La inflación golpea a los comedores comunitarios de Paraná

Frente a una mayor demanda y una creciente inflación, los comedores comunitarios de los barrios hacen malabares para que las ayudas y donaciones alcancen

Frente a una mayor demanda y una creciente inflación, los comedores comunitarios de los barrios hacen malabares para que las ayudas y donaciones alcancen

En muchos barrios de Paraná, los comedores comunitarios cumplen un rol fundamental, proporcionando el alimento a los vecinos que no logran ganarse su sustento debido a las adversidades del contexto actual. En este marco, hacen malabares para afrontar la inflación.

Algunos funcionan desde décadas, conociendo las necesidades de la gente, que nunca se terminan y hasta se multiplican; otros se fueron gestando frente a las distintas crisis que confluyen en la exclusión y la postergación de quienes están en una situación de vulnerabilidad social o al menos en desventaja. Lo cierto es que en los últimos años, incluso previo a la pandemia, casi todos han advertido un incremento en la demanda y hoy hacen malabares para que todos coman.

A algunos lugares concurren familias enteras, varias que son numerosas; también personas mayores que con la jubilación o sin ella no llegan a cubrir sus gastos en el mes; y jóvenes que no tienen empleo fijo ni formal.

La mayor dificultad en algunos casos es munirse de los recursos necesarios para poder elaborar un menú nutritivo para aquellos que van al comedor a buscar una vianda. Y en un contexto inflacionario, en el que los alimentos aumentan por encima del Índice de Precios al Consumir general, se hace cada vez más cuesta arriba esta tarea.

Tal es el caso del comedor comunitario de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, situada en calle República de Siria en barrio La Floresta, donde desde hace más de 18 años preparan viandas para los más necesitados. En un tiempo las entregas eran a diario, pero la crisis los golpeó con fuerza y tuvieron que reducir a dos días a la semana la provisión de las porciones. Martes y jueves van a buscar una ración de lo que hayan preparado en la jornada personas del barrios y las zonas aledañas.

En este marco, Héctor Yedro, el coordinador del comedor, quien trabaja junto a cuatro voluntarios más, aportando su tiempo, su esfuerzo y su corazón a esta causa, confió a UNO: “Estamos haciendo entre 130 o 140 porciones más o menos, dos veces a la semana, y de esa manera lo sostenemos hoy al comedor. Tenemos una ayuda de la provincia, que hasta principios de este mes era de 62.880 pesos, y si bien ahora en mayo la aumentaron en alrededor de 15.000 pesos, de todas maneras no podemos sumar más días, porque igualmente no nos alcanza”.

Asimismo, señaló: “Por los menos tratamos de mejorar lo que es la comida y esas cosas. De a poquito aparecen donaciones de fideos y otras cosas, que se reciben en la parroquia, pero son a cuentagotas, no como antes, y por eso no podemos largar más días”.

“En general podemos cumplir con todos, pero hay ocasiones que viene más gente y la tenemos que poner en lista de espera, a la que recurrimos cuando por ahí alguno que ya estaba viniendo consigue trabajo, nos avisa y le deja lugar a otro que necesita la vianda”, dijo. A su vez, que desde el inicio de este proyecto está firme en su labor, explicó: “Hay personas de todas las edades, de 60 o 70 años, mamás con su chicos pequeños, y hay mucha juventud, hombres jóvenes que incluso van a buscar dos porciones porque son para él y la pareja, ya que no tienen trabajo ninguno de los dos”.

Acerca de los menúes, indicó: “Cocinar un guiso lleva mucha plata y nosotros jamás dejamos de ponerle carne, y es lo que más caro está: un kilo de carne picada cuesta cerca de 100 pesos, y la aguja casi 700 pesos. Por ahí compramos pollo y si está templado el día hacemos salpicón con arroz. Con ravioles lamentablemente ya no, porque es muy costoso”.

“Estamos lejos de las épocas en que recibíamos donaciones y podíamos cocinar desde milanesas hasta pollo al horno. Hoy no nos faltan las ganas, pero si lo hacemos aunque sea una vez por mes, quedamos limitados para llegar a fin de mes con la viandas”, lamentó.

