España y Cataluña abrieron un diálogo sobre la autonomía catalana

Los independentistas llegan a la cita con dos demandas clave que el Gobierno español ya anticipó que no contempla aceptar: el permiso para la celebración de un referéndum de autodeterminación y un pedido de amnistía para los encausados en 2017.

Los independentistas llegan a la cita con dos demandas clave que el Gobierno español ya anticipó que no contempla aceptar: el permiso para la celebración de un referéndum de autodeterminación y un pedido de amnistía para los encausados en 2017.

Los presidentes de España, Pedro Sánchez, y de la región autónoma de Cataluña, Pere Aragonés, retomaron conversaciones sobre la autonomía catalana tras una pausa por la pandemia, en una reunión que estuvo marcada por las divisiones entre los separatistas.

El encuentro, que se celebró en Barcelona, comenzó con una reunión bilateral entre Sánchez y Aragonés.

Sánchez reconoció la lejanía de posiciones con Aragonés, pero dijo confiar en la negociación para resolver el conflicto político.

«Hemos constatado que seguimos manteniendo posiciones políticas muy alejadas, radicalmente distintas, pero hemos coincidido que la mesa de diálogo es el mejor camino para avanzar y encontrar soluciones», sostuvo el presidente español en conferencia de prensa tras reunirse con el líder independentista.

«Hemos constatado que seguimos manteniendo posiciones políticas muy alejadas, radicalmente distintas, pero hemos coincidido que la mesa de diálogo es el mejor camino para avanzar» PEDRO SÁNCHEZ

«Fue una reunión de casi dos horas que considero importante porque supone la voluntad de los dos gobiernos de buscar soluciones», afirmó Sánchez, quien agradeció la hospitalidad del líder independentista y expresó su «cariño» por Cataluña.

Aragonés, por su parte, también destacó la importancia del diálogo y sus dificultades.

«Estamos en un momento para centrarnos en la construcción de confianza y de metodología, de reforzar el proceso de negociación con un trabajo discreto pero periódico», afirmó el líder independentista después de la reunión, a la que calificó un «punto de partida» y una «nueva fase en el conflicto político con el Estado español».

«Constatamos las dificultades de estos procesos, que nunca son fáciles y siempre largos, pero subrayamos la voluntad de trabajo y el consenso de que la mesa es el instrumento adecuado», agregó.

Los independentistas llegaron a la cita con dos demandas clave: el permiso para la celebración de un referéndum de autodeterminación, que requeriría modificar la Constitución, y un pedido de amnistía para los encausados por participar del desafío secesionista de 2017.

Dicho intento unilateral de separación por medio de un referéndum quedó trunco después de que Madrid interviniera la autonomía de Cataluña y persiguiera a sus líderes, algunos de los cuales se exiliaron o fueron detenidos, entre ellos, el entonces presidente regional, Carles Puigdemont.

La formación Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), en cambio, socio clave de la coalición de Sánchez en el Congreso español, apuesta por una estrategia más flexible en busca de obtener ventajas económicas para la región a la vez que presiona por la independencia.

Madrid sostiene que cualquier voto sobre el futuro de Cataluña debería basarse en una propuesta para mejorar la relación de la región con el resto de España.

Los independentistas llegaron con dos demandas clave: el permiso para la celebración de un referéndum y un pedido de amnistía para los encausados por participar del desafío secesionista de 2017

Sobre la petición de un referéndum de autodeterminación y amnistía para los encausados independentistas, Sánchez dijo que «no es posible» para el Gobierno de España.

Por este motivo, consideró importante comenzar a negociar sobre asuntos donde las posiciones sean «más cercanas» con la «esperanza de llegar a una solución pactada» en un futuro.

Sánchez cree que el «reencuentro» con Cataluña es «clave» tras una década de conflicto en torno al proceso independentista y se mostró decidido a «recobrar afectos» entre los catalanes.

Sin embargo, el lunes, al confirmar que estaría en la reunión, Sánchez marcó el terreno cuando les solicitó a los soberanistas que no centren la cita en el referendo de autodeterminación porque eso es inaceptable para el Gobierno y solo llevaría a la frustración.

«Empecemos por las cuestiones en las que nos podemos entender», reclamó el líder español. «El referendo, no solo está fuera de la Constitución, tampoco es lo que necesita Cataluña en este momento, más fracturas. Además, lo que sea (referente a) España lo tenemos que decidir entre todos los españoles», advirtió el mandatario.

Las expectativas de éxito son escasas: no se espera más que un acuerdo sobre la metodología de las reuniones siguientes

Para sumar tensión a la negociación, esta semana Madrid anunció que suspendía una inversión millonaria en el aeropuerto de Barcelona, uno de los primeros resultados de la colaboración de ERC con los socialistas, junto con el indulto a los separatistas de 2017.

Aragonés dijo que era un «chantaje» pero mantuvo su fidelidad a Madrid y excluyó de la negociación a los miembros de JuntsXCat que no integran el Gobierno regional, una jugada con la que evitó desafiar a Sánchez pero que le abrió un frente con Puigdemont.

Las expectativas de éxito son escasas, por lo que de la reunión no se espera más que un acuerdo sobre la metodología de las reuniones siguientes.

Fuente: Telam