La Salud Pública municipal de Rosario cura con medicina alternativa

huertadentroTres áreas del Ejecutivo trabajan en el programa, que es inédito en el país. La clave surgió de la Red de Huerteras y Huerteros.

Las plantas ya están sembradas. Algunas, a punto de cosecharse. Hay albahaca, manzanilla, tomillo, eucalipto, ajenjo, borraja, matico, cedrón. Hay muchas más. Cada una se secará, fraccionará y luego será envasada para llegar a cada centro de salud de Rosario. Las hierbas medicinales complementarán, desde este año, la medicina occidental –la de los hospitales y médicos clínicos– con medicamentos que hace milenios vienen curando a la humanidad sin surgir de los laboratorios.

El Programa de Medicina Alternativa y Tradicional, tal su nombre, es inédito en el país, depende de la Secretaría de Salud municipal y también involucra a la subsecretaría de Economía Solidaria y al Programa de Agricultura Urbana de la Municipalidad y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.

Con ello se completa todo el sistema, ya que participan las áreas que van desde la producción y el cultivo de semillas hasta la recolección y clasificación de variedades que luego llegarán a los pacientes a través de los médicos. Ya hay cerca de ochenta profesionales de la salud –médicos, enfermeros, psicólogos, entre ellos– capacitados para recetar y trabajar en el consultorio con plantas.

El uso de la naturaleza para curar y cuidar el cuerpo es un conocimiento ancestral que durante miles de años fluyó de boca en boca, generación tras generación, a través de innumerables maestros y discípulos –chamanes, yatiris, médicos itinerantes– que cada cultura profesionalizó. El siglo XXI, sin embargo, tomó estos saberes tradicionales como saberes de élite en algunos casos, pero en buena parte los marginó, desplazándola de currículas educativas de todos los niveles.

Hoy las consultas con personas aparentemente capacitadas para recetar y tratar con medicinas naturales están por encima de los 200 pesos, limitando su acceso a unos pocos. El resto de la ciudadanía no puede elegir y accede a una única forma de curarse, que no tiene nada que ver con lo que la historia de su tierra tiene para darle. Rosario se enfrenta ahora a una oportunidad inédita: que la medicina alternativa y tradicional, tan cara y tan lujosa, se embarre los pies y llegue a cada barrio y centro de salud.

Con el Programa de Medicina Tradicional, las plantas aromáticas y medicinales se elaborarán y distribuirán en forma gratuita en los centros de salud. Serán recetadas por médicos clínicos ya capacitados en esta área, para necesidades que van desde curar una herida, hasta resfríos y gripe, bajar la presión, calmar dolores de cabeza, tratar quemaduras, entre otras patologías, incluso algunas de gravedad. “Estas hierbas medicinales están reconocidas porque cuidan y curan. Ahora las plantas estarán al alcance de todos en los centros de salud de Rosario. Esta no es una pelea entre medicina tradicional y occidental, sino un complemento y reconocimiento de un saber que está en la población y fue desjerarquizado”, explicó y rescató el secretario de Salud de la Municipalidad, Leonardo Caruana,

A fines de 2013 unos ochenta profesionales de la salud recibieron el certificado de capacitación en la temática. Con esto, podrán recetar a sus pacientes el consumo o el uso de hierbas guiados por un protocolo elaborado por estas áreas municipales que explicará cultivo y utilización de cada planta.

El Programa de Medicina Alternativa y Tradicional estará dividido en dos etapas. Primero se cultivarán, fraccionarán y embolsarán las hierbas sólo para infusiones. Se espera, en una segunda etapa, que la producción crezca y poder abastecerse lo suficiente para incorporar más elaboraciones: cremas, jabones, jarabes y distintos tipos de fitofármacos. Si el programa funciona con éxito, no se descarta que los emprendedores vendan a la actividad privada sus producciones.

“Hace diez años ni nos animábamos a decir que la crema de caléndula tiene propiedades medicinales. Simplemente era cosmética natural y de boca en boca se difundían sus propiedades para la piel. Ahora damos un paso gigante. Podemos nombrar las cosas por su nombre, acercar la medicina tradicional de manera gratuita a toda la ciudadanía y lograr, además, que el Estado compre el trabajo de cultivo y fraccionamiento a huerteros beneficiados de políticas públicas. Esto es inédito”, dijo Susana Bartolomé, a cargo de la Subsecretaría de Economía Solidaria, que tiene a cargo a la Red de Huerteras y Huerteros de Rosario, la que a su vez se nutre de variedades recuperadas por el Banco de Semillas Ñanderoga.

Tanto ella como Antonio Lattuca, director del Programa de Agricultura Urbana, manifestaron su intención de que este trabajo sea cooptado por jóvenes beneficiarios de programas de inserción laboral así como por madres adolescentes.

En Rosario hay cinco parques huerta y tres huertas productivas de gran tamaño. En todas se cultivan plantas aromáticas, medicinales, frutas, verduras y hortalizas. La ciudad cuenta también con dos agroindustrias de cosmética natural. Una está ubicada en Presidente Roca y el río y otra en la zona oeste. En estos dos espacios se produce el disecado y envasado de hierbas para vender como infusiones, además de fabricarse productos como geles, champús, cremas.

Todos los espacios mencionados trabajan agroecológicamente, lo que le da un plus valioso a cada producto que se vende: todos están libres de químicos nocivos para la salud. Hay dos jardines huertas en hospitales públicos, uno en el Roque Sáenz Peña y otro en el Carrasco, donde se exponen, para conocer e informarse, las plantas medicinales con las que trabajan los médicos. Existe además el Área de Medicina Tradicional que funciona en el predio del Hospital Carrasco.

De navajos a mosquitos todo está ahí afuera

Hace tiempo que en las ferias de Economía Solidaria se comercializa un remedio natural contra uno de los males más molestos que aquejan a los rosarinos: los mosquitos. El repelente, fabricado artesanalmente con hojas de citronella –en realidad de varias especies cultivadas y propagadas por Agricultura Urbana que, como el cedrón, el pasto limón y la melisa tienen las mismas propiedades y aromas cítricos– es apto para pieles sensibles y para bebés, lo que no ocurre con otros de fabricación industrial.

Como ese simple caso, el Programa de Agricultura Urbana y el Banco de Semillas Ñanderoga vienen trabajando desde hace dos décadas en la recuperación de variedades de plantas –sobre todo autóctonas– utilizadas ancestralmente como alimento, medicina, condimento y otros usos, como el árbol del palo jabón (sapindus saponaria) o la distintas variedades de yucas como yucca schidigera. Las semillas del primero, que forma parte del arbolado urbano de la ciudad, se usan inmemorialmente como jabón; las raíces de la segunda, presente en distintas variedades en miles de jardines hogareños de Rosario, eran utilizadas por los navajos como champú.

Como esas –milenrama (achillea mellifolium) para cortar hemorragias y cicatrizar heridas, al igual que la ortiga común; ambay (cecropia adenopus) para la respiración y contra la tos– muchas otras plantas presentes en baldíos y calles son “rescatadas” por el Banco de Semillas junto al conocimiento asociado a su cultivo y uso, que ahora vuelve a donde surgió miles de años atrás.

Fuente: El Ciudadano