Inflación sin fin: broncas cruzadas en los almacenes neuquinos por los aumentos permanentes
Los vendedores reciben cuestionamientos de sus clientes en tono subido, a la vez que enfrentan con impotencia las subas en las listas de los proveedores. Testimonios.
28/02/2024 ECONOMÍALos vendedores reciben cuestionamientos de sus clientes en tono subido, a la vez que enfrentan con impotencia las subas en las listas de los proveedores. Testimonios.
La inflación es motivo de enojo en los almacenes de los barrios de la ciudad. Los aumentos en los productos esenciales para los consumidores generan enojos cruzados, con los comerciantes en el medio de las listas de precios que les bajan los proveedores y las broncas de los clientes por las subas permanentes en lo que compran.
«Las ventas bajan todo el tiempo y la gente se queja porque las cosas aumentan todos los días», contó Angélica, vendedora en el Minimercado «El 24», de Godoy al 1000, en el oeste de la ciudad, a LMNeuquén.
«Nos cambian los precios todos los días, la gente no lo entiende», agregó. Resaltó que los clientes compran lo que van a comer en el día. Lo que más se vende es fiambre, dijo, a la vez que contó que se ponen ofertas de gancho para mermar el impacto de la inflación en la demanda. «Le buscamos la vuelta», deslizó la comerciante.
LMN consultó precios de los productos lácteos con mas demanda, como por ejemplo, la leche, que ronda entre los 1000 y los 1100 pesos. «La llevan igual por más que aumente, porque es esencial», explicó Angélica, a la vez que contrapuso: «Traemos menos cantidad de yogures porque no se venden casi nada».
El queso rallado más chico, de 40 gramos, vale 500 pesos; el que le sigue, 950 pesos, y el más grande, 1200 pesos. «Tratamos de traer primeras y segundas marcas, para que la gente pueda elegir», puntualizó.
El aceite se fue a 2500 pesos en envase de 900 mililitros, con un fuerte incremento de precios en las últimas semanas. La vendedora estimó que las ventas promedio por persona son de cinco a siete mil pesos.
Según la experiencia de Angélica, nada se vende más en su negocio que las bebidas alcohólicas. La cerveza y el vino mantienen la demanda, contó.
Lidiar con proveedores y clientela
Angie, dueña de la despensa ubicada en Belgrano al 400, no se guardó furia frente a la situación que enfrenta: por un lado, tiene que lidiar con los proveedores que le suben los precios en cada entrega, mientras del otro lado tiene que enfrentar las broncas de la clientela por los aumentos constantes.
«Los grandes deberían ponerse atrás de los mostradores, porque yo me tengo que aguantar todo. La gente se enoja con una, ya subieron un 30% en lo que va del mes la coca cola, las paty y otros productos. Encargo lo básico porque con los aumentos que hubo ¿quién va a comprar unas hamburguesas por 4500 pesos?», relató la comerciante a LMN.
«Antes agarraba una vez cada tanto las boletas de los proveedores, hoy tengo que agarrarlas día por medio o todos los días porque no paran los cambios de precios», reveló.
Angie aseguró que la gente va menos y compra menos que antes. «Traigo menos mercadería porque sino se me vencen los productos», lamentó.
La almacenera advirtió que la caída en la venta de pan le llamó la atención. Explicó que se trata de uno de los productos básicos entre los que ofrecen las despensas. La caída fue superior al 50 por ciento, precisó, pasando de vender 20 kilos a ocho o diez kilos por día.
Para el desayuno o la merienda los precios también se recalentaron. Por ejemplo, los paquetes de galletitas no bajan de los mil pesos y un dulce de leche ronda entre 1400 y 1800 pesos.
Mientras Angie contaba a LMNeuquén la situación en el salón de su almacén, llegaron algunos proveedores a reponer mercadería, mientras la almacenera refunfuñaba por los incrementos en los precios de los productos recién llegados. Como si fuese poca la presión de la inflación en la mercadería que vende, la almacenera reveló otra causa del desvelo en su rol de comerciante: sacó la boleta de la luz de un cajón y mientras la agitaba decía: «400 mil pesos me vinieron, una locura».