En los supermercados rosarinos se desechan verduras y frutas por «motivos estéticos»
15/09/2015 MUNICIPIOSTratamiento de residuos. Muchos las donan al Banco de Alimentos. Así lo revela un trabajo realizado por el Banco Mundial y la UNR a pedido del municipio.
El 45 por ciento de los desperdicios en alimentos en supermercados rosarinos son frutas y verduras desechadas por «motivos estéticos». Así se desprende de los resultados preliminares de la encuesta que vienen realizando los consultores contratados por el Banco Mundial y la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Una base de datos con la que el Ejecutivo local pretende avanzar con una estrategia para reducir los desperdicios que se generan en toda la cadena alimenticia, desde el productor hasta el consumidor final.
Otro dato que surge del estudio es el 40 por ciento de los desperdicios en los restaurantes y bares son alimentos, porcentaje que duplica las estadísticas que distintos organismos internacionales refieren cuando se trata de consumo domiciliario.
El relevamiento que está a poco de concluir es sobre una muestra de 160 comercios, industrias y empresas de servicios como restaurantes, bares, hoteles, los dos mercados centrales, supermercados y mayoristas de alimentos y bebidas de Rosario.
El trabajo también relevó que los restaurantes generan menos, en promedio, de un metro cúbico de residuos por día. De ese volumen, el 60 por ciento son orgánicos, de los cuales el 40 por ciento son desperdicios de alimentos.
Durante varias de las reuniones que sostuvieron ayer los consultores contratados por el Banco Mundial con funcionarios de la Subsecretaría de Medio Ambiente se arrojaron otros datos preliminares en cuanto al sondeo que se inició con grandes supermercados de Rosario. «Los residuos generados en total son 5,1 metros cúbicos por día, de ese volumen, 1,4 metro cúbico son desperdicios de alimentos», adelantó la titular del área, Cecilia Mijich.
Para tener dimensión sobre la escala de lo que representan los desperdicios en estos sectores en la ciudad, la Guía Productiva municipal refleja que hay 314 negocios inscriptos como vendedores mayoristas de alimentos, bebidas y tabaco en Rosario, otros 1.873 en el rubro de venta al por menor (supermercados, minimercados, kioscos y similares), 3.275 locales minoristas especializados de productos alimentarios y 652 industrias relacionadas con alimentos y bebidas.
En el rubro de servicios, hay 1.658 hoteles y restaurantes, de los cuales 194 son las firmas habilitadas para brindar servicios de alojamiento y hospedaje, el resto 1.464 brindan servicios de comida y bebidas.
El 80 por ciento de los restaurantes y hoteles consultados aseguró que separa el aceite de cocina usado, y estimaron que recolectan aproximadamente 50 litros por semana. El 73 por ciento manifestó que adoptaría la práctica de separar los desperdicios de alimentos y el 35 por ciento de los restaurantes que contestaron que separan sus residuos secos.
También se presentaron datos preliminares en cuanto al sondeo que se inició con grandes supermercados de Rosario. En este caso, los residuos generados en total, son 5,1 metros cúbicos por día, de ese volumen, 1,4 metro cúbico son desperdicios de alimentos.
Sólo restan relevar pocas firmas para culminar el informe, pero a los consultores les llamó la atención la resistencia de algunos supermercados y en la industria alimenticia en dar a conocer qué hacen con sus desperdicios, lo que abrió interrogantes hacia áreas de control municipal sobre el manejo de residuos, en las que los grandes generadores están encuadrados en un régimen particular.
Dentro de las empresas relevadas, dos de cada tres supermercados reutilizan los alimentos antes de que se echen a perder. En este rubro el mayor porcentaje de desperdicios de alimento se registra en las frutas y las verduras, un 45 por ciento, por motivos estéticos. Algunos lo donan al Banco de Alimentos Rosario.
La iniciativa se enmarca en otras actividades que se llevan adelante y tienen como principal objetivo minimizar la cantidad de material que se envía a relleno sanitario, entre ellas se puede mencionar el «Canje saludable», el programa «Separe», la recepción de residuos informáticos en desuso o la recolección de aceite vegetal usado.
«Entendiendo que el proceso de producción y manufactura de los alimentos significa poner en marcha recursos económicos, energéticos y humanos, uno de los ejes de la iniciativa pretende revalorizarlos y sensibilizar a las personas para que no se desperdicien, se reutilicen y se consuman responsablemente», señaló Mijich.
En este sentido, los datos globales sobre la problemática indican que anualmente se desperdicia un 30 por ciento de alimentos. La lista es encabezada por las frutas y verduras en un 45 por ciento, cereales y carnes un 30 por ciento en ambos casos y lácteos un 20 por ciento.
Estas pérdidas significan además un desperdicio de los recursos dispuestos para la producción de los alimentos como el agua, las emisiones de carbono y el terreno productivo. Se estima que en Latinoamérica se desperdician 230 kilos de alimentos por persona por año.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los desperdicios de alimentos se producen un 28 por ciento en consumo, 28 por ciento en producción, 22 por ciento en manejo y almacenamiento, 17 por ciento en mercado y distribución, 6 por ciento durante el procesamiento.
También apunta que los alimentos que se desperdician a nivel de la venta de supermercados en América latina podrían satisfacer las necesidades alimenticias de más de 30 millones de personas, es decir, el 64 por ciento de quienes sufren hambre en la región.
Y cuando ya se intentó todo y sólo queda desecharlo, aún así queda una oportunidad: el compostaje. Entre el 40 y 50 por ciento en peso de la basura que se genera en las casas son residuos orgánicos.
Ambientalistas y empresarios
Funcionarios de la Subsecretaría de Medio Ambiente municipal y los consultores del Banco Mundial se reunirán hoy con representantes de distintas organizaciones empresarias y sociales en la planta de compostaje de Bella Vista. Fueron convocados ambientalistas, supermercadistas, gastronómicos y hoteleros para escuchar sus opiniones y avanzar, junto con las cifras relevadas, en el armado de un plan de trabajo.