La crisis hídrica en Uruguay se debe a obras de infraestructura truncas

Con reservas menores al 1% en el embalse que abastece de agua a Montevideo en el país vecino se discute la necesidad de obras.

Con reservas menores al 1% en el embalse que abastece de agua a Montevideo en el país vecino se discute la necesidad de obras.

La crisis hídrica en Uruguay, con una baja histórica de reservas a menos del 1% del embalse Paso Severino que abastece a Montevideo y zonas aledañas, alertó a la población por la falta de infraestructura en el país y mostró que los dos proyectos en pugna, la represa de Casupá y la planta potabilizadora de Arazatí, quedaron truncos por discusiones políticas.

En un recorrida por la represa de Paso Severino, ubicada en el departamento de Florida, Télam pudo observar como quedaron las marcas sobre el concreto del río Santa Lucía cuando estaba más alto y cómo las grietas de la tierra seca acaparan los márgenes del cauce que quedó.

Algunas lluvias en la parte alta de la cuenca ayudaron a recuperar muy poco el caudal del río -que ronda el 1%-, mientras que el Gobierno tuvo que autorizar en las últimas semanas la mezcla de esta agua con la del Río de La Plata, que es salobre, para abastecer a los hogares.

«Estamos en un período de sequías extraordinario, que no ocurría desde la década del 40, tuvimos lluvias muy inferiores a las normales», explicó a Télam Eduardo Zamanillo, ingeniero en recursos hídricos de Uruguay.

El profesional aseveró que «las proyecciones hace 30 años decían que la demanda iba en aumento, que la calidad del recurso iba a disminuir y la única forma de bajar los riesgos era construir reservas donde se pudiese».

La represa de Paso Severino fue inaugurada en 1987 y produjo que los terrenos linderos queden totalmente anegados, incluso el Viejo Puente Severino, que queda más al norte.

Sin embargo, con el histórico descenso del río Santa Lucía ese puente volvió, para sorpresa de los habitantes de Mendoza Chico, el pueblo más cercano, a verse a simple vista luego de décadas de haber permanecido sumergido.

La falta de infraestructura en el país rioplatense agravó la situación generada por la sequía y se debe a que dos proyectos, apoyados por distintos sectores del país, quedaron truncos por las diferencias políticas.

Por un lado, durante los gobiernos del Frente Amplio se impulsó la creación de una represa en la localidad de Casupá, que tenía asignado un préstamo de 80 millones de dólares del Banco de Desarrollo de América Latina, pero nunca se llegó a poner en marcha.

«Esa obra era fundamental para la seguridad hídrica de Montevideo y otros departamentos pero el Gobierno actual no quiso impulsarla», aseguró Edgardo Ortuño, dirigente del Frente Amplio y director de Obras Sanitarias del Estado (OSE), en una entrevista a Télam el viernes pasado.

Por su parte, el presidente Luis Lacalle Pou optó el año pasado por la puesta en marcha del proyecto Arazatí, que es una nueva planta potabilizadora en el departamento de San José para captar agua del Río de la Plata, que tampoco alcanzó a ponerse en funcionamiento.

Cuando presentó el proyecto en noviembre, el mandatario destacó que la inversión de 200 millones de dólares era la más importante de los últimos 150 años en esa área.

«Todo ello brindará la seguridad necesaria para acceder al agua potable sin perjuicio de sequías o fallas técnicas», sostuvo en ese entonces Lacalle Pou.

Ninguno de los dos proyectos impulsados por diferentes sectores políticos uruguayos, fueron finalmente concretados, por lo que la grave crisis hídrica actual reveló la necesidad de contar con esas obras de infraestructura.

«Los políticos reconocieron que fueron dejando el problema para el siguiente, y terminó explotando ahora. Una de las razones por las que Uruguay no hizo estas obras es porque tienen un alto impacto en el déficit fiscal, son obras caras», aseveró Zamanillo.

Fuente: La Nueva mañana