La canasta navideña aumentó entre 150 y 200% en Rosario

Supermercadistas advierten que los precios se dispararon por la falta de insumos y el alto costo de las materias primas

Supermercadistas advierten que los precios se dispararon por la falta de insumos y el alto costo de las materias primas

A tan solo un mes de las fiestas, los supermercadistas rosarinos advirtieron que la variación del precio interanual de productos navideños para este 2022 rondará el 150% y, en bebidas, casi el 200% en algunos casos. «La verdad es que los números asustan por lo que significan estos productos. En los otros rubros los aumentos se ven mes a mes, y éstos son anualizados. Igualmente, en los artículos para las fiestas, la situación ha golpeado muy fuerte con respecto a otros años», indicó Sergio López, presidente de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario (Casar).

La suba marca una espiral inflacionaria que signó el corriente año, ya que la diferencia entre 2020 y 2021 había sido, para Casar, de 65%. En 2021, el Centro de Estudios Sociales y Acción Comunitaria (Cesyac) indicaba que para adquirir una sidra, dos panes dulces, una golosina de maní, un turrón y un paquete de garrapiñadas, se necesitaban 1.473 pesos. Un pan dulce de 400 gramos oscilaba los 175 pesos, mientras que un budín se conseguía a 95.

Hoy, una búsqueda online en una cadena de supermercados local arroja que un pan dulce con frutas de 400 gramos y de una segunda marca ronda los 600 pesos (dos por 12.00 pesos). Una sidra de 750 mililitros, también de una marca alternativa, promedia los 500 pesos. La golosina de maní de 250 gramos está 700 pesos, el turrón de 120 gramos unos 300 pesos, y las garrapiñadas 150. El total es de 2.850 pesos, casi el doble exacto.

Las razones son la falta de insumos, de materia prima, y el encarecimiento de los costos que han tenido los frutos secos y las frutas abrillantadas. Se trata de ingredientes que se utilizan para componer productos de panificación, puntualmente la turronería, panes dulces y budines. En tanto, en el rubro bebidas ha habido un aumento más que exponencial con relación a otros productos, por lo que es ineludible que los números andarán por esa enorme cifra de tres dígitos.

Por esa razón, desde la entidad también están trabajando en la posibilidad de concretar alguna canasta promocional, con la misma metodología que venían implementando en los últimos años, compuesta de cinco artículos: sidra, pan dulce, turrón, budín y confitura. Se está estudiando el abastecimiento de los productos, que al ser económicos lógicamente permiten llegar a un precio más que competitivo.

El acuerdo, que se realiza ininterrumpidamente desde 2013, no está descartado pero viene muy demorado por ese inconveniente que surgió en este contexto de descalabro macroeconómico. Seguramente la semana que viene haya alguna definición en concreto. El año pasado, el combo tuvo un valor de 399 pesos y tuvo validez en 83 localidades de la provincia. El número hoy aparece como muy lejana.

Panaderías: pan dulces más flacos
Los panes dulces y budines de panadería que van en la mesa navideña aumentaron solo un 40% desde el año pasado. Con una inflación interanual para el mes de octubre de 88%, intriga saber cómo hicieron los panaderos para no llevar ese incremento al mostrador. La respuesta no es optimista: las ventas cayeron un 35% y ya no tienen aire para encarecer sus productos, que están perdiendo tamaño y calidad porque por algún lado hay que recortar.

Así, reemplazan margarina por manteca, ponen menos frutos secos y bajan la proporción de fruta abrillantada en las preparaciones. Nadie hace magia, los productos baratos salen porque se utilizan materias primas más económicas o se les saca volumen. «La gente se va se va a volcar por lo más barato, y al menos tenerlo como símbolo en la mesa para presentarlo. Algunos van a poder pagar algo más caro, pero la mayoría no, y lamentablemente esa es la realidad», explicó Gerardo Di Cosco, vicepresidente de la Asociación de Industriales Panaderos de Rosario.

Los referentes del sector dicen que las ventas en la industria panadera están cada vez peor, y atraviesan una situación inédita. A pesar de que cuando juega Argentina son días buenos de venta con gran salida de facturas, el Mundial es cada cuatro años y esa situación solo se repite durante el Día del Padre o el Día de la Madre. La realidad marca que los consumidores no tienen dinero, y la irrupción del calor está empujando a la gente a no consumir los productos de panificación.

Por eso, los fabricantes tratan de buscar reemplazos para algunos productos más caros por otros más baratos, y así conservarlos en el mostrador. Esa es la explicación de que el aumento sea tan bajo comparado con la inflación: «Hoy no se puede cobrar un pan dulce de un kilo por encima de los 2.000 o 2.500 pesos. En en Rosario no se lo vendés a nadie, porque mientras tanto en los supermercados los industrializados se están vendiendo a 300 pesos», detalló.

Para saber con qué se va a topar el rosarino que concurra a una panadería, hoy un pan dulce de medio kilo está rondando entre los 400 pesos y 1.000 pesos aproximadamente. Los budines, en tanto, están entre 350 y 900 pesos. Todo depende del modo en que están elaborados, la cantidad de fruta que llevan y el peso. «Otra de las cosas que está ocurriendo y que los clientes no advierten, es que van a comprar un pan dulce o budín al supermercado y lo ven más barato, pero resulta que le han sacado pesaje al producto. En vez de pesar 400 gramos tiene 350», aportó.

Esto se debe a que las ventas cayeron estrepitosamente desde comienzos de año, entre un 30 y 35%. Esta caída se notó fuerte a partir de febrero y marzo, cuando hubo unos aumentos desmedidos de materias primas, y también en julio, de entre un 70 y un 100% en algunos casos. Nada de eso se pudo trasladar a precios porque los comerciantes saben que los clientes no tienen dinero y no les alcanza para llegar a fin de mes.

«Hoy sin dudarlo el 90% de las panaderías del país están con serios problemas económicos, y lamentablemente no tenemos ayuda del Estado. No alcanza para paliar ni con la harina subsidiada que algunos están recibiendo, porque no todos los molinos han ingresado», apuntó Di Cosco. La grave situación empeora porque no hay crédito a tasa subsidiada para reponer el capital de trabajo, y hay cada vez más propietarios endeudados, a veces con la Afip, o con impuestos provinciales, sin que nadie les tienda una mano.

Por otra parte, el referente denunció que hay cada vez más panaderías clandestinas. «Hoy trabajar con persiana baja te salva de pagar un montón de impuestos y de abonar servicios más caros. Estamos cansados de quejarnos y que nadie haga nada. Uno no pretende que la gente esté sin trabajo, pero por lo menos que nos den una mano a los que tratamos de tener las cosas en condiciones, y apostamos siempre al laburo como corresponde», cerró.

Fuente: La Capital