Fiesta Nacional de la Esquila, Río Mayo
Nos asomamos a un mundo fascinante donde se muestra la rudeza de las tareas del campo. Cada estancia y cada paisano ofrece sus conocimientos mientras compite con sus pares.
27/12/2016 FIESTAS Y CONGRESOSFestival Nacional de la Esquila Lugar: Predio, Río Mayo Cuándo:01/2017
Nos asomamos a un mundo fascinante donde se muestra la rudeza de las tareas del campo. Cada estancia y cada paisano ofrece sus conocimientos mientras compite con sus pares.
Cualquier medio era permitido para llegar a la Fiesta Nacional de la Esquila. Camionetas, gente a caballo y hasta en bicicletas llegaban a Río Mayo, que albergó a todos los que eligieron pasar tres días y sus noches a puro campo. La mayoría realiza habitualmente tareas en una estancia o puesto cercano y llegaba con su familia. El humo de los asadores, el altavoz a toda música y las voces nos recibieron mientras pugnábamos por ingresar.
Desde el micrófono escuchamos a un locutor hablar con emoción de estos campesinos: “Ellos dedican cada día del año a la sacrificada cría y esquila de las ovejas. Los antiguos colonos se instalaron en la zona con su pequeño rebaño como único patrimonio. Viajaban a Comodoro Rivadavia una vez por año para vender la lana y comprar provisiones. Familias enteras vivían lejos de las ciudades e impusieron su fuerza contra las adversidades del clima y la soledad, buscando un futuro”.
Escuchamos decir: “Con la espalda encorvada por el esfuerzo, enfrentamos nevadas, ventarrones y aguaceros; echamos a los carneros en el momento preciso; esperamos que no se pasmen los corderos recién nacidos con alguna nevada atrasada. Pelamos ojos, señalamos, cortamos colas y finalmente llega la esquila. Es el momento de la cosecha, de recibir la paga por todo el sacrificio del año. Por eso lo celebramos con esta fiesta”.
Descubriendo movimientos y formas
Pudimos apreciar la esquila del guanaco, una actividad en que estos son tratados casi de la misma manera que las ovejas y dan una fina hebra con que se realizan prendas muy suaves.
El ruido de cascos y herraduras sobre el duro suelo se hizo sentir hasta que aparecieron las agrupaciones gauchas con sus mejores atuendos, orgullosas de recibir aplausos. El jurado nombró a la ganadora de la Reina Nacional y Miss Vellón y todas las concursantes aflojaron su tensión. Una nueva soberana reinaría hasta el año siguiente.
Probamos el corderito patagónico en varias ocasiones. No queríamos perdernos el tan sabroso y tradicional manjar. Los paisanos cortaban un trozo de carne directamente del asador. Sencillez en la elaboración y arte en la forma de saborearlo sin necesidad de plato: a puro cuchillo y pan.
Nos llegaron sonidos metálicos: era el concurso de esquila. Vimos manos hábiles y diligentes capaces de faenar medio centenar de ovejas al día con la vieja tijera, y alguna más utilizando la nueva máquina con peines que ha mejorado el trato de la lana y del animal. Para nuestra sorpresa, también las mujeres son admitidas en esta contienda para demostrar sus habilidades a la par de los hombres.