La Provincia de Buenos Aires espera una caída de 40 puntos en la recaudación y preocupa a los municipios

Las medidas de alivio y el parate económico pueden hacer estragos en un Estado que le debe el 70 por ciento de su recaudación al impuesto sobre los Ingresos Brutos. El impacto en las comunas.

Las medidas de alivio y el parate económico pueden hacer estragos en un Estado que le debe el 70 por ciento de su recaudación al impuesto sobre los Ingresos Brutos. El impacto en las comunas.

El titular de la Agencia de Recaudación bonaerense, Cristian Girard, acaba de hacer público un dato inquietante: las consecuencias económicas de la pandemia para las cuentas provinciales serán bastante severas. Las medidas de alivio fiscal, pero sobretodo el parate en la actividad, resentirán hasta un 40 por ciento la recaudación.

Girard explicó que eso se debe a que “el 70% de la recaudación bonaerense corresponde a Ingresos Brutos, y eso está directamente relacionado con el nivel de ventas” por lo cual, razonó, “si las ventas caen, cae la recaudación”. También señaló que desde “a fines de marzo comenzamos a ver una caída que probablemente tenga que ver con las dificultades de la gente para conseguir ingresos y pagar los impuestos”.

La mayoría de los municipios bonaerenses sigue de cerca la evolución de esos números, y el dato no los tomó por sorpresa: «Nos habían avisado», admitieron ante consultas de este portal. La dependencia de las transferencias de Nación y de Provincia explica en promedio el 60 por ciento del ingreso de los distritos del interior. En el Conurbano, el mapa es más heterogéneo, pero hay picos de hasta 80 por ciento.

Los intendentes tienen sus propios problemas. Con el comercio y la industria prácticamente frenados, no hay a quién cobrarle las tasas. La única excepción son los que tienen una buena recaudación de la llamada Tasa Vial, que percibe por el mantenimiento de caminos rurales y que sale de los bolsillos de los productores alimentos, un sector que por ahora no se ve muy afectado por las medidas de control de la pandemia.

Dentro del heterogéneo del mapa de municipios, hay una delgada línea que divide a los que se consideran “ordenados” y a los que, por distintas razones -fundamentalmente las “pesadas herencias” de gestiones anteriores-, padecen el día a día. Unos y otros advierten que no podrán mantener funcionando al Estado en estas condiciones.

“Si bien bajan los gastos del municipio, porque prestamos menos servicios o hay menos demandas, el gasto de personal no va a bajar”, analiza alcalde del interior que recibió un estado municipal quebrado pero que, con austeridad y buen criterio, empezaba a carretear. “Esto nos pega de lleno”, se lamenta.

Por ahora, la prioridad del gasto es la preparación del sistema de salud y la asistencia alimentaria para las familias que se quedaron sin ingresos. También dar acompañamiento a industriales y comerciantes, que son los que mueven la rueda de la economía en cada distrito. “La gente se está muriendo de hambre”, sostiene, más dramático, un intendente que le pone un plazo de 20 días al estallido.

El plazo máximo que se dan los intendentes para ver síntomas de recuperación no excede de un mes. “Si seguimos así no llegamos a junio”, advirtió un intendente que ya acordó aumentos salariales para los trabajadores municipales, en base a previsiones económicas que ya están pulverizadas.

La mayoría de los Intendentes golpea las puertas del Ministerio de Economía y del Ministerio de Gobierno bonaerense para pedir fondos. “Yo estoy complicado, pero Axel está peor que yo”, admitió un Jefe Comunal que obtuvo como única respuesta el compromiso de llevar sus pedidos de auxilio a la Nación.

“Recibimos el gobierno 20 metros bajo tierra. No nos olvidemos que venimos de una discusión muy dura en enero para sancionar la Ley Impositiva y que nos quitaron facultades para recaudar”, analizan en Calle 6, donde hay señales de enojo contra lo que consideran “operaciones mediáticas” de los grandes medios contra el gobierno de Kicillof y contra los dirigentes que hacen “politiquería” en plena pandemia.

El dardo iba dirigido a quienes impulsaron los cacerolazos contra la clase política y contra las noticias que hablan de un malestar de los intendentes por la falta de recursos provinciales. “Los intendentes entienden perfectamente la situación”, aseguran dentro del Gobierno. Parece cierto: la mayoría valora los esfuerzos de la Provincia y de la Nación. Así lo señalaron incluso los Jefes Comunales de la oposición, como Julio Garro, de La Plata.

“La verdad es que Kicillof, como (el ministro de Salud, Daniel) Gollán o el viceministro Kreplak, así como también la ministra de Gobierno, Teresa García, atienden el teléfono y contestan los mensajes inmediatamente. Nadie puede tener quejas al respecto”, se sincera desde la sexta sección Ricardo Móccero, intendente de Coronel Suárez.

La de ese distrito es una de las situaciones más angustiantes del interior, comparable a la que enfrentan, en el Conurbano, Moreno y Pilar, o, un poco más alejados Exaltación de la Cruz. Tiene el 15 por ciento de los recursos afectados al pago de deudas, debe hasta cinco meses a proveedores y utiliza recursos que deberían ir a parar a obras para lograr pagar los sueldos. Pero esos “trucos” administrativos no servirán de nada el mes que viene, si no cambia la situación “macro”.

En búsqueda de una salida para esa situación, se agitó en las últimas horas el fantasma del Patacón. Esta vez, debajo de la sábana estaba el intendente de Morón, Lucas Ghi, quien habló de la posibilidad de implementar una “cuasimoneda”. La idea, dijo, tendría el aval del resto de los intendentes del Conurbano. Por ahora, en La Plata la descartan de plano.

Fuente: InfoCielo