Los partidos de Lula y Fernando Cardozo se unen contra Bolsonaro

El lema "Derechos Ya" convoca a otras fuerzas, como el comunismo y los verdes. Los seguidores del presidente llaman a manifestarse el domingo.

El lema «Derechos Ya» convoca a otras fuerzas, como el comunismo y los verdes. Los seguidores del presidente llaman a manifestarse el domingo.

Al mismo tiempo que el oficialismo brasileño se resintió ayer a raíz de la convocatoria a una manifestación el domingo para respaldar al presidente Jair Bolsonaro, una decena de partidos opositores que históricamente han estado enfrentados se reunieron para lanzar un frente opositor.

Entre las agrupaciones están los partidos de los ex presidentes Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso, que se decidieron a crear el movimiento «Derechos ya, Forum por la democracia», en busca de una plataforma común.

El Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), de Cardoso, y el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, se reunieron el lunes por la noche para respaldar la creación de «Derechos ya…». La iniciativa se dio a conocer en un encuentro en San Pablo. El lema «Derechos Ya» evoca a «Directas Ya», una corriente multipartidaria que en la primera mitad de los años 80 demandó al gobierno militar la convocatoria a elecciones.

Por el momento, este nuevo grupo reúne a personalidades del PSDB, PT y otras ocho agrupaciones, informó ayer el diario Estado de Sao Paulo.

«La idea es ver si podemos romper el hielo y actuar con una plataforma común porque lo que nos une es más importante que lo que nos divide», declaró el abogado Pedro Serrano, uno de los anfitriones de la reunión.

En el encuentro estuvieron José Gregori y José Anibal, ex ministros de gobierno del PSDB, y Fernando Haddad, que fue candidato a la presidencia por el PT en 2018, y su correligionario Aloisio Mercadante, entre otros cerca de 40 dirigentes.

El Partido Socialismo y Libertad (PSOL), el Partido Comunista de Brasil, el Partido Democrático Laborista (PDT), Rede, de la ex candidata presidencial Marina Silva, y el Partido Verde, entre otros, fueron de la partida.

El movimiento nació como un grupo de WhatsApp que llenó a reunir a más de 200 integrantes de varios partidos. Según adelantaron, ahora la idea es lanzar un manifiesto y organizar un acto en un teatro de San Pablo. Todavía no hay fechas definidas.

Otros participantes del encuentro propusieron unirse para enfrentar al «bolsonarismo» en las elecciones municipales del año que viene.

La iniciativa opositora se conoce días después de la primera gran protesta que enfrentó Bolsonaro. La semana pasada, miles de personas salieron a las calles en todo el país en rechazo a los recortes presupuestarios en las universidades públicas.

Movilización

Mientras tanto, los seguidores de Bolsonaro convocan a una serie de marchas a favor del gobierno este domingo ante las primeras versiones sobre juicio político al presidente, aparecidas en la prensa por parte de analistas políticos.

El problema es que el llamado lo efectúan organizaciones de ultraderecha que quieren la disolución del Congreso y la suprema corte, y que también están respaldadas por el Club Militar, que reúne a militares retirados.

Bolsonaro no acudirá a las manifestaciones que son «libres y espontáneas», dijo ayer el portavoz del gobierno, general Otavio Rego Barros.

La organización de la manifestación surgió luego de que Bolsonaro publicara el viernes una carta de un militante en la que se afirmaba que apenas con «acuerdos espurios» se podía gobernar Brasil y que dejaba abierta una lectura sobre una posible renuncia.

Por las redes sociales, estos movimientos bolsonaristas piden «el cierre del Congreso y del Supremo Tribunal Federal» y los vincula con la corrupción.

El eje de la jornada serán el respaldo al gobierno frente a las dificultades para articular dos de sus principales proyectos: la reforma previsional y las nuevas medidas de endurecimiento contra el delito.

Estos proyectos dependen de lo que se llama el gran centro político en el Congreso, una mayoría silenciosa a la que perteneció Bolsonaro en sus 28 años de carrera política, y que hoy se niega a apoyar a libro cerrado la reforma previsional.

Pero al ver la radicalización de la convocatoria a las protestas por ignotos movimientos, grupos conocidos como Movimiento Brasil Libre y Vem pra Rua se negaron a apoyar la convocatoria.

Lo mismo ocurre dentro del gobernante Partido Social Liberal de Bolsonaro y sus hijos.

La jefa del bloque de Diputados del gobierno, Joyce Hasselman, se negó a participar.

«Una manifestación a favor no tiene sentido», dijo el presidente del PSL, Luciano Bivar.

El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, defendió la manifestación: «Un apoyo espontáneo y gratuito no termina en cinco meses sólo porque parte del Congreso y la prensa quieren».

En cambio, la diputada estadual paulista Janaína Paschoal, del PSL y famosa por haber sido la autora del escrito la acusación que llevó al impeachment a la presidenta Dilma Rousseff en 2016 dijo en cambio: «Es una irresponsabildad de la derecha, estoy pensando en dejar el partido».

Frente un escenario económico complicado, el gobierno aparece dividido entre el ala militar y los que reponden a Carvalho.

Amnistía Internacional

Amnistía Internacional cuestionó el rumbo del gobierno de Bolsonaro, porque “está empezando a traducir una retórica tóxica en medidas que violan los derechos humanos”. Según la ONG, en cinco meses se adoptaron políticas que amenazan “los derechos a la vida, a la salud, a la libertad, a la tierra y al territorio de la población brasileña”.

La organización citó la flexibilización de la regulación para la tenencia y posesión de armas de fuego dispuesta por decreto y las medidas “negativas” para los derechos de los pueblos indígenas. Cuando asumió, Bolsonaro traspasó la potestad de demarcar tierras de la Fundación Nacional del Indio a la órbita del Ministerio de Agricultura.

Fuente: La Capital