La mitad del Gran Santa Fe bajo la línea de la pobreza: «Es necesario saber quiénes son esos pobres»
El licenciado en sociología, Pablo Amsler, analizó la situación del área metropolitana de Santa Fe y dijo que es necesario "saber quiénes son esos pobres" para diseñar las políticas públicas para revertir la situación
12/10/2021 MUNICIPIOSEl licenciado en sociología, Pablo Amsler, analizó la situación del área metropolitana de Santa Fe y dijo que es necesario «saber quiénes son esos pobres» para diseñar las políticas públicas para revertir la situación
En el último día de septiembre el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dio a conocer los datos de pobreza del primer semestre de 2021 y ubicó al Gran Santa Fe, con el 50,5 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza, como el tercer conglomerado del país con más pobres. Solo Concordia (56,1%) y el Gran Resistencia (51,9%) muestran una realidad más dura.
El licenciado en sociología por la UNL, Pablo Amsler, dialogó con UNO Santa Fe y aclaró que por el momento lo que no se puede saber es «quiénes son esos pobres» porque falta que el Indec publique información más detallada. «Sabemos la distinción según edad y género, por eso podemos saber que el impacto fue más grande en la población más joven. Hoy el salto de la pobreza en la ciudad de Santa Fe se da por encima de la media nacional, siendo que siempre fue inferior. Lo mismo sucede con el desempleo», remarcó el doctorando en estudios sociales del IHUCSO UNL y becario doctoral IHUCSO-UNL-Conicet.
Amsler puso el acento en un punto que es que «la pobreza aumenta de manera muy preocupante en el Gran Santa Fe y eso no sucede a nivel nacional ni en el Gran Buenos Aires. Hoy Santa Fe es el tercer aglomerado con mayor índice de pobreza».
«El Indec todavía no publicó el segundo trimestre de 2021, eso no nos permite describir quiénes están dentro de la pobreza. De acuerdo a las proyecciones uno puede hipotetizar y lo primero que podemos decir es que los ingresos no crecieron por encima de la inflación. La canasta aumenta en mayor proporción y se come a un sector de la población cuyos ingresos no aumentaron lo suficiente para poder acceder a ese grupo de bienes y servicios que conforman la Canasta Básica total», analizó.
En el primer semestre, en el Gran Santa Fe uno de cada dos jóvenes de entre 18 y 30 años, están en la informalidad y ese porcentaje aumenta en los varones hasta el 60 por ciento. «Eso implica –explicó Amsler– que ante cualquier coyuntura económica más o menos adversa estén mucho más expuestos al desempleo y a la pérdida de derechos laborales. Además los niveles de ingresos son preocupantes, y eso es lo que define quiénes son pobres y quiénes no en un período».
Una de las preguntas a las que es difícil encontrarle respuesta es cómo un conglomerado como el del Gran Santa Fe puede pensar soluciones a un problema que tiene variables macroeconómicas determinantes y que no están a su alcance resolverlas como la inflación, el tipo de cambio, entre otras. Al respecto, Amsler dijo: «Nosotros nos preguntamos todo el tiempo eso porque las políticas distributivas de los ingresos, en general, son de competencia nacional. Pero también nos preguntamos, si son variables nacionales cómo puede ser que en el Gran Buenos Aires disminuya la pobreza y en el Gran Santa Fe aumente».
Para Amsler Santa Fe tiene características que la dejan bien ubicada a nivel nacional, como los niveles de informalidad que son más bajos que la media nacional y tiene un fuerte vínculo del empleo con el sector público que le da una mayor estabilidad y seguridad económica,. También destaca que los niveles de ingresos son relativamente altos respecto a otras jurisdicciones.
«Por eso nos preguntamos por qué en Santa Fe se da ese salto en la pobreza y qué políticas se pueden pensar a nivel local para atenuar el impacto. Lo primero que necesitamos es conocer bien quiénes están en la pobreza, son hombres, son mujeres, a qué se dedican. Dentro de ese 50,5 por ciento que está debajo de la línea de la pobreza hay una población muy diversa», explicó.
