La fuerza del que ayuda y la necesidad que crece en las calles jujeñas

Los voluntarios que visitan a diario a personas en situación de vulnerabilidad viven situaciones fuertes.La realidad de aquellos que no tienen casa es más dura en época invernal y se acrecienta por la indiferencia de la gente.

Los voluntarios que visitan a diario a personas en situación de vulnerabilidad viven situaciones fuertes.La realidad de aquellos que no tienen casa es más dura en época invernal y se acrecienta por la indiferencia de la gente.

Noche tras noche, grupos de voluntarios recorren arterias capitalinas buscando a personas en situación de calle que les cuentan sus dolores, sus miedos y también sus esperanzas de salir adelante.

Estos héroes sin capa, pero con un plato de comida y un abrazo contenedor, intentan aliviar esa angustia que posee el que no tiene hogar y se siente abandonado.

Además de llevarles cariños, los hacen sentir acompañados y por un rato se olvidan del golpe que cada día les pega la indiferencia de la sociedad y la pobreza que los abruma.

Hace pocas semanas se conoció un caso, que se suma a otros que ocurren año tras año, de una persona en situación de calle que perdió la vida. Lo curioso o, mejor dicho, lo doloroso de esta situación fue que el hombre murió y pasaron cuatro días para que la gente se entere de que estaba muerto.

Este episodio refleja lo indiferente que puede ser el Estado (organismos de sanidad, seguridad y la sociedad). Al respecto Cecilia Cernuschi voluntaria del grupo «Zoom» comentó que: «José era una persona no muy sociable y que pasaba por una crisis nerviosa, se notaba que no estaba bien, quizás por eso le agarró un paro cardíaco. Lo más triste es que estuvo 4 días tirado en la calle y nadie se daba cuenta que estaba muerto. Tenía un estado de descomposición muy avanzado para reconocerlo a primera vista. Nadie se dio cuenta, en un lugar donde hay mucha gente y sobre todo organismos de sanidad y seguridad».

Muchas personas que se encuentran en la calle luchan contra adicciones que les generan graves problemas de salud, por eso, la visita de los jóvenes solidarios es muy importante porque siempre los incentivan para que se realicen controles médicos, y no se sientan tristes y abandonados.

«Quizás si los conociéramos un poco más nos daríamos cuenta, entenderíamos la situación de ellos y lo difícil que es salir de eso que los atrapa. Cada uno tiene una historia, y nosotros tratamos de que ellos crean en sí mismos. Ellos están ahí por problemas económicos, pero también por asuntos familiares, peleas y separaciones. Muchos adultos mayores son abandonados por sus hijos que los buscan cuando están por cobrar y luego los vuelven a abandonar», sostuvo Andrea Tarifa, miembro de la fundación «Manos Abiertas».

Algunos adolescentes viven desde niños debajo de un puente y por las calles de la ciudad aprendieron a jugar y divertirse sin un padre o una madre que les dé el cariño que merece todo niño.

Sufren de calor, de hambre, de sed, del frío invernal (que se llevó víctimas años atrás). También padecen de discriminación, quizás los que más les duele. Pero hay voluntarios que si los quieren y los ayudan.

En ese sentido, Tarifa agregó que, «así también como tenemos a mucha gente que es indiferente, también existen aquellos que se preocupan y se ponen en su lugar. Se nota la alegría en una persona en situación de calle cuando los llamamos por su nombre, algo tan simple les saca una sonrisa. Ellos son muy agradecidos, nos brindan su confianza y cariño. También son solidarios y se cuidan. A veces la comida no alcanza para todos y sin dudarlo la comparten, al igual que la ropa de abrigo».

Más pobreza y menos voluntarios

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en los últimos seis meses la pobreza fue del 24,2% y la indigencia del 4% en la provincia. El 28,2% de la población jujeña vive en situación de pobreza. Este porcentaje se traduce a 95.288 personas.

Esta preocupante situación provocó que existan más personas en situación de calle y significó una merma en la cantidad de voluntarios que se ocupan de esta problemática.

Según el testimonio de los jóvenes que no resignaron esta actividad solidaria, muchos de los voluntarios dejaron de realizar esta tarea porque tienen menos tiempo que antes, ya que deben trabajar más o buscar empleo. En otras palabras, la crisis económica por la que atraviesa el país impactó también en el sector del voluntariado.

«La situación es triste, ellos están ahí y la sociedad los sigue ignorando. Esa indiferencia hace que todo sea más pesado para nosotros. La crisis económica hace que seamos más egoístas y que nos involucremos menos», manifestó Cernuschi.

