La apelación de Lula fue fulminada en catorce minutos

El Tribunal Regional Federal de Porto Alegre rechazó por unanimidad los recursos presentados por la defensa del ex mandatario brasileño. En menos de 10 días la Corte Suprema podría concederle un pedido de hábeas corpus.

El Tribunal Regional Federal de Porto Alegre rechazó por unanimidad los recursos presentados por la defensa del ex mandatario brasileño. En menos de 10 días la Corte Suprema podría concederle un pedido de hábeas corpus.

Sin otra sorpresa que la cortísima duración de la sesión, los tres integrantes del Tribunal Regional Federal de Porto Alegre rechazaron, por unanimidad, los recursos presentados por la defensa del ex presidente Lula da Silva. Han sido escasos catorce minutos entre la lectura del voto del relator, juez João Pedro Gebran, y los de sus colegas, Leandro Paulsen y Victor Laus. La defensa del expresidente afirmó, cuando se supo el resultado, que estudiará presentar un nuevo recurso o junto al mismo tribunal, o al Superior Tribunal de Justicia, penúltima instancia máxima.

De no ser por el salvoconducto concedido a Lula da Silva el pasado jueves por la Corte Suprema, que juzgará un pedido de hábeas corpus el miércoles, 4 de abril, su prisión podría ser determinada en poquísimos días o horas. Hay indicios de que se le conceda el hábeas corpus, lo que significaría más tiempo para nuevos recursos, permitiendo eventualmente que dispute las elecciones presidenciales de octubre.

Le decisión de ayer era más que esperada, desde que el pasado 24 de enero el mismo Tribunal Regional no solo confirmó la condena de Lula da Silva por unanimidad sino que aumentó su pena a doce años y un mes. La sentencia fue duramente recriminada por más de un centenar de juristas brasileños y extranjeros, quienes denunciaron una vastísima serie de equívocos, manipulaciones y violaciones del procedimiento. Lula pretende obtener, en las cortes superiores, la anulación total del proceso.

Las muchas contradicciones señaladas por la defensa al refutar ambas sentencias, tanto la de primera como de segunda instancia, no fueron consideradas ayer. Tampoco sirvieron de nada las reiteradas denuncias contra la ausencia total y absoluta de pruebas contra el expresidente: prevaleció la insólita condenación en base a la “convicción”, figura ausente en los códigos penales brasileños.

En un primer momento, Lula da Silva, quien se encuentra viajando por el interior de las provincias sureñas, no hizo comentarios sobre la decisión del tribunal de Porto Alegre.

La gira del ex presidente, la llamada “caravana”, enfrenta agresiones de grupos incentivados por grandes terratenientes y seguidores del actual diputado y capitán reformado del Ejército, Jair Bolsonaro, quien además es precandidato de extrema derecha a la presidencia.

Llamó la atención de periodistas que las policías tanto de Rio Grande do Sul como de Santa Catarina y Paraná permaneciesen impasibles frente a grupos que cortaron rutas y tiraron piedras y huevos a la comitiva del expresidente. Muchos analistas consideran que semejante agresividad es algo especialmente preocupante: ¿cómo será cuando estén todos en campaña electoral por el país?

Esa campaña, de todas formas, empieza a diseñarse en un horizonte de nieblas. Ayer se supo que uno de los pretendientes, el actual ministro de Hacienda Henrique Meirelles, dejará su puesto para postularse por el mismo partido de Michel Temer, el PMDB. Como Temer ya anunció que también se presentará, las posibilidades de Meirelles se reducen a poco más que cero. Por las dudas, él ya anunció que aceptaría ingresar en la disputa como candidato a vicepresidente. Falta un detalle: ser invitado para ser vice. Nada que no se arregle con un poquito de negociación.

En los sondeos realizados hasta ahora, Michel Temer, el más impopular presidente de la historia brasileña en tiempos de democracia, alcanza el 1% de las intenciones de votos declaradas por los entrevistados. Henrique Meirelles, por su vez, obtiene el 2%. Como el llamado “margen de error” es de tres puntos, ambos tanto pueden tener 4 y 6% como cero.

En realidad, ni uno ni otro, a menos que ocurra algún milagro, parecen tener chances reales. La gran incógnita, sin embargo, sigue flotando en el aire: ¿Lula podrá disputar? Si lo dejan, es el favorito absoluto. El opositor que aparecer mejor posicionado, acorde a los sondeos, el candidato de extrema-derecha, diputado Jair Bolsonaro, ronda la mitad de las intenciones de votos declaradas al ex presidente.

Sin Lula, el escenario se enreda. Bolsonaro pasa a encabezar los sondeos, con el derechista gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, y Ciro Gomes, de centro-izquierda, disputando un eventual segundo puesto. Pero aun así, nada parece claro: es que un 40% de los que actualmente declaran que irán votar en Lula dicen que, caso él sea impedido, votarán en el nombre que indique. Y 25% aseguran que no votarán.

En semejante panorama, las aspiraciones de Temer y Meirelles suenan un tanto risibles. El actual mandatario ya filtró a los medios de comunicación las medidas que anunciará de aquí a julio, cuyo objetivo es darle algún aliento a su candidatura. Entre ellas, un aumento del 5% al programa “Bolsa Familia”, implementado por Lula (se olvida el actual mandatario que como no hubo ajuste alguno en 2017, en realidad estaría reponiendo lo que la inflación se tragó), la inauguración de obras que en realidad ya están listas desde el gobierno de Dilma Rousseff, y por ahí va la cosa.

Fuente: Página 12