«Estos saltos tan impactantes en el aglomerado Gran Santa Fe –continuó–, que no se dan en el Gran Rosario, hay que pensar por qué se dan acá. En el segundo trimestre de 2020, cuando arrancan las medidas de aislamiento, lo que vimos fue cómo saltó el desempleo en Santa Fe respecto de otros aglomerados. Acá pasó del 7 al 20 por ciento. Una locura. Mientras que en Rosario pasó del 6 al 12 por ciento. En Santa Fe eso fue disminuyendo, pero no volvió a los niveles prepandemia».
En ese sentido, Amsler sostiene que hay que analizar entre las personas económicamente activas quiénes están dentro de los niveles de pobreza, saber a qué se dedican, si son empleados o cuentapropistas, entre otras variables.
«Hoy hay empleados formales que no alcanzan a cubrir la Canasta Básica total. Mientras que en los momentos de crisis el cuentapropismo absorbe un montón de empleados informales que no consiguen trabajo en relación de dependencia y eso se termina transformando en un cuentapropismo no calificado que sería mucho más inestable y con menores ingresos», sostuvo.
La intervención del Estado
El licenciado en sociología aclara que el Gran Santa Fe tiene un núcleo de pobreza estructural que ronda el 20 al 25 por ciento que subsiste hasta en las mejores coyunturas económicas. «Pero hoy –remarcó– tenemos nuevos pobres que se fueron sumando y necesitamos saber quiénes son para poder pensar en políticas económicas específicas ya sean de Nación, Provincia o la Municipalidad».
«En los lugares con una pobreza mucho más emergente en los últimos tiempos se deberían establecer un vínculo de las políticas nacionales que tienen un presupuesto mayor, pero con focalización de acuerdo a cada territorio», propuso Amsler ante la consulta de cómo se puede salir de una situación crítica como la que atraviesa el Gran Santa Fe.
El aglomerado Gran Santa Fe es uno de los más grandes del país y hoy es el tercero más pobre. «No sé si alguna vez en la historia pasó esto», dijo Amsler y aclaró que «esto va variando de acuerdo a la coyuntura» pero que eso también «habla de la inestabilidad de un sector de la población que a veces queda dentro de los niveles de la pobreza y en otras mediciones sale».
Los números que publicó el Indec tienen que ver con la pobreza medida de acuerdo a los ingresos personales. Después hay otras formas de medir la pobreza vinculadas a cuestiones de hábitat, vivienda, educación y que tienen que ver con inversiones que el Estado puede hacer a largo plazo para mejorar las condiciones de bienestar de la población.
«Como la pobreza medida por el Indec tiene que ver con los ingresos –argumentó Amsler–, el Estado en sus diferentes niveles, con un programa fuerte de transferencia de ingresos, puede modificar la situación de pobreza permitiéndoles a las personas acceder a un conjunto de bienes y servicios que están dentro de la Canasta Básica total. El tema es que los ingresos están corriendo por detrás de la inflación. Ese es el problema».
En el análisis tampoco se puede soslayar el impacto que tuvo la pandemia en lo social y en lo económico. En base a un proyecto del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación Amsler junto a un equipo de trabajo formó parte de un Programa de Investigación para la Sociedad Argentina Contemporánea (Pisac Covid) para evaluar ese impacto de la pandemia. Uno de los aspectos que se estudiaron fue la incidencia o no de los programas nacionales como el ATP y el IFE para atenuar el impacto de la pandemia en los hogares y las empresas.
El IFE fue una política del gobierno nacional que estuvo vigente durante los meses más complicados por las restricciones en 2020. Sin embargo, el Ingreso Familiar de Emergencia que llegó a alcanzar a unas 9 millones de personas en el país se terminó a fines del año pasado. Durante 2021 el avance de la vacunación permitió la baja de contagios e internaciones. Eso se tradujo en que varias actividades económicas recuperen niveles de actividad. Sin embargo, hay otras que aún no lograron llegar a la situación previa a la pandemia.
Con el 50,5 por ciento de la población bajo la línea de la pobreza, el Gran Santa Fe hoy está casi 10 puntos por encima de la media nacional (40,6 por ciento). Además, tuvo un crecimiento de la pobreza del 10,7 por ciento en tan sólo seis meses. Esos datos surgen de la comparación de los números del segundo semestre de 2020 y el primero del 2021. Ahora el Estado, en todos sus niveles, tiene que articular las políticas necesarias para revertir la situación.