Un encuentro que une a comunidades aborígenes, Rosario, 12 y 13 de agosto

A partir de hoy indagarán sobre "el buen vivir" y el domingo la ciudad será sede de la primera reunión de mujeres indígenas.

A partir de hoy indagarán sobre «el buen vivir» y el domingo la ciudad será sede de la primera reunión de mujeres indígenas.

Rosario será sede a partir de hoy del Primer Encuentro Intercultural por el Buen Vivir, el sugestivo nombre de un diálogo que durante tres jornadas mantendrán referentes de distintos grupos étnicos, abierto al público en general. La invitación permitirá conocer —o al menos atisbar— otras formas de pensamiento, música y danza, aromas y maneras de concebir la salud, el intercambio y el amor que conviven, a veces sigilosamente, con las prácticas «occidentales». El domingo, como corolario, se hará el Primer Encuentro de Mujeres Indígenas de Abya Yala, nombre que el pueblo Kuna de Panamá y Colombia dio a lo que luego de la conquista se conocería como América, adoptado por las organizaciones indígenas del continente.

La apertura será hoy, a las 17, en el Almacén de las Tres Ecologías (Presidente Roca y el río), con una charla y la presentación de la comisión de mujeres del Consejo de Políticas Indígenas que funciona en la ciudad.

En el lugar habrá música en vivo y comidas típicas de los distintos pueblos que participarán de la convocatoria, entre ellos el mayoritario Qom, pero también de otras comunidades aborígenes que tienen miembros en Rosario, como mocovíes, mapuches, quechuas, aymaras, tupí guaraníes, wichis y kollas.

¿Pero por qué Encuentro Intercultural por el Buen Vivir? «Porque para estas cosmovisiones el «vivir mejor» implica que hay otro que «vive peor». En cambio, el «buen vivir» supone un bienestar colectivo, en armonía con la naturaleza y con la vida, no un progreso individual y de acumulación de objetos como alienta el capitalismo», explica una integrante del Consejo Indígena, «mujer quechua» y funcionaria de la Secretaría de Salud, Analía Chumpitaz.

Ese buen vivir adopta los13 principios del Sumak Kawsay del mundo andino (saber comer, dormir, beber, danzar, meditar, pensar, hablar, escuchar, amar y ser amado, entre otros), que «en términos occidentales podrían sintetizarse en las grandes temáticas de la producción, la salud, la educación y la política», traduce Chumpitaz.

Sobre todas esas cosas —la vida misma— debatirán el sábado los asistentes al encuentro, ese día en el Centro de Convivencia Barrial (CCB) Nº 8, de Rouillón 4350. Lo bueno es que esa vez los talleres y las charlas estarán «muy abiertos» a todo público, afirma Oscar Talero, histórico referente del pueblo Qom y defensor de los derechos indígenas, quien recordó que en Santa Fe viven hoy unas 60 comunidades aborígenes.

Los talleres arrancarán el sábado a las 9 y las 11 se hará un plenario. A las 13 la cosmovisión compartida por mujeres quechuas, aymara y kolla se plasmará en un ritual de la Pachamama. Luego habrá una comida comunitaria y a las 16 la cosmogonía toba se plasmará en una ceremonia del fuego.

El domingo se acentuará el protagonismo femenino en el Primer Encuentro de Mujeres de Abya Yala, que desde las 9 tendrá lugar en el mismo CCB de Rouillón. La convocatoria hará también de «previa» para elaborar un documento (traducido a las lenguas mapudungun, qom, quechua, aymara y guaraní) para el III Congreso de Mujeres de Abya Yala que en septiembre se hará en Buenos Aires.

De hecho, las mujeres aborígenes ejercen un papel determinante en la defensa y el rescate de tradiciones, algo clave en el contexto de aculturación que trajeron las migraciones, ya que «más del 50 % de los integrantes de las comunidades nacieron en Rosario y para muchos de sus jóvenes, por ejemplo, resulta vergonzoso hablar su lengua o contar cómo se vive en su casa», recuerda Chumpitaz.

Ruperta Pérez, otra referente qom, tiene «mucha expectativa» de que «en este encuentro de la pluriculturalidad se pueda compartir sabiduría y festejo entre todos los hermanos de distintas etnias». Los rosarinos a secas, los que no integran una minoría étnica, serán igual de bienvenidos.

Fuente: La Capital Rosario