Amor recíproco da frutos

Como dicen los voluntarios, “cada vez que una persona decide realizar el acto de darle una porción de ayuda a aquel que la necesita, no sólo se beneficia el que sufre sino también aquel que da”. Es decir, ambos reciben esa colaboración que les llega al corazón.
Una experiencia muy linda, fue la que vivió Cecilia Cernuschi de “Zoom”. Una noche de verano le tocó realizar el recorrido sola, aunque su espíritu aventurero y solidario la acompañó. Fue un momento que le sirvió para pensar sobre esa tarea tan sacrificada a veces, y hasta se le pasó la cabeza dejar de hacerla. Una idea que muy rápido se esfumó porque esa noche le ocurrió algo especial.
“Encontré un muchacho que estaba solo, durmiendo en la calle; me acerqué, hablé con él, estaba en una situación complicada y se encontraba alcoholizado, pero tenía la necesidad de hablar con alguien. En su entorno no encontraba esa posibilidad, estuve una hora y media hablando con él, me abrazó, me contó su vida y sus problemas”, dijo. Al salir de ese encuentro, la voluntaria decidió ponerse en contacto con “Manos Abiertas” para preguntarles si lo podían recibir. Ellos le respondieron que sí, siempre y cuando cumpla con las normas de la institución, no estar alcoholizado, por ejemplo. Al principio, el hombre decidió no ir y seguir viviendo en la calle. Pero otro día, “lo volví a cruzar, charlamos de nuevo y le dije algo que le cambió su manera de pensar. Le dije que lo estaban esperando para darle contención y amor”, mencionó Cernuschi. Esas palabras tocaron su corazón y decidió ir a “Manos Abiertas”. De a poco se fue recuperando y logró salir adelante volviendo a Salta, su lugar de origen, para estar con su familia.
El encuentro que la joven tuvo con este hombre, no solo significó algo que le abrió puertas a una persona que se alcoholizaba y vivía en la calle. También fue un momento que le sirvió a la voluntaria para darse cuenta que debe seguir haciendo lo que hace, “cuando tenía muy pocas ganas de seguir, él apareció y me ayudó a tomar más fuerzas”, mencionó.

Más testimonios de superación

Otros de los grupos que frecuentemente visitan a personas en situación de calle es “Por Una Sonrisa”. Alejandra Aisama, miembro de la institución, resaltó lo importante que es no bajar los brazos ya que los resultados tardan en llegar, pero llegan. “Recuerdo el caso de ’Carlitos’, un muchacho que se drogaba y era violento, pero de a poco está dejando esa adicción. Enrique es otro de los hombres que lograron superarse, de vivir en la calle pasó a trabajar y vivir en una casa. Su problema era sentimental, ahora además de tener un trabajo quiere terminar la secundaria y sumarse a nuestro grupo”, resaltó Aisama.

Todos podemos convertirnos en voluntarios

Colaborar con esta causa no significa solamente hacer los recorridos nocturnos por las calles céntricas que los diferentes grupos y fundaciones realizan cada noche. Hay otras formas de ayudar, si bien, por la escasez de voluntarios es muy importante asistir a dichos encuentros, también es necesario que aquellos que no pueden ir, donen insumos para las personas en situación de calle.
Se acerca el frío y las donaciones de ropa de abrigo, medias, frazadas y colchones pueden hacer que esta población pueda combatir el arrollador invierno. También se pueden colaborar alimentos no perecederos, sopas en sobre, café, pan, etc.
“Todos podemos ayudar, no solamente desde un alimento sino también desde una palabra. La madre Teresa decía que las palabras más amables pueden ser cortas y fáciles de decir, pero sus ecos son infinitos. Hay males que no se pueden curar con dinero, solo con amor. Y eso es justamente lo que más les hace falta a ellos, amor y que no seamos indiferentes”, comentó Andrea Tarifa de “Manos Abiertas”.
Siguió diciendo que: “No vamos a lograr cambiarles la vida con un plato de comida, pero si vamos a darles fuerzas para salir y retomar las riendas de su vida, ese empuje que ellos necesitan para superar obstáculos”.
Las instituciones que llevan a cabo esta actividad necesitan de más voluntarios que se sumen a sus filas, al igual que donaciones para sus recorridas nocturnas.
Se puede colaborar con la fundación “Manos Abiertas”, “Zoom” y “Por Una Sonrisa” escribiéndoles a sus páginas de Facebook que se pueden encontrar mediante sus nombres. También, por medio de los siguientes números de teléfono: “Zoom” (388-4046020); “Manos Abiertas”(388-5259577); “Por Una Sonrisa”(388-4644197).

Fuente: El Tribuno