Las parlamentarias israelíes terminaron con un empate técnico que parece beneficiar a Netanyahu

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Las elecciones terminaron con un empate técnico en 27 bancas entre el beligerante y derechista Likud del primer ministro Benjamí­n Netanyahu y la coalición de centro Campo Sionista, del laborista Isaac Herzog, y ambos la consideraron una victoria que les permitirá formar gobierno.

Pero muchos, que esperaban ver en una clara derrota de Netanyahu una esperanza de reactivación del proceso de paz en Medio Oriente, se desalentaron ante el resultado.

El ánimo en el búnker oficialista de Netanyahu difería del imperante en la oposición del laborista Herzog y su aliada Tzipi Livni, la ex ministra de justicia y negociadora con los palestinos de Netanyahu.

Los eufóricos militantes del Likud tiraban papelitos al aire al conocerse las primeras cifras de las bocas de urna, y en el búnker de Campo Sionista imperaba el «muy cuidadoso optimismo» que los funcionarios de la coalición declaraban al diario Haaretz media hora antes del cierre de la votación.

Al final de los comicios, que transcurrieron con normalidad, los canales 10 y 1 de la TV israelí proclamaban un empate en 27 escaños entre Likud y Campo Sionista, y el Canal 2 le daba al oficialismo 28 contra 27 de su rival.

Los resultados finales, según el portavoz de la Knesset (parlamento) Yuli Edelstein, se publicarán el viernes 20.

El empate técnico entre Netanyahu y Campo Sionista -de sus rivales Isaac Herzog y Tzipi Livni- que obtuvo 27 escaños según las bocas de urna difundidas por los canales 2, 4 y 10, dejarí­a sin embargo al premier en mejor condición de formar gobierno.

Al momento del discurso final, también los líderes de ambos campos mostraron su diferente estado de ánimo. Herzog, moderadamente afable y medido, se presentó acompañado por su socia polí­tica Tzipi Livni, aseguró que esta elección permitirí­a formar un «verdadero gobierno de reconciliación» nacional, e invitó a los «partidos sociales» a unirse bajo su liderazgo.

«Para el partido laborista, que no habí­a obtenido tan buen resultado desde la victoria de Itzjak Rabin en 1992, esta es una gran victoria», dijo.

En cuanto a la organización de una coalición mayoritaria que pueda formar gobierno, fue tan circunspecto como apenas cerrados los comicios, cuando dijo que esperarí­a los resultados oficiales.

«No tomaremos decisiones esta noche» sobre futuras alianzas, declaró, y anunció que su coalición habí­a constituido un equipo de negociadores.

Media hora después del cierre de los comicios, Campo Sionista ya había acusado al Likud de engañar, porque el «bloque derechista se achicó» y «todo es posible hasta que lleguen los resultados finales» y «sepamos qué gobierno podemos formar».

Posteriormente, los negociadores de Campo Sionista dijeron que ya estaban trabajando para formar un gobierno que excluyera a Netanyahu y Bennett.

Pero «Bibi» Netanyahu enfrentó exultante un público bullicioso y alegre, que celebraba el resultado obtenido con una campaña tajante centrada en la consigna «Ellos o nosotros», que se leí­a todo el tiempo como telón de fondo electrónico.

Acompañado por Sarah, su mujer, después de superar sucesivas oleadas de aplausos y gritos, dijo a sus «queridos amigos» que «contra viento y marea logramos una gran victoria del Likud», declarándose vencedor antes del conteo final de votos.

Y cerró con una consigna que se convirtió en uno de sus arietes preelectorales: «Jerusalén estará en nuestra manos hasta la eternidad», dijo y volvió a agradecer la atronadora respuesta de una militancia que habí­a escuchado lo que esperaba oír.

El actual premier ya habí­a afirmado, un día antes de las elecciones, que durante su mandato no habría Estado palestino.

Netanyahu parece haber crecido con su agresiva campaña que siguió hasta los minutos finales del dí­a de la elección. Debido a ese empujón nacionalista y derechista, parece haber cosechado votos de los asentamientos en Cisjordania, donde hace pie su aliado Neftali Bennett, que hasta ahora parece haber obtenido 9 bancas.

Pero media hora tras cerrarse los comicios Netanyahu llamaba a Bennett por teléfono y acordaban rápidas negociaciones para asegurar un gobierno de derecha.

El partido que tendría el fiel de la balanza en sus manos, el centroderechista Kulanu que obtiene 10 escaños ya declaró que esperará al resultado final para tomar decisiones.

La Lista árabe Común, coalición de cuatro partidos que representan a la minoría árabe de Israel y recoge votos judíos de izquierda, se convirtió en la tercera fuerza política con entre 12 y 13 escaños, según los sondeos difundidos esta noche por los tres canales de televisión del país tras el cierre de las urnas.

Los sondeos de boca de urna dan el cuarto lugar al partido laico de centro Yesh Atid (Hay futuro), del exministro de finanzas de Netanyahu Yair Lapid, con entre 11 y 12 diputados.

Después de ser separado del gobierno por Netanyahu, Lapid indicaba que apoyaría a Campo Sionista si lo convocara a formar gobierno, pero ahora no se puede afirmar qué es lo que va a hacer.

Algunos funcionarios de Likud, pese a la euforia general, plantearon sin embargo que quizás su partido se viera obligado a buscar un gobierno de unidad con Campo Sionista.

Fuente: Télam