La caravana cumplió un mes en la carretera y aún está lejos de EEUU

Salieron de Honduras y rápidamente quintuplicaron sus integrantes. Están en Guadalajara, a 2.500 km de la frontera.

Salieron de Honduras y rápidamente quintuplicaron sus integrantes. Están en Guadalajara, a 2.500 km de la frontera.

Un mes después de haber iniciado el recorrido en Honduras, Estados Unidos sigue lejos para miles de migrantes centroamericanos que avanzan en caravana por México. Aún les falta más de la mitad del camino.

El primer grupo, que empezó la travesía el 13 de octubre en Honduras, ayer volvió a tomar sus cosas —mochilas, cobijas, alguna bolsa con comida— para ir desde la ciudad de Irapuato hacia su próxima escala, Guadalajara, a unos 240 kilómetros, subidos a camiones o caminando.

San Pedro Sula, el punto de partida en Honduras de los primeros migrantes de la caravana, está a 2.400 kilómetros de Guadalajara. Tijuana, su destino en la frontera para entrar a Estados Unidos por el punto de entrada de San Diego, está a por lo menos 2.500 kilómetros, siguiendo por la costa del Pacífico hacia el norte. Pero la mayoría descarta dar marcha atrás.

«Nosotros tenemos fe. Y la fe mueve montañas», dijo la hondureña Belkis Sánchez, de 22 años, que trabajaba de ayudante en un restaurante chino en su país y es parte de la primera caravana. En algún momento dudó, pero decidió continuar. «Ya he llegado hasta aquí».

Los migrantes estuvieron una semana recuperando fuerzas en Ciudad de México y volvieron a la carretera el fin de semana. «Mi meta y mi sueño siempre ha sido Estados Unidos», afirmó antes de salir. Quiere apoyar a su madre, que tiene 37 años. La tuvo a los 15.

Los migrantes de la primera caravana son ahora unos 5.000, aunque una parte se adelantó al resto. Desde que salieron de San Pedro Sula el tamaño se quintuplicó. Se fueron sumando más hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, algún nicaragüense. Hombres en su mayoría jóvenes, muchas mujeres con niños.

Dos caravanas más

Otras dos caravanas, que en conjunto tienen unas 3.500 a 4.000 personas van detrás siguiendo sus pasos, todavía más alejadas. La segunda llegaba ayer a Ciudad de México desde Puebla, la otra avanzaba repartida entre Oaxaca y Veracruz. Algunos están ya en Nayarit o Sinaloa, más al norte que el resto. O tomaron su propio camino al margen de las caravanas. Unas 75 personas de la comunidad LGBTI recibió apoyo para moverse en autobuses y alcanzó Tijuana el fin de semana.

Autoridades locales apoyan a los migrantes en los distintos lugares por donde pasan con albergues para que puedan pernoctar y con alimentos. «Sabemos que es gente de trabajo, de lucha, es gente que no está en un viaje de placer», dijo en una entrevista de radio el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, en espera de que la primera caravana llegara a Guadalajara.

Tijuana, saturada

Pero en Tijuana se toparán con nuevas dificultades. En el estado de Baja California, donde se encuentra esa ciudad, hay más de 2.500 migrantes mexicanos y centroamericanos varados después de no haber podido cruzar la frontera. Muchos albergues están ocupados y hay una lista de espera para pedir asilo a Estados Unidos.

Desde que la primera caravana salió hace un mes, el presidente de Estados Unidos Donald Trump hizo varias advertencias a los migrantes y utilizó el tema durante la campaña legislativa para las elecciones de medio término del 6 de noviembre. «Esto es una invasión», afirmó. «Vamos a defender nuestra frontera, vamos a defender nuestro país».

Desde que los primeros migrantes empezaron a caminar, Trump anunció que suspendería la ayuda económica a los países del Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador), militarizó la frontera y firmó una orden para impedir solicitar asilo a quienes entren de manera ilegal a su país.

Fuente: La Capital