«Este triunfo no hubiera sido posible sin el acuerdo de paz», dijo la senadora colombiana

Sandino dialogó con Télam sobre "el derecho a vivir la emoción" de que Gustavo Petro asumirá en agosto como el próximo presidente de Colombia, y lo comparó con la esperanza que sintió cuando se fue "a la montaña", a militar en "la insurgencia" de las FARC durante 23 años.

Sandino dialogó con Télam sobre «el derecho a vivir la emoción» de que Gustavo Petro asumirá en agosto como el próximo presidente de Colombia, y lo comparó con la esperanza que sintió cuando se fue «a la montaña», a militar en «la insurgencia» de las FARC durante 23 años.

La senadora colombiana y exlíder de las FARC Victoria Sandino afirmó este domingo que la victoria de la izquierda en las elecciones presidenciales de hace dos semanas «no hubiese sido posible sin la firma de los Acuerdos de Paz, que generaron condiciones para la oposición, aun con tropiezos en su cumplimiento».

Sandino, que llegó a su banca en el Senado también como resultado de la firma de paz, dialogó con Télam sobre «el derecho a vivir la emoción» de que Gustavo Petro asumirá en agosto como el próximo presidente de Colombia, y lo comparó con la esperanza que sintió cuando se fue «a la montaña», a militar en «la insurgencia» durante 23 años.

En la charla celebrada en su despacho en el Senado, que abandonará en julio próximo, repasó los temas pendientes de los Acuerdos de Paz de los que fue parte como negociadora, llamó a construir una «pedagogía para la paz» y habló de la importancia de Francia Márquez en la vicepresidencia.

De origen rural, madre negra y padre mestizo, Sandino habló entre lágrimas sobre la juventud que se volcó a las calles durante los festejos luego de la victoria del Pacto Histórico.

«Mi padre murió sin poder retornar a su tierra. La Fuerza Aérea ametralló toda el área y al mes cuando pretendieron retornar a su finca ya estaba ocupada por personas puestas por los paramilitares». (Foto: Pablo Añeli)
-Senadora, ¿qué significa que por primera vez asuma un gobierno de izquierda en Colombia?

-A pesar de que lo queríamos con el alma, no lo podíamos creer. Este cambio es el acumulado de años de lucha y resistencias, de acciones no sólo por la vía electoral, sino de movilización. Esta victoria no hubiese sido posible sin la firma de los Acuerdos de Paz, que generaron condiciones para la oposición aún con tropiezos en su cumplimiento. No va a ser fácil. La clase dirigente no va a permitir transiciones tan libres.

-El presidente electo está dando pasos para formar un Gran Acuerdo Nacional, ¿es para garantizar la gobernabilidad?

-Sí, hay que garantizar que el gobierno tenga juego, que los proyectos de ley pasen a los debates del Congreso. Fueron muchas las iniciativas que procuramos adelantar, pero no teníamos mayoría. Hay que garantizar esas mayorías para tener gobernabilidad. Una de las banderas del presidente va a ser la paz en su gobierno al que llamó «potencia mundial de la vida».

Tiene sentido, porque el asesinato de líderes sociales es algo bárbaro que no se dio ni en las dictaduras del Cono Sur. Colombia se ufana de tener una democracia tan antigua y no garantiza ni la vida ni la libertad.

-¿Cuáles son los principales puntos de los Acuerdos de Paz a profundizar?

-La mayoría. Lo principal es la reforma política y la rural. Se debe garantizar la entrega de tierra gratuita a las comunidades rurales. Identificar dónde están las tierras, quién las tiene y cuál es el uso. La formación de una jurisdicción agraria que permita dirimir los conflictos de la ruralidad.

Si bien se logró un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición -institucionalidad creada por los Acuerdos para «contribuir en la reconciliación nacional»- en cuanto a responsabilidad jurídica, no puede ser que sólo (nos acojamos) una de las de las partes que estuvimos en el conflicto. No deben responder los militares y quienes les dieron las órdenes para cometer delitos.

-¿Cómo es la distribución de la tierra hoy en Colombia?

-No tuvimos las reformas que hubo en el resto de Latinoamérica. Aquí menos del 5% tiene la propiedad del 95% de la tierra. Once millones de colombianos que viven en la ruralidad están en sitios marginales, no en los más productivos. Hay un daño al medioambiente porque la gente ha tenido que tumbar montañas. Este conflicto se originó producto de arrancarle la tierra a las comunidades rurales.

-Considerando su historia, que junto a su familia fue desplazada cinco veces del campo, ¿cómo vive las demandas de tierras por parte de los campesinos?

-Mi padre murió sin poder retornar a su tierra. La Fuerza Aérea ametralló toda el área y al mes cuando pretendieron retornar a su finca ya estaba ocupada por personas puestas por los paramilitares. Ese fenómeno se conoció como ‘repoblamiento’ y ha sido la constante. Hay un desarraigo absoluto de la cultura, de las costumbres, de la identidad que tienen con su territorio.

-En los casos de falsos positivos, ¿tienen esperanza de que se identifiquen responsabilidades políticas de esas decisiones?

-Hay que profundizar en eso. El Gobierno de Juan Manuel Santos firmó los Acuerdos pero blindó a la clase dirigente, que cometió crímenes y promovió la parapolítica, impulsada por partidos, organizaciones económicas y gremios. Y la Corte (Suprema de Justicia) lo refrendó. Confío en que se produzcan cambios democráticos que permitan que haya justicia, e identificar la responsabilidad directa de la clase dirigente.

-La conflictividad ¿excede a la ruralidad? ¿cómo está presente en las ciudades?

-La violencia no es únicamente la del conflicto armado. En las ciudades se vive la violencia de una forma diferente, pero es una forma exacerbada contra la juventud y las mujeres. Es el tema de la inseguridad, un fenómeno muy complejo porque está ligado a la marginalidad, a la pobreza, al abandono.

-(Sandino hace una pausa y se seca las lágrimas) Creo que tenemos derecho a vivir esta emoción. Eso expresaba el presidente electo, necesitamos construir universidades, eso implica una oportunidad para la juventud, que está sumergida en el olvido, en la desesperanza. Fueron los que salieron a festejar porque lo han perdido todo. Siento mucha, mucha emoción, muy profunda, por la juventud porque es similar a lo que nosotros sentimos, o lo que yo sentí cuando me fui a la montaña. Es como decir «se perdió todo, no tengo nada más que hacer, sino irme. Esa es mi salida».

-¿Qué puede aportar la vicepresidenta electa, Francia Márquez?

-Vamos del llanto a la alegría (dice y sonríe). ¡Quién se iba a imaginar que una mujer de extracción popular, negra, madre cabeza de hogar iba a ser vicepresidenta de Colombia! Es un sueño y lo estamos viviendo. Es difícil pretender que la gente sea al molde que una quisiera, pero si algo admiro de Francia es su tenacidad, su lucha ambientalista, su apuesta por sus comunidades. Esto puso presente el racismo estructural porque con la campaña emergieron discriminaciones raciales brutales.

-¿Usted qué rol ocupará en el próximo gobierno?

-Mi apuesta es con los territorios, es con las mujeres y es con la paz. Si no es con el gobierno, igual voy a seguir trabajando, es una apuesta decidida, porque creo que podemos pasar la página de la violencia.

Fuente: Telam