En Rosario, el paro municipal frenó 4 mil trámites y el centro fue una feria
21/02/2014 SINDICATOSEl paro que los trabajadores municipales de toda la provincia cumplieron ayer tras haber rechazado un aumento salarial del 26 por ciento escalonado y una suma de mil pesos por única vez tuvo efectos más que visibles en Rosario. En el centro, las peatonales se convirtieron en una enorme feria a cielo abierto, con más de 35 puestos o mantas por cuadra, y el tránsito, estacionamiento y carriles incluidos, se resintió.
Fuera de los bulevares, la ausencia de los organismos de control dejó desguarnecidas sobre todo las tres zonas donde la Corriente Clasista y Combativa (CCC) realizó piquetes en reclamo de trabajo, salud y el fin de criminalización de las protestas. Y en lo referente a trámites municipales presenciales, según estimaron desde la Secretaría General, por todo lo que no se pudo hacer ayer quedaron, entre los cinco centros de distrito, unas 4 mil gestiones pendientes.
El panorama podría repetirse la semana próxima, ya que la Federación Santafesina de Trabajadores Municipales (Festram) tiene prevista otra medida para el miércoles y jueves.
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Antes, el martes, dirigentes sindicales e intendentes y jefes comunales volverán a verse las caras, pero en los ámbitos gremiales cundía cierto escepticismo dada la distancia inicial que se dio entre sus exigencias y el ofrecimiento de las autoridades.
De hecho, la propuesta consistió en un pago de 1.000 pesos por única vez en febrero y un 26 por ciento de aumento escalonado durante el 2014: 16 en marzo y el otro 10 en julio. La propuesta quedó lejos del 33 por ciento sin escalonar ni cuotas fijas planteado por los municipales.
De allí el enojo que mostró ayer el secretario general del gremio local, Antonio Ratner, al enterarse de que mientras las autoridades «pintan a los trabajadores como la fuente de todos los males» y los «enfrentan con la sociedad por pedir un 33 por ciento de aumento del salario», la Intendencia «no tiene problema en pedir un reajuste del presupuesto municipal que ya se votó con una suba del 32 por ciento de la tasa y tampoco con mandar un pedido de aumento del boleto del 39 por ciento».
«Todo basado en el mismo índice inflacionario, pero se enojan cuando nosotros pedimos una actualización del salario, porque ya ni siquiera estamos hablando de aumento, en el mismo porcentaje», disparó.
Los efectos
Ya se sabe que los paros tienen efectos. Y hasta podría ensayarse que su eficacia depende de cuán visibles sean. Los de ayer, en Rosario, fueron evidentes.
«Donde más se nota es en el centro: no se respetan el estacionamiento ni los carriles, para no hablar de lo que pasa en la peatonal», graficó ayer Alberto, chofer de un remís de Primera Clase.
Y era cierto. En una recorrida que realizó este diario por las dos peatonales céntricas, observó que, aprovechando la ausencia de los inspectores, en algunas cuadras los puestos de vendedores ambulantes superaban los 35.
Los rubros fueron de lo más diversos. Una porción generosa la representó el universo de «lo trucho»: por ejemplo, de puestos de lentes con graduación sin receta y sobre todo de películas.
También se vio gran cantidad de manteros con producción artesanal: cueros, bijouterie, juguetes y hasta ropa. Pero por supuesto abundaron los artículos que se venden en cualquier local establecido y de producción industrial: felpudos, juguetes, relojes, almohadones, ropa, termos, mates y otro sinfín de novedades.
«La verdad es que hoy se mueve, se vende mucho mejor que cuando no hay paro municipal», reconoció una puestera que exhibía nada menos que cactus y bonsais, y que suele desplegar esa misma oferta en plaza Pringles.
Porque de hecho, muchos de los puesteros que en un día normal ofrecen su mercadería en otras calles y hasta ferias ayer coparon las peatonales, convencidos de que allí «se vende mucho mejor».
En otra manta con artículos de novedades desplegada en Córdoba entre Sarmiento y San Martín, la puestera —que habitualmente trabaja sobre San Luis o en una feria de zona sur— sostuvo que un día de paro municipal se puede vender «por más de mil pesos», de los cuales cerca del 50 por ciento queda como ganancia, admitió.
Además de las áreas de control, la huelga paralizó todas las oficinas de atención al público y en Salud hubo sólo guardias mínimas. Ninguna de esas postales cayó bien entre las autoridades. Y la intendenta Mónica Fein se encargó de dejarlo en claro.
«Nunca la ciudad está preparada para el paro, afecta a muchísimos ciudadanos, a los que utilizan el sistema de salud, a los que sacan el registro de conducir, todo lo que significa las áreas de control, creo que es un fuerte daño innecesario en el marco de todo lo que estamos viviendo», dijo la funcionaria en declaraciones a La Ocho.