Entre Ríos: Empleo que sobrevive a la pandemia y las permanentes crisis

Cuidar el trabajo ha sido casi una gracia divina. Se agudiza la pérdida del poder adquisitivo, crece la informalidad en el empleo, la pobreza y la exclusión.

Cuidar el trabajo ha sido casi una gracia divina. Se agudiza la pérdida del poder adquisitivo, crece la informalidad en el empleo, la pobreza y la exclusión.

En medio de la inédita situación que vive el mundo por la pandemia de Covid-19, el trabajo afronta nuevos y complejos desafíos, y atraviesa contextos y realidades dispares. Últimamente, el mercado laboral en el país ha conocido pocos tiempos de bonanza. Poco empleo genuino se ha generado. El coronavirus agravó esa realidad, y al mismo tiempo acunó nuevos conceptos: trabajo a distancia o virtual, rubros sin actividad o con funcionamiento restringido, reconversión laboral, son aristas de un proceso de cambio aún en desarrollo, y cuyo horizonte plantea numerosos interrogantes.
Esenciales, en la primera línea de batalla contra la enfermedad, otras formas de identificación o clasificación.
Pero en este difícil contexto, cuidar el empleo existente ha sido la principal misión de autoridades políticas, patrones y de los propios trabajadores.

Por lo tanto, tener trabajo hoy es una gracia casi divina, una celebración para muchas familias, mientras será motivo de plegarias, deseos y ruegos para tantas otras, que hoy no pueden asegurar obtener el sustento diario a partir de su esfuerzo.

En Entre Ríos, sobre una Población Económicamente Activa calculada en más de 600.000 personas, hay poco menos de 400.000 asalariados, unos 140.000 en el ámbito público nacional, provincial y municipal, 210.000 en el sector privado, aunque en este último caso, la informalidad alcanza a casi el 40%; el resto incluye a trabajadores de casas particular autónomos y monotributistas.

Precisamente, la actividad privada, la mayor generadora de trabajo y de ingresos en la población, resultó particularmente afectada en algunos rubros muy emblemáticos en la provincia, como el turismo, la hotelería y gastronomía, e incluso el comercio. Actividades relacionadas con el campo, la alimentación e incluso la industria, no tienen una demanda intensiva de mano de obra.

Como en el país, en la provincia el trabajo privado registrado o en blanco está por debajo de hace una década. Y en el inicio de 2021, aún no recuperó el nivel de puestos previos a la pandemia del Covid-19.

El último registro del Ministerio de Trabajo de la Nación, en base a los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), arrojó un total de 127.700 trabajos formales en el ámbito privado entrerriano.

En enero del año pasado, antes de la irrupción del coronavirus, había 129.400. En el repaso de las estadísticas mensuales de los últimos 10 años, queda en evidencia la destrucción del empleo experimentada por recurrentes crisis, y evidentemente falta de promoción: en enero de 2011 había 127.800.

La gravedad de la situación queda en evidencia al plantear la imposibilidad de absorber las personas que cada año se incorporan, por edad, al mercado laboral.

Entre enero de 2011 y de 2021, durante esos años hubo constantes y fuertes oscilaciones: los picos más altos fueron 144.100 empleos privados en blanco, en octubre de 2015, o 144.900 en octubre de 2016.

Precisamente, desde la crisis económica que comenzó en junio de 2018, con la devaluación y endeudamiento del gobierno nacional anterior, en la provincia se perdieron 17.200 empleos privados.

Informe nacional
En el último informe oficial del Ministerio de Trabajo de la Nación, correspondiente al mes de enero, se afirma que la cantidad de personas con trabajo registrado en el total país alcanzó a 11,906 millones: se contabilizan 9,545 millones de personas asalariadas registradas (incluyendo al sector privado, sector público y el trabajo en casas particulares) y 2,362 millones de trabajadores independientes (monotributistas y autónomos) Respecto del mes anterior, la cifra se ha mantenido estable.

Así, luego de tres meses de fuerte contracción del trabajo registrado debido a la pandemia –marzo, abril y mayo–, se acumularon cuatro meses consecutivos con variaciones positivas, se mantuvo estable en octubre y noviembre, registró caída en el último mes del 2020, y nuevamente, en el primer mes del año de 2021 se observa estabilidad.

Con respecto al mismo mes del año anterior, el trabajo registrado cayó 1,8% (hubo 212.600 trabajadores menos).

En la comparación mensual sin estacionalidad también se observa un comportamiento heterogéneo, con 18 provincias mostrando variaciones positivas. Los crecimientos más importantes se verificaron La Rioja (2,4%), Catamarca (1,3%), Formosa (1%), Chaco (7%), Santa Fe (7%), Entre Ríos (0,7%), Salta (0,6%), San Juan (0,6%), San Luis (0,6%), Tucumán (0,3%).

La gravedad de la situación queda en evidencia al plantear la imposibilidad de absorber las personas que cada año se incorporan, por edad, al mercado laboral.

Entre enero de 2011 y de 2021, durante esos años hubo constantes y fuertes oscilaciones: los picos más altos fueron 144.100 empleos privados en blanco, en octubre de 2015, o 144.900 en octubre de 2016.

Precisamente, desde la crisis económica que comenzó en junio de 2018, con la devaluación y endeudamiento del gobierno nacional anterior, en la provincia se perdieron 17.200 empleos privados.

Fuente: Uno