Hay más de 2.000 negocios cerrados en Rosario

La pandemia arrasó con una gran cantidad de locales que ya venían atravesando una crisis económica de años anteriores.

La pandemia arrasó con una gran cantidad de locales que ya venían atravesando una crisis económica de años anteriores. El freno total del consumo fue la gota que terminó por derrotar a los miles de empresarios que no tuvieron más opción que bajar la persiana.

Detrás de los bares más emblemáticos como Queens, Bar Blanco, La Maltería, Malone o El Resorte, hay miles de pequeños y medianos comercios en Rosario que no lograron superar el freno económico que impuso la cuarentena preventiva por el coronavirus. En los últimos dos meses el cierre de locales alcanzó el 50%, siendo un total de dos mil negocios los que tuvieron que bajar las persianas.

Esta crisis económica no distingue tamaño o nivel de facturación. Es un golpe de knock out para muchísimos empresarios pymes que ven caer sus ilusiones de la noche a la mañana. La pandemia es un mal que nunca nadie predijo. Parecía que solamente se leía en libros como hechos históricos que devastaron a las sociedades antiguas, pero que era inimaginable en el siglo XXI. Sin embargo, llegó y llegó con todas sus fuerzas.

La foto

Los datos son impactantes: según el relevamiento realizado por la ONG Concejalía Popular hay unos 7.400 locales ociosos. Se trata de un 50% más que a principios de marzo. “Las ventas en noviembre y diciembre no fueron buenas y en enero y febrero significaron una caída muy importante en la actividad productiva. La expectativa de un cambio de gobierno no alcanzó para frenar la sangría sobre los locales comerciales”, opinó a El Litoral su titular, Nire Roldán.

Para el director de la ONG, los negocios que bajaron sus persianas “en su mayoría” lo tuvieron que hacer por el “parate” que hubo durante dos meses consecutivos. Por ejemplo, “las parrillas están en crisis total, ya de por sí la comercialización de carne requiere toda una especialización y eso hace que muchas no puedan funcionar correctamente, no les da rentabilidad”.

De cinco mil locales ociosos que registraba Rosario a inicios de marzo, se incrementaron a 7.411, es decir casi un 50% más. En rigor, Echesortu, Ayacucho y Empalme Graneros son las zonas que registraron un menor nivel de caída. En contraste, el centro y macrocentro muestran un panorama desolador.

Pichincha, por su parte, que parecía la meca de los bares y cervecerías en la ciudad, presenta un foco importante de “cierre de locales‘, porque está íntimamente relacionada -la zona- al “tipo de actividad que se desarrolla. Los que tenían dos o tres locales, redujeron su actividad en uno o dos”.

Vasos vacíos

La nueva fase que cursa Rosario (“el distanciamiento social”) provoca que infinidad de comercios no vuelvan a abrir sus puertas porque, justamente, el amontonamiento de personas era el negocio, como por ejemplo los boliches y las cervecerías.

“Son muchos los bares cerveceros que van a tratar de ‘virar hacia lo que es un restaurante”, comentó a El Litoral, Reinaldo Bacigalupo, al frente de Mercado Pichincha. ‘No te garantiza la supervivencia, pero te enfoca más en vender comida. Sería pasar de vender una cerveza artesanal a ofrecer una cena. Con lo que está pasando, el modelo de negocio de las cervecerías no llegan ni a un punto de equilibrio con poco volumen de gente en sus negocios”, aseveró.

Las estadísticas más duras arrojan que en la ciudad había más de 80 cervecerías, pero que sobrevivirán al coronavirus menos de la mitad y serán las que logren producir su propia cerveza. La mayoría competía por ver quién acumulaba más cantidad de gente porque “si no había muchísimo volumen, el negocio no era rentable”, cuenta Bacigalupo, por eso es que el aislamiento no les permitiría seguir funcionando, mientras que un restaurante con el 70% de las mesas ocupadas “quizás salía derecho”, pero no era el caso de las cervecerías.

Frente a este panorama desolador, el referente de Mercado Pichincha arroja un pronóstico impensado: “A grandes rasgos se me ocurre que la cerveza artesanal va a pasar de ser una moda, como sucedió con la famosa cancha de pádel, a ser un producto valorado, distinto, pero con referentes. Por ejemplo, quedarán como referencia las grandes cervecerías artesanales del país”.

Desde que comenzó el aislamiento el 20 de marzo la caída del consumo de cerveza artesanal en Rosario es del 95%. El delivery, que es un método con el que muchos negocios logran surfear la crisis pandémica, “no funciona para las cervecerías, por eso casi ninguna está trabajando así”, admite Bacigalupo. Muchos locales se encuentran en venta y otros venden sus fondos de comercio a la mitad de lo que se debería pagar. “El que pedía 50 mil dólares, hoy lo entrega a 25 mil”, graficó.

“La verdad es que no sabemos cuántos serán los pubs que volverán a abrir, pero casi seguro que más de un 30% no lo van a hacer”, se lamentó y avizora un futuro dramático en cuanto al empleo porque “actualmente la mayoría de la gente está cesanteada, muchos cobrando parte de su sueldo y otros no”, con lo cual “no tenemos en claro cuántos nuevos desempleados serán”, culminó.

La caída de la Reina

No son solo los pequeños o medianos empresarios los que ven caer sus torres, sino también los grandes ‘tanques‘ de la ciudad que, más allá de ser emblemáticos y reconocidos, no lograron ganarle al coronavirus. La pandemia le cantó jaque mate a uno de los imperios más simbólicos de Rosario al tumbar definitivamente a su reina: cerró el bar Queens de bulevar Oroño y Güemes.

La crisis económica pre pandémica, que venía atravesando todo el sector comercial, no excluyó a la compañía Cuatromasuno S.R.L. que es la que lidera la marca Queens. El boom de las cervecerías, la caída estrepitosa del consumo y un pasivo de casi seis millones de pesos -según refleja la web del Banco Central-, con más de cien cheques rebotados, fueron el indicio de lo que vendría.

El cierre del negocio ubicado en las torres Nordlink, el parate en el histórico inmueble familiar de la esquina de Italia y Rioja y un juicio por parte de un demandante que solicitó la quiebra de la empresa, fueron oleadas fuertes que inundaron la nave pero que se mantenía a flote a duras penas.

Paradójicamente ‘un virus con corona‘ (Covid-19) llegó a la Argentina para terminar de hundir a una inmensa cantidad de negocios, entre ellos Queens, que tuvo una caída libre del 100% en el consumo por estar cerrados dos meses consecutivos.

El freno de mano absoluto a la economía y al consumo fueron demasiado para que la firma siguiera adelante. Más aun siendo un comercio que nunca tuvo su fuerte en el delivery, además de que en el sector estiman que solo alcanza para cubrir el 15 o 20% de la facturación, confiaron a este medio.

Queens Boulevard tenía un gasto fijo de alquiler del espacio monstruoso: 9.500 dólares más IVA mensuales. Cuando se firmó ese contrato, el dólar oficial estaba a 8 pesos y en cinco años pasó a 65. “Veníamos peleando por una renegociación del alquiler, pero de todos modos fue inevitable”, aseguró a El Litorall su titular, Guido Orlandi.

Según el propietario, “todos los trabajadores de las diferentes sucursales que cerraron llegaron a un común acuerdo económico”, aunque son personas que de igual manera se transformaron en nuevos desempleados. “La situación es dramática”, afirmó Orlandi y aseguró: “Lo peor está por venir”.

Fuente: El Litoral