Librerías: cierra Simoncini y Gómez, una histórica del Centro mendocino

El dueño del negocio ubicado en San Juan 1317, asegura que las fotocopias y la caída de las ventas son los motivos de esta decisión.

El dueño del negocio ubicado en San Juan 1317, asegura que las fotocopias y la caída de las ventas son los motivos de esta decisión.

Otra librería histórica del microcentro mendocino cerrará sus puertas: Simoncini y Gómez. Tras 61 años de existencia en la ciudad, este clásico comercio liquida  parte de sus textos y su dueño espera que en dos o tres meses el local cierre definitivamente.

El comercio nació en otra dirección, muy cercana a la actual. En la esquina de las calles San Juan y Buenos Aires funcionó desde 1958 hasta 1986. Luego se trasladó a San Juan 1317, siempre en Ciudad. Supo tener más de 7 empleados. Ahora solo uno colabora con el dueño. Mariano Rossignoli (75) su actual administrador, enumerando las causas de su decisión, advirtió que el principal declive del comercio fue por  las fotocopias y la caída de las ventas.

Cabe recordar que hace poco más de un año la papelería Clip, cuyo fondo de comercio era de Rubén Simoncini, decía adiós apretada por la situación económica de aquel momento en el país, que perduró hasta estos días. Y así ponían fin a una historia de 40 años.

Un gran cartel en la puerta del local anuncia que se encuentra en venta. Algunas cartulinas señalan que hay libros en oferta, accesibles por sólo 50 pesos. En los mesones interiores, también hay indicaciones similares. Los textos son antiguos en su mayoría. Hay clásicos infantiles, como los de Emilio Salgari y algunos de manufactura local. Los nuevos, según comenta Rossignoli, todavía seguirán manteniendo su valor hasta que sean vendidos o devueltos.

El dueño y su empleado atienden a los clientes que ingresan mientras realizan el inventario de los libros disponibles. Algunos curiosos entran y pasean entre los estantes. Preguntan, a veces, pero no compran. “Mi intención es cerrar dentro de dos o tres meses. El principal problema son las fotocopias de los libros. Eso hizo que dejásemos de vender”, señala Rossignoli y reitera dos o tres veces el tema “fotocopias” cuando enumera las causas del cierre.

Sobre la mesa de su oficina, donde transcurre esta breve entrevista, hay un centenar papeles con el nombre del administrador. El libro “Los de abajo” del mexicano Mariano Azuela está por duplicado, pronto a pasar a disponibilidad. En segundo lugar agrega: “Entre impuestos y alquiler no llego a pagar las cuentas y también creo que ha habido pocas sanciones a los que hacen fotocopias”.

El comerciante afirma que actualmente la gente lee menos, y que la crisis económica no ayuda. Y aunque admite que ya superó otras crisis esta vez el factor “tecnología” juega su parte. Y agrega: “los chicos prefieren leer por el celular y ya no compran libros”.

Lo que viene
Los próximos meses serán movidos en la librería. El dueño espera poder vender la mayoría de los textos, y por eso la oferta a 50 pesos. “Liquido todo lo de hace tiempo, sea de la materia que sea hasta que se termine”, señala.

De los clientes históricos Rossignoli dice poco. Cuenta que la mayoría se va enterando cuando acuden al local y que a la mayoría no le gusta la decisión. Pero afirma que ya no da para más y que tampoco ha recibido ayuda estatal de ningún tipo. “Estuve como un año dando vueltas en la municipalidad para que arreglaran un problema”, explica.

Rossignoli quiere continuar con el inventario y va dando por terminada la entrevista. Dice que la subsistencia del resto de las librerías dependerá del poder económico que tengan. Pero que Simoncini y Gómez no va más. “Después de 50 años estamos acá, qué vamos a hacer. Yo no tengo ni para el entierro”.

Una familia vinculada a la venta de textos
El 25 de junio del año pasado se conoció que la librería y papelería “Clip” cerró con una liquidación que rápidamente se viralizó por mensajes de WhatsApp gracias a una oferta “imperdible”. Sucede que el local vendía todos sus libros – luego se supo que no eran todos- a dos pesos durante dos jornadas.

“En realidad, el nombre del fondo de comercio es Rubén Simoncini, que es el que siempre usó. Clip es el nombre de la papelería. Nosotros hace años que estamos en liquidación, pero tras el fallecimiento de su dueño a los 68 años (hace dos años) decidimos ponerle fin a una historia de 40 años, ya teníamos ganas de terminar”, comentaba Patricia Frías la propietaria de aquel momento de ese emprendimiento.

Tras el anuncio, largas filas se hicieron en la puerta del local aunque también hay que decir que muchos mendocinos confundieron este negocio con el que cerrará sus puertas en pocos meses generando una confusión que debió ser aclarada por ambos propietarios.

Por último, vale agregar que la librería de Rubén Simoncini, además, supo tener sucursales -que también cerraron más atrás en el tiempo- en los departamentos de San Martín y San Rafael.

Fuente: Los Andes