Jujuy: Celebración arraigada de ofrendar a las almitas de los difuntos
En Jujuy, con su propia impronta cultural, la familia honra con amor y respeto al familiar, niño o amigo que ya no está.
01/11/2020 FIESTAS Y CONGRESOSEn Jujuy, con su propia impronta cultural, la familia honra con amor y respeto al familiar, niño o amigo que ya no está.
Una celebración arraigada y con sello propio, que sobrevive a pesar del correr del tiempo, el avance moderno tecnológico, las modas y sobre todo los festejos foráneos. Y Sobrevive, porque es el amor a los familiares fallecidos lo que la mantienen viva.
Esta celebración, como muchas otras, que forman parte de las tradiciones que como jujeños hemos recibido de nuestros ancestros, es fruto del sincretismo entre lo ancestral – aborigen y los elementos que la llegada de los conquistadores europeos trajeron consigo e impusieron, como la lengua, cultura y religión.
Esto es gracias a que en las zonas andinas se fusionaron y asimilaron esos elementos, dando origen a una nueva y particular forma de celebrar rituales, costumbres o realizar actividades cotidianas.
La preparación del 31
Los preparativos comienzan el 31 de octubre, en zonas rurales se enciende el horno de barro y la familia toda participa de estos momentos solemnes en que se buscan las flores, se prepara el pan y las comidas que se pondrán en la mesa el día siguiente.
Colocación de la mesa
Llega el primer día de noviembre, y desde temprano es total movimiento en la casa, se elige el mejor lugar sobre todo cerca de la entrada principal; allí se ilumina totalmente el espacio, se arregla como si fuera a haber una fiesta.
Antes de colocar las ofrendas se echa agua bendita en las ofrendas, y se reza. Luego se acomoda los panes en lo que llamaremos altar, porque deja de ser una mesa común.
Lo primero que se coloca en el centro y de pie es la cruz (que significa la resurrección y la fe cristiana de que todas las almas se encuentran junto a Dios), las fotos de los difuntos a los lados, y también las escaleras que significan el ascenso al cielo (por donde sus almas retornan una vez que se van). Al pie, los panes con forma de personas y los animales que le pertenecían o les gustaba, por ejemplo una mascota o un caballo. Esto se va haciendo nombrando a cada difunto.
Según costumbre, primero se colocan todos los alimentos salados.
Se colocan después los alimentos dulces que se van distribuyendo por toda la mesa, brindando algo de color y alegría al altar. Entre los dulces se suelen preparar mantecados, maicenas. Inmediatamente después se colocan los cigarrillos y la coca, seguido por las bebidas que le gustaban al difunto, como cerveza o chicha.
Después de esto, se ubican paños negros en las botellas en señal de luto y también se colocaron las flores naturales y artificiales. Una costumbre que no muchos conocen o realizan es colocar cadenas alrededor del altar, que simboliza la unión entre las generaciones de difuntos que visitan en el lugar; otro elemento que se suele colocar en algunos sitios son las flores blancas junto a pequeños dulces y un vaso de leche que están destinadas a los «angelitos» que visitan el hogar sólo el primero de noviembre junto a los santos.
Lo que no se debe olvidar son las velas, que representan también al resurrección y la luz de Cristo, y el alcohol etílico porque se cree que este líquido no debe faltar en los viajes, tanto para utilizarlo de bebidas, como para curar las heridas del camino. Se finaliza el ritual rezando y leyendo una oración según la tradición cristiana.
La espera
Se prenden velas y durante el día y sobre todo a la noche, se realizan rezos, la familia se congrega alrededor de la mesa preparada y cuenta anécdotas del ser amado que tanto se espera, hasta se cantan coplas o se toca algún instrumento si es que al difunto de vida le gustaba.
La llegada
El día 2 se visita a los difuntos en los cementerios, llevando flores y rezando. También se invita a otros parientes a la casa, se reza, se pide permiso y luego se comparte todo lo ofrendado. No se desperdicia nada.
Estos días, los deudos dejan sus tareas de lado y preparan el espíritu para recibir a los fieles difuntos de la mejor manera.
La creencia dice que las almas bajan a recorrer todos los lugares donde estuvo y fue feliz, y tienen permiso hasta el mediodía aunque otros dicen tienen hasta el atardecer.
Pasado el mediodía se reparte a los presentes todas las ofrendas, a esto se conoce como «ofrendeada».
Algunos datos a tener en cuenta
Quiénes colocan la mesa: Vale aclarar que siempre en cada hogar hay un familiar o dos “encargados” de armar la mesa el primero de noviembre, pero pueden recibir colaboración de otros parientes o amigos, e incluso de los más chicos a quienes se les va explicando los pasos, y significados de este ritual para que esta tradición no se pierda..
Sobre el paño negro: La creencia cuenta que se coloca porque pueden hacerse presentes almas del purgatorio que en ocasiones tienen mucho calor, por lo que el negro representa la sombra en la que se refugian.
Sobre la celebración: Existe la creencia de que el alma luego de dejar el cuerpo, vaga por la tierra en busca de exculpar sus pecados. Es por eso que esta tradición de la familia de recibir con entusiasmo y amor a las “almitas” de sus difuntos colabora a que su espíritu encuentre sosiego, y le ayude a alcanzar el reposo eterno