Las Rosas, una ciudad en tensión a tres meses de un conflicto

La extensa huelga de los municipales tiene consecuencias en la vida institucional y en la prestación de los servicios. Hablan vecinos.

 

Muchos aseguran que no hay precedentes de un conflicto similar en la ciudad. También coinciden en señalar que la crisis entre los empleados municipales y el intendente de Las Rosas, más allá de las posiciones que defienden, debería llegar a su fin tras una negociación que se ajuste a la normativa sin dañar los derechos de los trabajadores. Los habitantes de la cabecera del departamento Belgrano confían en que pronto se resolverá el conflicto que afloró en diciembre y se extendió hasta hoy con consecuencias importantes en la vida institucional y en la prestación de servicios a los vecinos.

Todo comenzó el 18 de diciembre cuando la gestión ingresante, liderada por el intendente Javier Meyer (PRO), emitió los recibos de sueldo de los empleados con la intervención “sujeto a revisión” y bajó los adicionales de los sueldos que consideró que no correspondían. Esa situación derivó en un paro de actividades que, un mes más tarde, el Ejecutivo descontó del sueldo. Luego sucedieron manifestaciones, marchas, la instalación de una carpa de protesta frente al edificio municipal, denuncias cruzadas por amenazas, amedrentamiento y violencia. Los intentos de las autoridades del Ministerio de Trabajo de superar las dificultades resultaron infructuosos ya que Meyer rechazó la conciliación obligatoria.

Todo fue en vano hasta ahora y lo que más llama la atención de los lugareños es la alta virulencia del conflicto, la posterior trascendencia que tomó el caso a través de los medios nacionales, la intervención de fuerzas nacionales y fuerzas especiales de la policía provincial que, en total superaron los 400 efectivos. También sorprende que no se intente con madurez un abordaje que permita resolver la crisis que afecta seriamente desde su inicio a los vecinos que vieron resentidos y hasta caídos los servicios.

El panorama. Desde los accesos a la ciudad, ubicada al sudoeste de la intersección de la ruta provincial 64 y la nacional 178, la postal se repite en cada cuadra. En las contraveredas hay grandes montículos con basura de patio, ramas y yuyos que hasta permiten estimar la antigüedad del paro de municipales. En las calles con mejorado o en las de tierra también se evidencia la falta de mantenimiento y en las pavimentadas, la ausencia de barrido y limpieza.

Con los residuos domiciliarios la situación está controlada porque el Ejecutivo resolvió tercerizar el servicio a changarines que utilizan camionetas, carros particulares y subcontratan empleados. “Eso es una locura “, dijo un vecino que dialogó con La Capital y quien, al igual que la mayoría de quienes lo hicieron, pidió que se reserve el nombre “porque acá nos conocemos todos y después, de una forma o de otra, te pueden pasar factura”. Sobre la delegación del servicio de recolección sostuvo que “esta gente circula con viejas camionetas que no están en regla y si algo le llega a pasar a uno de los changarines pagaremos las consecuencias entre todos los rosenses”.

El contrapunto lo brindó Roberto Forchino, titular de una de las camionetas que ofrecen el servicio provisorio de recolección a la Munincipalidad. “Soy changarín y, al igual que los dos compañeros que me ayudan, necesitamos llevar el billete a la casa. Generalmente nos dedicamos a hacer changas, limpiar patios, hacer fletes o cirujeo. Pero esta es una buena oportunidad para hacer unos pesos”, se defendió. En cuanto al conflicto dijo que “está bien que cada uno se defienda, pero ya son muchos días de paro. Tendrían que sentarse a hablar”.

“Tenés que ver cómo está Las Rosas”, le recomendó un vecino al cronista y añadió: “Es una mugre. No se quién tiene razón en la cuestión de los sueldos. Pero te puedo asegurar que muchos empleados no producen por lo que cobran. Ahora sí, hace tres meses que están con problemas pero vos tenés que pagar los impuestos al día porque si no, pagás intereses. A mi, como frontero no me importa de qué lado está uno u otro pero la preguntas son claras. ¿Si los empleados no trabajan tienen derecho a cobrar? ¿Si el intendente no presta los servicios tiene derecho a cobrar impuestos?

Por su cuenta. Mientras este diálogo se desarrollaba en otra esquina de un barrio en el sur de la ciudad un hombre alto y delgado tironeó una carretilla desde su casa. La levantó con firmeza y volcó la carga de escombros sobre un gran bache de la calle. “Con esto resuelvo dos problemas”, explicó minutos después y agregó: “Saco los escombros que quedarían en la vereda por mucho tiempo y de paso tapo el pozo. La gente que tiene vehículo lleva la basura por su cuenta al basural. Porque los de las camionetas llevan solo las bolsitas de la cocina”, argumentó. También explicó que “el que tiene la vereda limpia sencillamente es porque corta los pastos y la barre. Acá no existe la Municipalidad. Lamento mucho lo que le toca a la gente de las calles de tierra. Hace tres meses que están sin riego”.

