en general y en la construcción en particular?
–La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha estado trabajando, y Argentina también, sobre el concepto de trabajo decente. En estos momentos se está luchando, aunque no se logre totalmente, por el trabajo registrado, por mejora en las condiciones laborales para los jóvenes, por blanquear, por hacer inspecciones para ver cómo está la situación. Creo que en el área rural esto se ha desarrollado aún más; estoy hablando a nivel del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTySS).
En lo que respecta al sector que nos interesa, además del desarrollo de capacitaciones con programas que se hacen desde la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra) y el MTySS, también se ha tratado de incentivar a través del ProCreAr la posibilidad de seguir manteniendo el mercado de trabajo de la construcción sin tantos sobresaltos.

Configuraciones al interior del campo

–Tomando lo de las relaciones laborales, ¿cómo se configuran dentro del sector?
–Las relaciones laborales son ambiguas y complejas. Podemos decir que aquellos que se encuentran dentro del sector formal de la economía, o sea cuando está declarada su condición de asalariado, forman parte de grandes o medianas empresas lo que les permite estar en blanco. Es decir tener además de un salario mensual, aportes jubilatorios y obra social.
Cuando se toma contacto con los obreros, siempre existe cierta tensión entre éstos y el empleador, que puede ser por la cantidad menor de horas trabajadas o en la modalidad de la paga.
Otra cuestión, cuando hablamos de empresas grandes no nos referimos solamente a aquellas que trabajan en una obra de construcción como por ejemplo un hospital, una escuela, un edificio. También hablamos de las que están unidas a la construcción de rutas, represas que forman parte de las que declaran a sus empleados y forman parte del empleo formal.
Hay otro grupo de trabajadores que conforman una parte del sector de la construcción; que incluimos dentro de la economía no registrada, que comprende a aquellas personas que aunque estén en relación de dependencia, se les paga de manera irregular, sin tener beneficios para su futuro. Son los que comúnmente se identifica como empleados no registrados “en negro”. Se suma dentro de este grupo a otros que trabajan como cuentapropistas haciendo modificaciones, reformas o viviendas unipersonales y las relaciones contractuales son solamente de palabra.

–¿Hay información sobre obreros registrados?
–A igual que en Argentina, en la economía entrerriana y luego en la paranaense también es la rama de la construcción el primer sector de mayor informalidad en el mercado laboral, seguido por las ramas de los servicios de alojamiento y restaurantes. Según los datos empíricos retratados al cierre de 2013, hubo 77,5% de asalariados sin descuentos en la construcción en Gran Paraná y un 85,8% alcanzado en el Gran Santa Fe, vulnerabilidad y asimetrías donde los planes de registración de empleo y control por parte de los gremios y los Ministerios de Trabajos no logran llegar al fondo de la cuestión.

–Ustedes evalúan en qué condiciones laborales están los trabajadores?
–Sí. Primero definimos que éste es un grupo en cuya subjetividad se puede entender la identidad de manera colectiva. Dicha subjetividad está signada por la dinámica que se va dando, por el tipo de relación laboral que gestan, por el imaginario de un presente y un futuro.
Lo analizamos a partir de las dos miradas metodológicas que tiene nuestro trabajo. Una cuantitativa y otra cualitativa. Cuando hablamos de lo cuantitativo nos referimos a la posibilidad de un análisis de cómo va la dinámica a partir de información secundaria que obtenemos, ya sea del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), de la Dirección de Estadística de Entre Ríos, el Instituto de Santa Fe o el Ministerio de Trabajo. Y cuando hablamos de la construcción de la subjetividad como una configuración específica de este sector, es cuando buscamos el diálogo con ese otro. Para ello pactamos entrar en una obra y de esta manera conversamos con los trabajadores, además de hacer un análisis a partir de entender que la construcción es una actividad de riesgo y como tal evaluamos si se cumplen las normas básicas de protección de higiene y seguridad en el momento en que están en obra.

Fuente: El Diario, Entre Ríos