Estambul y Hong Kong: dos victorias para el campo democrático

En apenas dos semanas, la democracia se anotó dos grandes victorias en puntos muy distantes del planeta pero con varios factores comunes: Hong Kong y Estambul.

En apenas dos semanas, la democracia se anotó dos grandes victorias en puntos muy distantes del planeta pero con varios factores comunes: Hong Kong y Estambul.

En apenas dos semanas, la democracia se anotó dos grandes victorias en puntos muy distantes del planeta pero con varios factores comunes: Hong Kong y Estambul. En las dos metrópolis, una sociedad civil movilizada frenó al poder central autoritario. Un poder caudillista y religioso, en el caso de Turquía, y dictatorial totalitario, en el de China.

Los hongkoneses frenaron mediante unas movilizaciones callejeras sin precedentes, con hasta dos millones de ciudadanos en las calles, el proyecto del gobierno títere local para extraditar a Pekín a personas imputadas en causas penales. Era abrir la puerta a la represión de quienes en Hong Kong critican públicamente y en los medios de comunicación la politica ultrarrepresiva del régimen chino. Este rasgo se ha agravado bajo el mandato del presidente Xi Xinping. El régimen chino ha llegado a secuestrar a sus críticos en pleno día en las calles de Hong Kong. Pekín ha ido avanzando sobre el régimen de libertades que Hong Kong mantiene desde que era colonia de Londres. Este régimen colonial se terminó en 1997, pero la ciudad mantiene un status especial, casi único en China (la otra excepción es Macao), donde por fuera de la ciudad reina la represión y la vigilancia implacable del Estado sobre los ciudadanos. En China, las redes sociales no son las que se usan en el resto del mundo sino otras clonadas. Google y Facebook hicieron concesiones para poder entrar en el gigantesco mercado chino. Una vergüenza que no preocupa a sus accionistas. Hong Kong fue modelo económico a adoptar,cuando hace más de 40 años Deng se dio cuenta que debía archivar el comunismo disfuncional de Mao. Se crearon así las «zonas especiales» en la costa china sobre el modelo de Hong Kong. La historia evidencia la dualidad del modelo chino: Hong Kong, modelo en materia económica, es mal ejemplo y un peligro a combatir en materia de libertades políticas y personales. Es evidente el temor del régimen a que, vía Internet, el «mal ejemplo» de los hongkoneses se infiltre y se «contagie» al resto de la por ahora disciplinada y atemorizada sociedad china.

En Turquía, el dominio del presidente islamista Erdogan es diferente: gana elecciones desde hace 16 años. Desde los tiempos en que Erdogan era celebrado en Europa como la cara democrática y moderna del islam (Zapatero y su «alianza de civilizaciones») ha pasado mucha agua autoritaria bajo el puente. La represión de las movilizaciones de 2013 fueron un punto de quiebre (ayer justamente se presentaron cargos muy graves contra 16 acusados por aquellas manifestaciones). El poder de Erdogan y su partido en la ciudad más grande de Turquía parecía una lápida inamovible sobre los sectores laicos prooccidentales y sus esperanzas de ser alternativa a la hegemonía islamista. Ahora, la victoria del socialdemócrata Ekrem Imamoglu pone todo en discusión, incluso el poder de Erdogan según los analistas que conocen de cerca el país.

Estambul y Hong Kong tienen algo en común: son grandes ciudades cosmopolitas, abiertas y muy diversas. La metrópolis es la mejor «fórmula» para crear un pluralismo vital, con diversidades en convivencia. Así se construye desde «abajo» una democracia real, tangible, de ciudadanos-vecinos, por la que estos están dispuestos a poner el cuerpo cuando saben que están en peligro sus libertades cotidianas. En tiempos de continuos avances del autoritarismo, en general bajo el modelo plebiscitario y populista, es una doble gran noticia lo ocurrido en pocos días en estas dos metrópolis tan distantes.

Fuente: La Capital