Hallan en San Juan un área con fósiles desconocidos de 200 millones de años

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El hallazgo de un yacimiento de dinosaurios de 200 millones de años en la localidad de Marayes (Caucete), cuyos especímenes estudian en el Instituto y Museo de Ciencias Naturales de San Juan, «es muy importante porque está rellenando una edad que no teníamos» y aporta nuevas especies que no están registradas a nivel mundial, afirmó el paleontólogo Ricardo Martínez.

«Lo que hemos descubierto es un yacimiento realmente completo, de 200 o 210 millones de años de antigüedad -no lo sabemos todavía con certeza-, que muestra una fauna nueva con 113 especímenes y una docena de especies desconocidas», contó Martínez en diálogo telefónico con Télam.

Acompañando a la nueva fauna, los paleontólogos hallaron tortugas, «lagartitos de 20 centímetros y otros de dos metros con placas en el lomo; restos de pterosaurios, antiguos reptiles voladores del período Triásico, que serían el primer registro en el hemisferio sur; y otros ejemplares de seis metros», describió.

Además de los antecesores de cocodrilos, algunos muy pequeños y otros más grandes, encontraron también antecesores de mamíferos.

«Es una asociación faunística nueva, y la implicancia que tiene es conocer una pieza única en la evolución de los vertebrados, anterior a que los dinosaurios dominaran por completo la fauna» en el planeta, enfatizó Martínez, jefe de Paleontología de Vertebrados del Instituto y Museo de Ciencias Naturales.

Martínez planteó que el período abarcado en el nuevo yacimiento «no es un momento cualquiera en la evolución, presenta una docena de especies desconocidas y está rellenando una edad de la que no teníamos registro», ya que Ischigualasto está fechado en 231 millones de años, en la Patagonia se expresan los períodos cretácico y jurásico, y en el nuevo yacimiento entre 200 y 210 millones.

«Tenemos la fauna de Ischigualasto, con su importancia por tener los dinosaurios más primitivos que se conocen, la fauna de la formación Los Colorados, en el extremo oriental de Ischigualasto, que es una noriana de 213 millones de años: pensamos que esta fauna descubierta podría estar entre las dos.

La campaña a Marayes fue en mayo y los investigadores preparan actualmente los fósiles para ser estudiados, luego de separarlos de la roca con martillos neumáticos en el laboratorio.

«Hay un mínimo de 12 especies nuevas, y cuando logramos tener un especímen completo, tomamos todos los filogenéticamente cercanos en el parentesco, para introducir la nueva especie en el árbol filogenético, lo cual incluye darle nombre», describió Martínez.

«Al no estar registrado el período es muy, muy importante; permite estudiar qué paso en el triasíco superior, cómo llegaron a reinar unos 160 millones de años cuando no eran mayoría».

Entre los aspectos de máximo interés de los expertos se cuenta «la primera diversificación de los dinosaurios, lo que llamamos radiación, que hizo que desaparecieran otros grupos exitosos, lo que también tiene que ver con los cambios climáticos», mencionó.

Entre las teorías hay variaciones de interpretación, y el grupo del Instituto y Museo de Ciencias Naturales sanjuanino tiene acreditadas «subida y bajada repentinas de dióxido de carbono, que afectaban el aire que respiraban o el alimento vegetal que consumían» los ejemplares.

Para Martínez, el trabajo actual «es una primera aproximación, apenas vimos un tres por ciento, y eso es lo emocionante de hallar un área paelontológica nueva, que no se da todos los días», así que prevé incontables viajes al yacimiento ubicado en un área muy agreste, con suaves colinas y suelos con sedimentos muy rojos.

El director del Instituto y Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de San Juan, Oscar Alcober, informó que las campañas paleontológicas contaron con financiamiento de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Nación.

El yacimiento fósil está al sur de la localidad de Marayes, en una zona tripartita entre San Juan, Mendoza y San Luis, aunque del lado sanjuanino, perteneciente al departamento de Caucete.

El sitio, que se investiga desde hace 13 años, brindó en 2012 restos de pequeños animales mordidos y desmembrados, posiblemente porque fueron alimento de otros mayores, y en mayo pasado, en una zona de unos 80 metros cuadrados, apareció un «cementerio”.

Todo comenzó en 2001, cuando «un vecino de la zona me contó que habían encontrado huesos en las rocas, y desde entonces hemos ido infinidad de veces, encontrando especies diferentes que nos alentaron a seguir”, celebró Martínez.

Además de Martínez, integran el grupo de trabajo del Instituto Angel Praderio, Diego Abelín, Eliana Fernández, Gisella Benegas, Andrea Aguilar, Gustavo Correa y Cecilia Apaldetti.

Fuente: Télam