Grecia inició una controvertida deportación de refugiados a Turquía

Más de 200 migrantes fueron embarcados en ferrys y llevados a Dikeli, al norte de la ciudad turca de Esmirna. El traslado demandó fuertes medidas de seguridad.

Más de 200 migrantes fueron embarcados en ferrys y llevados a Dikeli, al norte de la ciudad turca de Esmirna. El traslado demandó fuertes medidas de seguridad.

Un controvertido plan de la Unión Europea para frenar la migración y deshacer las redes de contrabandistas humanos en Turquía comenzó ayer con la deportación de 202 migrantes y refugiados que estaban en dos islas griegas. Fueron subidos en barcos y enviados de vuelta a Turquía.

Bajo fuertes medidas de seguridad, las autoridades de las islas griegas de Lesbos y Quíos deportaron a las personas de 11 naciones, aplicando la primera deportación de un plan que ha suscitado fuertes críticas de los defensores de derechos humanos, pero que es visto por algunos países europeos como la única manera de resolver la crisis de la migración del continente.

Cada uno de los deportados (todos varones) iba acompañado por un policía. El grupo está integrado también por dos sirios que pidieron retornar voluntariamente, según señaló a un canal de TV el portavoz del comité del Gobierno griego para gestionar esta crisis, Giorgios Kiritsis.

Los expulsados no iban esposados ni los agentes armados, ninguno de ellos había solicitado asilo, según Frontex, y fueron trasladados a Dikeli, al norte de la ciudad turca de Esmirna.

El primer buque, que salió de Lesbos, fue acompañado al puerto turco de Dikeli por la guardia costera turca, mientras un helicóptero sobrevolaba la zona. Los migrantes fueron llevados a carpas blancas y rojas para controles de registro y verificación de salud.

Cerca de una decena de personas los recibieron en el puerto con un cartel que decía «Bienvenidos refugiados. Turquía es su casa». Esa expresión contrastó marcadamente con las protestas realizadas durante el fin de semana por los residentes, que temen que Dikili se vuelva una zona de refugiados.

Los inmigrantes, cada uno con una o dos maletas y acompañados por funcionarios turcos, abandonaron el barco en dirección a las carpas donde serán registrados.

Un segundo barco partió luego desde Lesbos y un tercero de la cercana isla de Quíos, por la tarde.

La operación comenzó al amanecer, cuando agentes de la agencia europea de fronteras, Frontex, escoltaron a los migrantes a pequeños transbordadores con destino a puertos cercanos en la costa turca. La operación forma parte de un plan duramente criticado por grupos humanitarios.

«Todos los migrantes devueltos son de Pakistán, salvo por dos migrantes de Siria que regresaron de forma voluntaria», dijo Giorgos Kyritsis, dijo a la televisora estatal un portavoz del comité del gobierno para la crisis de refugiados. Pero en realidad, los había oriundos de otras nueve naciones. Unos 4.000 migrantes y refugiados han sido detenidos en las islas griegas desde que entró en vigor el acuerdo el 20 de marzo.

Kyritsis dijo que 136 migrantes fueron deportados desde Lesbos y 66 desde Quíos, donde la policía antimotines chocó horas antes con vecinos de la zona, en una protesta contra las expulsiones.

«Este es el primer día de un momento muy difícil para los derechos de los refugiados. Pese a las serias brechas legales a y a la falta de protección adecuada en Turquía, la UE sigue adelante con un peligroso acuerdo», dijo a The Associated Press Giorgos Kosmopoulos, responsable de Amnistía Internacional en Grecia, que estaba en Lesbos. «Turquía no es un tercer país seguro para los refugiados. Las autoridades de la UE y Grecia lo saben y no tienen excusa», añadió.

La UE y Turquía concretaron el acuerdo el mes pasado, después de que los países europeos tuvieran problemas para evitar una repetición del pico de migración de 2015, cuando más de un millón de personas llegaron al continente, muchos huyendo de la guerra civil en Siria.

Un total de 50.000 migrantes y refugiados están varados en Grecia tras el cierre de fronteras en la UE y los Balcanes, pero sólo los que llegaron después del 20 de marzo serán detenidos para su deportación.

Estas expulsiones constituyen la fase clave de la implementación del controvertido acuerdo firmado por el bloque europeo y el Gobierno turco el pasado 18 de marzo, con el que acordaron que todos los llegados ilegalmente a la UE a partir del 20 de marzo, salvo aquellos que requieran protección internacional, serían retornados al país bicontinental, que ahora la UE considera un destino seguro para los refugiados.

La medida, tomada en el marco de la más grave de crisis de refugiados que golpea a Europa en su historia, busca disuadir a los potenciales asilados y bloquear las llegadas de refugiados e inmigrantes.

En lo que va de año llegaron a Grecia en embarcaciones precarias más de 150.000 personas, un tercio de ellos niños. La mitad ha llegado a Lesbos. A partir del próximo jueves, informó una fuente del gobierno heleno, comenzará a operar un «programa piloto» con 30 funcionarios, y sus respectivos intérpretes (que ya se encuentran en Grecia), pertenecientes a la oficina europea de asistencia al asilo (Easo), los cuales empezarán a estudiar las peticiones. Esa cifra de miembros está muy lejos aún de los 400 que prometió enviar la Unión Europea (UE) para ayudar y complementar a los 200 trabajadores del servicio griego de asilo.

La UE también prometió hasta 1.500 policías de diversos Estados miembros.

En los centros de recepción de las islas del Egeo oriental, en los que ya acampan más de 6.000 personas, no es posible solicitar el asilo oficialmente, aunque según la coordinadora de refugiados helena «la mayor parte» de los ubicados allí ya expresaron su deseo de hacerlo.

En el campo de recepción de Moria, en la isla de Lesbos, se hacinan ya más de 3.350 personas y diversas ONG denunciaron las condiciones insalubres en las que viven juntos hombres, mujeres y niños.

Similar situación se vive en la isla de Quíos, en cuyo centro de detención siguen encerrados más de 1.800 inmigrantes a los que hay que sumar los alrededor de 600 que escaparon derribando una valla el viernes ante la pasividad de la policía.

Alrededor de 300 de ellos se instalaron en un campo abierto propiedad de la municipalidad y otros 300 están en el puerto de la capital de la isla esperando tomar un barco hacia Atenas.

Pese a que el acuerdo entre UE y Turquía reflejaba un aumento en los controles y patrullas tanto en la costa turca como en el Egeo, las llegadas a Grecia no se han detenido y más de 300 personas llegaron en las últimas 24 horas, a las que hay que sumar las 1.400 que arribaron el fin de semana.

Alemania ve posible replicar este acuerdo con Africa del Norte para frenar la ruta del Mediterráneo, la segunda más importante para los refugiados e inmigrantes de Medio Oriente y Africa que intentan llegar a Europa a través de los caóticos puertos de Libia.

Fuente: La capital, Rosario