Estiman que en Mendoza hay unos 300 cuidacoches

El gobernador anunció que quiere prohibir su accionar ya que en varios casos presionan al conductor a pagar por el cuidado de su auto.

El gobernador anunció que quiere prohibir su accionar ya que en varios casos presionan al conductor a pagar por el cuidado de su auto.

Desde la pregunta en tono amable de “¿Se lo cuido, señora?” hasta la imposición de “Son 50 pesos. ¿Me los puede dar ahora, jefe?”. Lo cierto es que quienes salen en auto, en particular si es de noche, saben que es muy probable que en el lugar de destino se encuentren con un cuidacoches, que les pida dinero a cambio de cuidar el vehículo.

El gobernador Alfredo Cornejo anunció que, en el marco de una reforma integral del Código de Faltas, propondrá que los “trapitos” sean multados o tengan que realizar trabajo comunitario. Esto, para terminar con la coacción de pedir un monto al conductor por no hacerle daño al vehículo.

Es importante distinguir la labor de los tarjeteros, quienes expenden tarjetas de estacionamiento y están habilitados por un municipio, de los cuidacoches o “trapitos”. Estos se encuentran en calles en las que no está vigente el sistema medido, o en horarios diferentes, o incluso están en un lugar ocasionalmente, cuando hay mucha afluencia de personas (como una fiesta o recital).

300 trapitos en Ciudad

El secretario de Seguridad Ciudadana de Capital, Raúl Levrino, explicó que la comuna desarrolla un programa de inclusión social a partir del estacionamiento medido que incluye a unos 300 tarjeteros.

Pero de acuerdo a un relevamiento que ha realizado el municipio, también hay unos 300 “trapitos” en distintas partes de la Ciudad; concentrados en los alrededores de calle Arístides Villanueva, sobre Belgrano y en Juan B. Justo.

El funcionario detalló que reciben numerosos reclamos por estos cuidadores informales de los vehículos, tanto de parte de los vecinos del departamento como de quienes transitan por él. De ahí que estén en sintonía con el gobierno provincial para que se tipifique la conducta de los cuidacoches como una contravención, de modo que puedan intervenir los preventores municipales o la Policía.

Levrino detalló que existe coacción ya que hay una violencia que se ejerce sobre una persona para obligarla a hacer algo en contra de su voluntad. Esto es, pagar una tarifa por dejar su vehículo en la calle. Y señaló que el Código de Faltas, que data de 1965, menciona la mendicidad violenta como una de las contravenciones.

El secretario de Seguridad Ciudadana recordó que la Ciudad tiene un código de convivencia que tiene como finalidad preservar el espacio público para que todos puedan desarrollar sus actividades. Así, se prohibió la presencia de limpiavidrios y de vendedores ambulantes, pero también se trabajó en un programa de inclusión para ambos.

La idea es, en el mismo sentido, ofrecer a los cuidacoches capacitaciones en oficios al mismo tiempo que prohibir su labor. Levrino comentó que ya se ha avanzado en acciones concretas como sancionar a los que lavan vehículos en el barrio Bombal y decomisarles elementos como los chalecos refractarios, que los confunden con los tarjeteros de la comuna.

Perímetro sin cuidacoches

El director de Tránsito de Godoy Cruz, Lisandro Delgado, planteó que el accionar de los cuidacoches es una cuestión de mercado: en los lugares donde hay mucha afluencia de personas, aparecen estos cuidadores informales. De ahí que se los observe sobre todo en la calle San Martín Sur, entre Leguizamón y Tiburcio Benegas.

El funcionario explicó que el municipio suele establecer un perímetro en el que no se permite cuidacoches, cuando se realizan festivales o recitales en espacios públicos. De esta manera se busca que los asistentes puedan estacionar sin problemas. En tanto, cuando está previsto un espectáculo convocante en el Cine Teatro Plaza, se habilita el estacionamiento medido nocturno en torno a la Plaza Godoy Cruz (además del estacionamiento gratuito en la playa de Carrefour).

Godoy Cruz tiene también el sistema de estacionamiento medido, en el que están incluidas unas 70 personas. Al igual que en Capital, los ingresos de los tarjeteros son variables y dependen de la cantidad de espacios para estacionar disponibles en la cuadra asignada (pueden ser desde 7 hasta 25).

Parece sólo un pedido pero es simple coacción

El lunes, el gobernador Alfredo Cornejo comentó que están analizando modificar de modo integral el Código de Faltas para incluir hechos que no son delitos pero que interfieren en la convivencia pacífica.

Entre ellos estaría incluido el accionar de los cuidacoches, el que consideró como una coacción, ya que el “trapito” parece pedir una limosna pero en cierto modo presiona al automovilista, quien teme daños en su vehículo si no accede a pagar la que, en muchos casos, es una tarifa fija.

Cornejo señaló que no se trataría de penas de prisión por no tratarse de un delito, pero sí de multas y, sobre todo, de trabajo solidario.

A favor y en contra

Juan Moyano se mostró de acuerdo con la propuesta  de sancionar a los cuidacoches, porque sostuvo que ha tenido inconvenientes con ellos. “Muchos te cobran una tarifa fija y te piden el dinero antes porque se van y ni siquiera te cuidan el auto”, planteó.

Nora Pérez consideró que lo mejor sería que tengan que hacer trabajo comunitario, pero no multarlos porque lo que necesitan es inserción laboral. La joven manifestó que, de acuerdo al lugar, le han cobrado 50 pesos, 80 y hasta 100, como en el entorno del Arena Maipú o en la zona de boliches en Chacras de Coria. Por eso, planteó que se necesitan playas públicas en lotes baldíos, en los que haya estacionamiento pago municipal, con tarjeteros.

Alberto Tolosa, quien fue cuidacoches, luego tarjetero y ahora presidente de la Asociación de Tarjeteros y Cuidadores de Autos, indicó que la mayoría de los que cuidan vehículos aceptan cuando una persona les dice que no. Y que él, en más de una ocasión, ha escuchado a otros que le dicen al conductor que vaya tranquilo.

“La gente va porque necesita llevarles comida a sus hijos”, planteó sobre la labor de los, a su entender, mal llamados trapitos. Es que cuenta que el nombre viene de cuando los autos tenían partes cromadas y el cuidador las lustraba con un trapo, algo que hace mucho se ha abandonado. Tolosa también planteó objeciones al sistema medido, porque indicó que nació como un programa social, pero ya lleva 9 años y los tarjeteros no tienen obra social ni un bono de sueldo -no son empleados de la comuna- para sacar una tarjeta o un crédito.

Fuente: Los Andes