La demanda en comedores y merenderos rosarinos creció al doble durante los últimos meses

En una audiencia en el Concejo Municipal advirtieron que la demanda en comedores y merenderos creció al doble en los últimos meses. Cuestionan la falta de fondos nacionales

En una audiencia en el Concejo Municipal advirtieron que la demanda en comedores y merenderos creció al doble en los últimos meses. Cuestionan la falta de fondos nacionales

Movimientos de trabajadores de la economía popular, organizaciones sociales y representantes de distintas iglesias pidieron este lunes en el Concejo Municipal que se declare la emergencia alimentaria en la ciudad. Según advirtieron, la falta de fondos del gobierno nacional para sostener comedores y merenderos sumada al aumento de la demanda por los altísimos precios de los productos de la canasta básica ponen en jaque la seguridad alimentaria de las miles de familias que habitan los barrios más vulnerables de la ciudad. Según estimaron, en los últimos meses, las personas que se acercan a comedores y merenderos populares creció al doble.

Con estos argumentos, referentes de organizaciones como el Movimiento Evita, la Corriente Clasista y Combativa, Nuestra América, La Dignidad, La Poderosa y la Pastoral Social Evangélica, entre otros, participaron de la audiencia convocada por la comisión de Salud y Acción Social del Concejo Municipal.

Justamente, esa comisión es la que analiza el proyecto presentado por Mariano Romero (bloque Justicialista), acompañado por sus pares de bancada y por los concejales de Ciudad Futura, para declarar la emergencia alimentaria en la ciudad por el término de dos años «con el objeto de morigerar el impacto de la situación económica nacional en los sectores sociales más excluidos, y de velar por la satisfacción de las necesidades básicas de niños, niñas y adolescentes».

La iniciativa crea además una Mesa de Diálogo Social y Económico de la ciudad, compuesta por funcionarios del Ejecutivo, concejales y miembros de organizaciones sociales, que entre otras tareas tendrá a su cargo la confección y actualización de un Registro de Comedores y Merenderos Comunitarios. Y establece la formación de un fondo de asistencia y fortalecimiento para comedores y merenderos, con el objetivo de proveer de alimentos y mejorar la infraestructura de estos espacios.

En el Concejo Municipal
De acuerdo al cálculo de las organizaciones, en Rosario exista una red de unos mil comedores y merenderos que asisten, cada uno, a entre 100 y 400 personas. Hasta el año pasado, el gobierno nacional enviaba mercaderías para el mantenimiento de comedores, pero desde la asunción de Javier Milei no se ejecutaron las partidas previstas para asistencia alimentaria.

«Lo último que recibimos de Nación fue en febrero y consistió apenas en pan dulce y budines», señalaron este lunes referentes de varias organizaciones y aportaron otro dato no menor: hasta diciembre las partidas del gobierno nacional cubrían el 50 por ciento de los costos de funcionamiento de los comedores. La otra mitad la aportaban provincia y municipio.

Pero la falta de presupuesto no es el único problema que enfrentan las organizaciones que sostienen estos espacios. El brutal crecimiento de la inflación, con su impacto en el precio de los alimentos de la canasta básica, multiplicó la demanda de ayuda en los últimos meses.

Según advirtieron, en algunos espacios, la cantidad de familias que asisten a comedores y merenderos se duplicó desde fines del año pasado.

«Consideramos que frente a esta situación, la Municipalidad debe tomar cartas en el asunto porque la Nación directamente abandonó la asistencia alimentaria en Rosario y esto se agrava porque a los comedores y merenderos se acercan cada vez más familias a buscar un plato de comida», advirtió José «Pepe» Berra, referente de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (Utep).

En este sentido, continuó, la declaración de emergencia alimentaria «no sólo significa reconocer que en los barrios hay hambre y que, lejos de resolver los problemas, el gobierno nacional los profundiza, sino que también habilita al municipio de recursos extraordinarios para asistir la situación de los barrios».

La Utep y el Movimiento Evita sostienen más de cien comedores en los barrios más vulnerables de la ciudad donde, apuntó Berra, no sólo falta comida sino que también empiezan a cerrar sus puertas lugares de contención «imprescindibles» para personas con consumos problemáticos, o para la primera infancia, también afectados por el recorte de partidas del gobierno nacional.

David Mendieta es vocero de la Pastoral Social Evangélica, un conjunto de iglesias que sostienen una decena de comedores en los barrios más pobres de la ciudad. «El año pasado teníamos cinco comedores y por cada uno asistían entre 50 y 150 personas. Actualmente tenemos once espacios que reciben a casi 3.000 personas», señaló y advirtió que «aún así, no podemos dar respuestas a muchos que se acercan a pedir ayuda».

Mendieta subrayó que «Rosario no es ajena a la crisis social que vive el país» y que «en los últimos cuatro meses, la situación de los barrios se agudizó en forma constante». En ese contexto, se sinceró, «los comedores ya no estamos alimentando, estamos llenando la panza».

La pastoral realiza trabajo territorial en la zona oeste, noroeste y norte de la ciudad, en barrios como Empalme, Los Pumitas, La Bombacha, Stella Maris, Francetti, Santa Clara y La Lagunita, donde además de servicio alimentario cubren oras necesidades como apoyo escolar y actividades para mujeres, infancias y adolescencias.

En estos territorios, señaló el pastor, «el recorte de fondos del gobierno nacional se traduce en vulneración de derechos para toda la población» y amenaza la construcción de una «Rosario de paz, porque no puede haber paz con pibes sin comida, familias sin empleo y falta de políticas públicas para atender esas necesidades», concluyó.

La emergencia en números
La semana pasada, la diputada provincial Lucila De Ponti (PJ) presentó en el Concejo Municipal el relevamiento de precios de productos de la canasta básica que el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz realiza en comercios minoristas de cuatro barrios populares de la ciudad: Casiano Casas, La Sexta, Bellavista y Mangrullo. El informe, fechado en marzo pasado, destaca que una familia rosarina necesitó 424.595 pesos sólo para alimentarse.

De acuerdo al relevamiento, el costo de la canasta alimentaria familiar sufrió un incremento del 57% en el primer trimestre de este año respecto de diciembre y una suba de 303% interanual comparado con marzo de 2023. Entre los productos que más aumentaron en el último trimestre, se destaca el pollo (+114%), la leche (+88%) y el arroz (+80%).

Analizando estas cifras, De Ponti consideró que los porcentajes de aumentos no tienen antecedentes. “Este es un estudio que realizamos de forma trimestral, y lo que estamos notando en este primer período es algo nunca antes visto. Los precios de los alimentos no paran de subir, y los ingresos de las familias corren siempre por detrás” aseguró y advirtió que “comer poco a poco va volviéndose un lujo”.

Las consecuencias que imprime el crecimiento de la inflación en el precio de los alimentos se verifica a diario en los comedores comunitarios que ven crecer la demanda de asistencia. En febrero pasado, El vice presidente de Cáritas Rosario, Fabián Monte, advirtió que cada vez son más las personas que se acercan a las parroquias para pedir un plato de comida. Según estimó, el aumento de la demanda que se verifica en los comedores de la Iglesia católica ronda el 40% en los últimos meses, en gran parte empujado por «familias que llegan por primera vez a los salones parroquiales».

Fuente: La Capital