En Rosario, la mitad de los jóvenes empleados está en situación informal

La Organización internacional del Trabajo lanzó una campaña para promover el diálogo en torno al acceso de la juventud al trabajo decente

La Organización internacional del Trabajo lanzó una campaña para promover el diálogo en torno al acceso de la juventud al trabajo decente

Vacaciones, aguinaldo o aportes jubilatorios son palabras poco conocidas para la mitad de los jóvenes empleados que viven en Rosario. El problema abarca a unas 55 mil personas de entre 14 y 29 años que tienen un trabajo, pero en situación informal. La oficina en Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó una campaña para visibilizar las expectativas y experiencias de las juventudes en torno al acceso al trabajo decente.

De acuerdo a las estimaciones de la organización internacional, en el país, pese a registrarse una leve mejora en 2023, la tasa de desempleo de las personas jóvenes actualmente alcanza el 20 por ciento. Esa población se ubica entre las que encuentran más dificultades para tener un empleo formal: durante el primer trimestre de 2024, la tasa de informalidad de personas jóvenes fue del 60 por ciento, contra el 42,2 por ciento de las personas adultas.

Además, la brecha evidencia factores de género, porque entre las personas de 18 a 24 años, la tasa de ocupación de las mujeres jóvenes para el mismo período del año fue del 36,2 por ciento, versus el 47,9 por ciento de sus pares varones.

Para Bárbara Perrot, especialista en empleo y desarrollo productivo de la Oficina de País de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para la Argentina, «el trabajo decente sintetiza la aspiración de que todas las personas jóvenes y adultas tengan oportunidades para realizar una actividad productiva que aporte un ingreso justo, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias. Además ofrece mejores perspectivas de desarrollo personal y favorece la integración social».

La situación en Rosario
De acuerdo a datos de la Fundación Banco Municipal, aproximadamente la mitad la población joven del Gran Rosario que cuenta con un salario es informal. En números concretos: 56.997 jóvenes que reciben un sueldo están en el mercado formal, 54.819 son asalariados informales y 21.347 son cuentapropistas.

El informe de la fundación se basa en los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) correspondientes al primer trimestre de 2024. En ese período, se observó una reducción interanual de 15,3% en la cantidad de jóvenes de 14 a 29 años que forman parte de la fuerza laboral y de 10,7% en los que trabajan.

El resultado fue una marcada contracción de los índices del desempleo entre las juventudes, pero esta caída no se debió a una expansión de los puestos de trabajo, sino a que gran cantidad de jóvenes dejó de buscar empleo activamente, pasando a formar parte de la población inactiva.

Entre los jóvenes ocupados al primer trimestre de este año, predomina el empleo asalariado (83,4%), el resto trabaja por cuenta propia. Entre los asalariados, aproximadamente la mitad son informales; lo que indica que alrededor del 41% de los jóvenes ocupados en la región se encontraban en situación de informalidad laboral.

Un mundo cambiante
«Las innovaciones de la revolución digital, reconfiguraciones de la organización del trabajo y situaciones heterogéneas en el mundo laboral abren interrogantes sobre la creación de empleo decente para las personas jóvenes, sus transiciones de la escuela al trabajo, de la informalidad hacia la formalidad y la extensión de derechos fundamentales de trabajo», apunta Perrot, economista por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y magíster en economía internacional y regulación por la Université Paris XIII.

La especialista destaca que aun en ese contexto, «las y los jóvenes tienen derecho a un ambiente de trabajo seguro y libre de riesgos que puedan comprometer su salud», como la posibilidad de acceder a vacaciones pagas, licencias en el caso de embarazo, accidentes o enfermedad; a los beneficios de la seguridad social, como jubilaciones y servicios de salud, y «a un trabajo libre de discriminaciones por motivos de edad, género o condición social entre otros beneficios reconocidos por la normativa laboral vigente en el país».

El trabajo decente, dice, «sintetiza la aspiración de que todas las personas jóvenes y adultas tengan oportunidades para realizar una actividad productiva que aporte un ingreso justo, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias».

Trabajo decente, el gran desafío
No obstante, la realidad del mercado de trabajo en el país, el ingreso temprano en el mercado de trabajo, la deserción escolar, las inserciones laborales precarias, la inestabilidad laboral y la sobrecarga de tareas de cuidado, en el caso de las mujeres, hacen que los jóvenes enfrenten «grandes desafíos para conseguir y sostener un trabajo decente».

Sobre este tema se basa la campaña de comunicación lanzada recientemente por la oficina en Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Con el nombre de Laburencers, busca visibilizar las expectativas y experiencias de las juventudes en torno al acceso al trabajo decente.

La especialista marca también la importancia de las políticas públicas para «promover una mayor formalización y reducir las brechas de género», dos factores que considera claves para brindar trayectorias laborales virtuosas para los jóvenes.

En un relevamiento realizado por la OIT sobre los programas activos del mercado del trabajo desarrollados en 62 países, los ejemplos más exitosos incluyen «programas de capacitación y formación para el desarrollo de habilidades técnicas y blandas con el objetivo de aumentar empleabilidad, la promoción de emprendimientos y el acceso al capital; los servicios de empleo que incluyan asesoramiento laboral, asistencia para la búsqueda de empleo y/o servicios de tutoría y programas de empleo intensivos en mano de obra, autoempleo o subsidios salariales».

Fuente: La Capital