El padre Horacio Correa también forma parte de una serie de proyectos sociales que contemplan dentro de sus acciones que las personas que participan tenga acceso a un plato de comida: coordina el grupo Un Cielo Nuevo, que los martes convida con viandas a personas en situación de calle; e integra el Hogar de Cristo, un centro de acompañamiento social, pensado en sus inicios como espacio para personas sin recursos con consumos problemáticos, pero que expandió su campo de actividades con la llegada de familias que precisaban una contención.

“El Hogar de Cristo es un centro de día, en el que estamos lunes, miércoles y viernes, entre las 10 y las 15, y en ese marco de horario los jóvenes y las familias que vienen desayunan, cuelgan su ropa, empiezan a cocinar y entre todos almorzamos. Después tenemos algunos momentos de charlas, están los psicólogos, personal de la diaria, hay alguno que otro taller con el que se está trabajando, como manualidades o cosas así”, contó a UNO, y observó: “La cantidad de personas que viene ronda entre las 50 y 60. Por ahí ha sido un montón de gente la que ha llegado, no siempre en situación de calle, sino de los barrios aledaños pobres de Paraná”.

Correa precisó que preparan platos variados, con lo que pueden ir comprando en este contexto de creciente inflación: “Hace un buen tiempo era siempre guiso, que variábamos con fideos, arroz, polenta y demás. Pero hoy estamos haciendo muchos platos con pollo, que es lo más accesible: a veces un arroz con pollo, un estofado, alguna vez una milanesa. Todo con mucha verdura, asesorados por una nutricionista, para ir variando y que no sea siempre lo mismo”, dijo, y también comentó que en la actualidad las necesidades se ven más, al advertir que en los horarios de apertura de la parroquia concurre gente que antes no iba. “Vienen a pedir algún comestible, o algún resto de comida hecha. Incluso llegan jovencitos, de 18 o 19 años”, sostuvo.

En cuanto a las recorridas con Un Cielo Nuevo, manifestó que el martes a la noche hicieron un locro para compartir con personas en situación de calle, y expresó: “Hay grupos que salen los demás días. Lo habitual es que hagamos unas 60 porciones por martes. Hay algunas familias con niños de la zona de la escuela Hogar que llega, o también de otros barrios”.

Sobre la forma en que trabajan, explicó: “La mayoría de lo que preparamos es con donaciones de la gente que se van consiguiendo. Y en Hogar de Cristo también, y si bien además trabajamos con Sedronar, es una ayuda que no se destina tanto a alimentos sino a otras cuestiones vinculadas a los consumos problemáticos. Las donaciones se pueden hacer a través de las redes sociales: Hogar de Cristo Lourdes, o Un Cielo Nuevo; o en la secretaría de parroquia, en calle 25 de Junio 854, de lunes a sábado de 9 a 11”.

También en Paraná funciona el comedor Luis Pacha Rodríguez, en Pronunciamiento 631 del barrio Belgrano, brindando una vianda en el almuerzo de lunes a viernes a los más carenciados. Forma parte del centro comunitario Solidaridad, que sostiene además el comedor Los Gurises, en barrio Presidente Perón, donde dan una cena. Liliana Barrios de Godoy es la coordinadora y contó a UNO: “Se vino el frío y es realmente mucha demanda que hay. Viene mucha gente necesitada a la que no le alcanza, que por ahí se quedaron sin trabajo y tienen muchos hijos. Son por lo general de los barrios Belgrano, La Delfina, la Villa 351 , Antonini, Las Piedras, Gaucho Rivero; y hasta viene una señora muy mayor caminando desde atrás del Club Talleres”.

“Hay mucha necesidad y se nota más a partir de la pandemia. Y ahora la situación es cada vez más crítica para nosotros, porque los precios suben mucho de una semana a otra. Tenemos ayuda de Nación con la que nos sustentamos, y elaboramos un menú muy nutritivo, con carne y demás, pero es para 390 beneficiarios y tenemos 426 en este momento. Por suerte contamos con donaciones de la Cámara de la Construcción, y de la Municipalidad, que una vez por mes nos da un refuerzo y de ahí cubrimos lo que nos falta”, dijo a modo de conclusión.

FUente: Uno