La ex guerrilla de las Farc se retira de la contienda presidencial

La ausencia de garantías electorales y el estado de salud de Timochenko llevaron al nuevo partido político a declinar su participación

La ausencia de garantías electorales y el estado de salud de Timochenko llevaron al nuevo partido político a declinar su participación

A 16 meses de haber firmado un acuerdo de paz con el gobierno colombiano, los ex combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) participarán por primera vez en unas elecciones parlamentarias este domingo. Tras la entrega de armas del que fue el grupo guerrillero más grande de América latina, los colombianos miden el impacto de la paz entre beneficios y problemas en aspectos como el ambiental, rural y la seguridad. La participación política de ex combatientes es una rosa con espinas: aunque el Ejecutivo celebra que 73 candidatos del partido conformado por la ex guerrilla están inscritos para los comicios parlamentarios, esa colectividad se vio obligada a suspender su campaña por constantes amenazas de quienes no quieren ver en las tarjetas electorales las fotos de antiguos jefes guerrilleros.

El candidato presidencial de esa agrupación, Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», se vio ayer obligado a retirarse definitivamente de la campaña, aunque por razones de salud. El ex jefe guerrillero sufrió un infarto hace una semana y el miércoles último fue sometido a una cirugía de corazón abierto.

En un comunicado de siete puntos el ahora partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común señaló que «circunstancias ampliamente conocidas por la opinión pública sobre el proceso de recuperación de nuestro candidato «Timo» tras la cirugía practicada en el día de ayer (miércoles), unidas a las ya señaladas sobre los rasgos de la contienda electoral, nos han llevado a declinar nuestra aspiración presidencial». En otra parte de la nota indicaron que desde la firma del acuerdo de paz con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos en 2016 «fueron asesinados más de 50 ex guerrilleros o familiares suyos y más de 250 líderes sociales» y destacaron que aún en esas condiciones «persistimos en nuestra participación electoral con la firme convicción sobre la necesidad de un gobierno de transición de gran convergencia nacional». Sin embargo, la salud de Londoño los obligó a cambiar de planes. Imelda Daza, quien lo acompañaba en fórmula presidencial, dijo a periodistas que «la decisión de no participar en las elecciones presidenciales sólo se tomó apenas anoche» (miércoles) y adelantó que en los próximos días comunicarán la posición que tendrá el partido sobre la elección presidencial del 27 de mayo.

A su vez Iván Márquez, vocero político de las Farc y candidato al Senado en los comicios legislativos del próximo domingo, dijo que después de varias reuniones en los dos últimos días tomaron la decisión de abandonar la contienda presidencial.

De todos modos, la fuerza reiteró su disposición al diálogo con todos los sectores políticos e invitó a «votar este domingo 11 de marzo por nuestras listas cerradas a Senado y Cámara» para permitir el ingreso al Parlamento de una «bancada robusta que trabajará sin descanso por los propósitos de la paz democrática con justicia social».

La víspera, «Timochenko», que lleva siete días internado en una clínica de Bogotá, fue intervenido quirúrgicamente por problemas coronarios. Horas antes de la cirugía había escrito en Twitter: «Ratifico mi entrega a la paz y a la reconciliación, ahora con el corazón más fuerte». El ministro del Interior, Guillermo Rivera, dijo que la decisión de las Farc fue «de fuerza mayor» y sostuvo que en este tipo de situaciones «no hay lugar a opiniones porque es un asunto de salud del señor Rodrigo Londoño y eso es prioritario».

Frustrados procesos de paz

En sus 52 años de actividad guerrillera (1964-2016) las Farc cometieron innumerables ataques contra poblaciones y la fuerza pública, al tiempo que protagonizaron frustrados procesos de paz con varios gobiernos para tratar de acabar con un conflicto que dejó unos 230.000 muertos, al menos ocho millones de víctimas y unos 80.000 desaparecidos.

Si bien la paz benefició a varias regiones que antes eran azotadas por la violencia, los asesinatos selectivos de líderes sociales siguen siendo el dolor de cabeza del gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Según un informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, se cometieron 205 asesinados de esas características. Adicionalmente, el Comité Internacional de la Cruz Roja indicó que en zonas donde anteriormente operaba las Farc el conflicto armado se ha acentuado por disputas de territorio entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), todavía activa, y bandas criminales. «La disminución de las acciones armadas en varias regiones del país contrasta con la continuidad de graves fenómenos de violencia y la falta de mejoras en las vidas de comunidades que más han sufrido el conflicto», dijo el jefe de delegación del organismo, Christoph Harnisch. Otro aspecto de la implementación de paz es la erradicación de cultivos ilícitos. Según cifras oficiales, tan solo en 2018 se eliminaron 1.820 hectáreas de plantaciones de coca, que se suman a las 52.571 reportadas el año pasado.

El vicepresidente colombiano, Oscar Naranjo, indicó que el fin del conflicto permite «hacer sustitución para que haya un tránsito a la legalidad de comunidades que estuvieron condenadas al cultivo ilegal durante muchos años». Sin embargo, la ONU señaló el evidente crecimiento de estos cultivos ilegales, calculando que en 2016 aumentaron hasta las 146.000 hectáreas, lo que supone un alza del 52 por ciento con respecto al año anterior, una cifra histórica.

En cuanto a cerrar la brecha entre el campo y las ciudades, el gobierno destacó que fueron construidos 2.000 kilómetros de vías en departamentos donde antes operaba la guerrilla, permitiendo que los campesinos estén mejor conectados con los centros urbanos. Otro sector beneficiado es el ambiental, pues el presidente Santos celebró que los científicos encontraron 94 nuevas especies animales y vegetales en lugares donde estaban las Farc.

A pesar de esto, colectivos civiles denunciaron que la tala de árboles creció desde que las Farc abandonaron sus zonas de operación, en tanto que el ministro de Ambiente, Luis Murillo, indicó que «la meta planteada para el año 2020 de reducir a cero de deforestación en la zona amazónica tendría que revisarse».

En departamentos como Amazonas, Caquetá, Guainía, Guaviare, Putumayo y Vaupés, las Farc ejercieron control del territorio por cinco décadas, obligando a los habitantes a preservar el medio ambiente, como excusa para que la selva se mantuviera espesa y les fuese fácil esconderse en combate. Otro de los aspectos llamados a mejorar por la paz es la eliminación de las minas antipersona, artefactos explosivos que la guerrilla ocultaba debajo de la tierra y que detonaban al ser pisados. Según cifras oficiales, 188 municipios ya están libres de estos artefactos y otros 263 están en proceso de limpieza. Un total de 673 corregimientos tienen sospecha de minas antipersona. En 2016, Colombia despejó de minas 2,6 millones de metros cuadrados, en la actualidad la cifra se ubica en 5,2 millones de metros de cuadrados. La meta es eliminar estos artefactos del todo para 2021.

Fuente: La Capital