En otro punto cercano a la plaza San Martín otro ciudadano que atendía un local comercial se excusó: “Yo no quiero hablar. Ya tuve demasiados problemas por decir en un comercio que el intendente estaba equivocado. Esto está muy grave. Si alguien tira una piedra de un lado para el otro genera una guerra. Hay que tener cuidado cuando se tira tanto del hilo”, soltó otro rosense de barrio 27 de Marzo.

Otro vecino abundó sobre las causas del conflicto y definió que “el intendente se mantiene en una posición intransigente. Dice que lo que cobran muchos empleados es ilegal, que no les pagará los días de huelga, el presentismo, ni los adicionales que cobran hace años. Y por otra parte, si uno habla con alguien de la Municipalidad dice que ya ganaron ellos. Si lo hacés con un empleado te dice lo mismo. Nosotros quedamos en el medio”.

En un sector cercano al edificio municipal, otro vecino que caminaba por la vereda se mostró resignado. “Hace cuatro días que se cortó el agua potable. Me dijeron que hay una guardia para la emergencia pero hasta ahora nadie lo reparó y viajo dos veces por día con un bidón para comprar agua en el supermercado”.

Una mujer que atendía un almacén aseguró que “acá la gente viene y opina todo el día. Hay de todo, pero la mayoría está enojada con las actitudes que tomaron desde la Municipalidad”. Entre otras cosas, describió que hace varios días llegó a su local un listado emitido por “Vecinos Autoconvocados” con los nombres de integrantes de la comisión directiva del Sindicato de Trabajadores Municipales y empleados identificados con el movimiento obrero. “Directamente pedían que no los atendiéramos. No sé con qué autoridad los declaraban persona no grata y le pedían al comercio que no le vendan”.

“Se dijeron muchas cosas, hasta el Centro Comercial tuvo que salir a despegarse y aclarar que ellos no hicieron esa publicación. Pocos creen que haya vecinos capaces de usar esos métodos. Piensan que surgió de la Municipalidad o de militantes políticos afines al intendente”, sentenció la mujer.

No toman medidas. En otro punto de la ciudad un profesional destacó que “lo llamativo es que el gobierno provincial no tome medidas de algún modo. Más allá de la intervención del Ministerio de Trabajo y del envío de policías no hubo otro aporte para resolver esto. Lo que está claro es que entre ellos no se van a arreglar y ya llevamos dos meses de paro. Independientemente de quién tenga razón tendría que tomar el caso la Justicia y echar luz sobre el tema. Pero no se puede seguir así porque
corremos el riesgo de que ocurran hechos que después tengamos que lamentar”.

También dijo que “se observó con buenos ojos la actitud de los empleados de flexibilizar su postura para limpiar el parque Islas Malvinas -en vísperas de los actos por el 2 de abril- y para apagar el fuego en el basural municipal. Habíamos llegado al punto de que teníamos la ciudad tapada de humo, con consecuencias graves para la población, y no dejaban salir a los camiones hidrantes para combatir el fuego”, esgrimió.

El vecino añadió que “se vieron cosas muy graves de ambos sectores. Cuando fueron a la casa del intendente agredieron a una mujer policía, la agarraron a patadas. Después, me tocó ser testigo de cuando le dijeron a un hombre de Sitram en un negocio: usted es persona no grata, no lo vamos a atender. Eso tiene una gravedad tremenda, realmente llegamos a un punto impensado”.

Un transeúnte que se plegó a la charla movilizado por la curiosidad fue más allá y opinó que “acá hay intenciones del gobierno nacional de disciplinar a los trabajadores municipales. Si esto les sale bien, seguramente lo replicarán en otras ciudades. Es la única forma de explicar que un caso doméstico, del que hubo miles, haya trascendido tanto y ocupado tanto tiempo en medios nacionales. También es inexplicable que hayan llegado tantos efectivos de gendarmería para atender un caso
como este”.

“Queremos trabajar y que esto se resuelva acorde a la ley”

“Los empleados queremos trabajar y que se resuelva el conflicto en el marco de la ley”, argumentaron ante este diario los obreros que permanecen en la carpa frente a la Municipalidad. “Todo sigue en la misma situación. El intendente rechazó la conciliación obligatoria, hicimos una conferencia de prensa para repudiar lo que se hizo en esta ciudad. El sostiene que es inconstitucional lo que se está cobrando y nosotros le decimos que nos pongamos a analizar caso por caso”, consideró el secretario
de Prensa de Sitram, Víctor Quinteros. “Si está mal la liquidación seguramente aceptaremos que se revea. Pero esto debe resolverse en un ámbito de diálogo maduro y sensato y no de actitudes caprichosas y compulsivas”, explicó.

Fuente: La Capital de Rosario