Las urnas definen nuevo gobierno israelí
17/03/2015 EL MUNDO
La centro izquierda de Herzog aparece con leve ventaja en las parlamentarias. Netanyahu dijo que, con él, no habrá Estado palestino.
Jerusalén. Israel votará hoy en unas parlamentarias que se convirtieron en un referéndum sobre la continuidad del primer ministro derechista, Benjamin Netanyahu, a quien los sondeos colocan en desventaja frente a la coalición de centro Campo Sionista que une al laborista Yitzhak Herzog y la centroderechista y exministra de Netanyahu, Tzipi Livni.
Netanyahu, el primer israelí nativo en llegar al cargo, fue primer ministro entre 1996 y 1999, y retornó en 2009. Revalidó nuevamente el puesto en 2013, y aspira a un cuarto mandato. Las encuestas previas, sin embargo, le asignan 24 bancas contra 20 a Herzog, el principal adversario de la actual coalición gobernante. Los sondeos vaticinan que tras el pronunciamiento de hoy de los casi seis millones de votantes Campo Sionista (integrada por el Partido Laborista de Herzog y el centrista Hatnua de Livni) vencerá al Likud por una diferencia de cuatro bancas.
Tanto “Bibi” (como se lo conoce en Israel a Netanyahu), como Herzog (a quien llaman “Buzi”), trataron ayer de seducir votantes de sus aliados, en el último día de campaña.
Desde el asentamiento de Har Homa, en Jerusalén Oriental, Netanyahu afirmó que con sus oponentes la unidad de la ciudad bajo mando israelí no estaba segura y prometió seguir trabajando para impedir su división. Así, Netanyahu apuntó a la base de Neftali Bennett, líder de El Hogar Judío y defensor de los asentamientos en Cisjordania. Los últimos sondeos revelaban que El Hogar Judío está absorbiendo votos del Likud que Netanyahu busca recuperar en su último acto.
Dado que es difícil que, pese a ganar en cifra de bancas, la centroizquierda logre formar gobierno, el radical Bennett podría asumir un peso mucho mayor en un futuro Ejecutivo encabezado por el Likud.
Promesa polémica
Netanyahu reiteró que si él se mantiene como primer ministro israelí no habría un Estado palestino independiente.
En cuanto a Jerusalén, Netanyahu predijo que si vence Campo Sionista, sus dirigentes “se dejarían llevar por la comunidad internacional y aceptarían sus órdenes”, entre otras la de congelar la construcción de viviendas en Jerusalén Este.
Por su lado, el presidente del partido Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, abandonó la relativa moderación que mantenía en esta campaña y dijo que si, como pretende, es nombrado ministro de Defensa en el próximo gobierno israelí, encabezará la “última campaña” militar contra Hamas.
También en el cierre de campaña, aunque dirigiéndose a un público distinto, Yitzhak Herzog convocó a los votantes del partido laico de clase media Yesh Atid (Hay Futuro), que lidera Yair Lapid, a que lo apoyen a él para no hacerle el juego a Netanyahu en la aritmética parlamentaria. El líder laborista expresó su compromiso en ser el primer ministro “de todos los israelíes”, sin diferencias.
“Lo prometo: seré el primer ministro de todos y para todos, para la derecha y la izquierda, para los ultraortodoxos y los laicos, para los árabes, los drusos, los circasianos. Seré el primer ministro del centro y de la periferia; de los estudiantes y de las personas de la tercera edad”, recalcó.
Las elecciones de hoy también pondrán en cuestión aspectos de la política de Netanyahu que derivaron en roces con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
Los principales aspirantes a primer ministro
Benjamin Netanyahu. El actual primer ministro de Israel, de 65 años, lidera la coalición derechista Likud. Es exdiputado, experto en terrorismo y exsoldado de élite y recurre a los tambores de guerra como su arma electoral de cara a las elecciones en las que aspira revalidar el cargo con una tercera –segunda consecutiva– reelección. En 1982 el embajador israelí en Estados Unidos, Moshe Arens, le nombró su principal colaborador y dos años más adelante pasó a ser el delegado de Israel en las Naciones Unidas (ONU). Se opuso a las negociaciones de paz llevadas a cabo entre 1993 y 1995 por el primer ministro Yitzhak Rabin y la Organización para la Liberación Palestina, de Yasser Arafat. Su triunfo en las elecciones de mayo de 1996 supuso una inmediata detención del proceso de Oslo. Acusaciones de corrupción y tráfico de influencias lo llevaron tres años después a perder las elecciones frente a Ehud Barak. Volvió al poder en 2009.
Yitzhak Herzog. El líder laborista, que está primero en las encuestas en Israel, no se destaca por ser un político carismático ni por tener un glorioso pasado militar, pero en apenas unos meses se convirtió en la esperanza de la oposición para destronar al todopoderoso primer ministro Benjamin Netanyahu. Tras tomar en 2013 las riendas de un Partido Laborista desdibujado y en plena crisis, Herzog se dedicó a reconstruir los vínculos dentro del llamado campo de la centroizquierda sionista, es decir, todas las fuerzas que rechazan a los sectores de derecha y religiosos, excepto los grupos políticos palestinos. Abogado laborista de 54 años, esposo y padre de tres hijos también debe su reciente ascenso electoral a su propia historia. Nacido en Tel Aviv en 1960, es nieto del primer gran rabino de Israel, Yitzhak Halevi Herzog e hijo de Haim Herzog, general y jefe en dos ocasiones de la Inteligencia militar, además de sexto presidente del Estado.