La nueva fiscal general de Brasil sería un alivio para Michel Temer
Raquel Dodge sustituyó a Rodrigo Janot, quien pidió dos veces el procesamiento del mandatario antes de finalizar su período
19/09/2017 EL MUNDORaquel Dodge sustituyó a Rodrigo Janot, quien pidió dos veces el procesamiento del mandatario antes de finalizar su período
La nueva fiscal general de Brasil, Raquel Dodge, asumió su cargo y advirtió que nadie está por encima de la ley, pero a la vez abogó por apaciguar la guerra de poderes desatada en el país por las denuncias de corrupción, que alcanzaron al propio presidente Michel Temer. Temer eligió a Dodge de un trío de candidatos. Dodge le ganó a un candidato claramente menos favorable a Temer, que respondía a la línea dura del anterior fiscal general, Rodrigo Janot. Este presentó dos denuncias penales contra Temer antes de terminar su período.
«La armonía entre los poderes es un requisito para la estabilidad de la nación», declaró Dodge, de 56 años, en su discurso inaugural en la sede del Ministerio Público Federal (MPF) en Brasilia. La jurista también levantó la bandera de la lucha contra la corrupción como una prioridad para su gestión de dos años: «Nadie está por encima o por debajo de la ley», declaró Dodgne. Brasil, sentenció, ya «no tolera la corrupción y no solo espera, sino también exige resultados». La nueva funcionaria cursó estudios de grado en Brasilia y los de posgrado en Harvard. Es la primera mujer en ejercer como procuradora general. Funcionaria del MPF desde 1987, llega al máximo cargo en pleno recrudecimiento de la crisis causada por la saga del Lava Jato, los escándalos que entrelazan al primer nivel del Estado con las mayores empresas del país, entre ellas la gigante petrolera estatal Petrobras. Esta firma fue víctima de un esquema de corrupción creado durante los años de poder de Lula da Silva y de su sucesora, Dilma Rousseff. También se formó la trama de corrupción en licitaciones de obras públicas que tienen como grandes beneficiarias a las empresas Odebrecht, Andrade Guterres, OAS y otras gigantes del ramo. Lula ha sido condenado a 9 años y medio de prisión por el caso, pero el juez del Lava Jato, Sergio Moro, hizo una excepción y lo dejó en libertad.
Ahora, los primeros pasos de Dodge serán observados con atención por propios y ajenos, mientras el Supremo Tribunal Federal decide si transmite a la Cámara de Diputados el último pedido de denuncia contra Temer. Dodge buscó una fórmula que sirva de orientación, entre tantas presiones. «El país pasa por un momento de depuración. Los órganos del sistema de administración de justicia tienen en el respeto y la armonía entre las instituciones la piedra angular que equilibra la relación necesaria para hacer justicia», afirmó, en un pasaje elogiado por Temer, que presenció el acto. Dodge evitó mencionar al Lava Jato, y mencionó solo al pasar a su antecesor, Rodrigo Janot. Este, después de convertir a Temer en junio pasado en el primer mandatario en funciones en ser acusado de un delito común volvió a la carga la semana pasada, acusándolo de liderar una organización criminal para expoliar al Estado y de tratar de obstruir la acción de la justicia.
Lula y Dilma, también
El primer caso, por corrupción pasiva, fue bloqueado en agosto por la Cámara de Diputados, pero abrió un agrio enfrentamiento entre Janot y Temer. Janot también deja abiertas denuncias contra los Lula da Silva y Dilma Rousseff, e incluso contra José Sarney (1985-1990) y decenas de diputados y legisladores en funciones. El mandato de Janot terminó ayer, un dato muy oportuno para Temer y los demás políticos en su mira. El mandato de la nueva fiscal general comienza además en una semana especialmente sensible. Mañana, el Supremo juzgará un pedido de la defensa de Temer para congelar las últimas denuncias hasta que se defina si las pruebas aportadas por los dueños del gigante de la alimentación JBS son válidas.
Los hermanos Wesley y Joesley Batista firmaron un acuerdo de colaboración a cambio de inmunidad, por el cual revelaron que Temer había recibido dinero y avalado sobornos. Pero el pacto fue anulado luego de que el propio Janot, que gestionó esa confesión, detectara que habían ocultado información. Ambos hermanos fueron encarcelados.