Más sobrepeso y malnutrición en los niños que asisten a comedores santafesinos

Barrios de Pie cierra esta semana un registro de talla y peso en 6 mil chicos santafesinos, y que en Rosario llegó a 25 barrios

Barrios de Pie cierra esta semana un registro de talla y peso en 6 mil chicos santafesinos, y que en Rosario llegó a 25 barrios

El acceso a los alimentos y a qué calidad de comida en el contexto de la pandemia de Covid-19, más allá de la emergencia de los primeros meses de aislamiento, es uno de los puntos que intenta poner bajo la lupa el relevamiento que esta semana cerrará la organización Barrios de Pie, sobre unos 6 mil niños que asisten a comedores en toda la provincia. Se trata del Indicador Barrial de Situación Nutricional que junto al Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) construyen desde hace cuatro años, y que en 2019 mostró que 4 de cada diez niños y niñas están malnutridos. El estudio, que se hace a nivel nacional, incluyó en Rosario a 25 barrios de todos los distritos de la ciudad, a excepción del centro.
El agravamiento de los casos de sobrepeso por malnutrición y los hidratos de carbono como fuente principal de alimentos es lo que advierten en los territorios, del mismo modo que “el bajo impacto de la Tarjeta Alimentar” (un ingreso extra otorgado por la Nación para aumentar la ingesta de lácteos, carnes, frutas y verduras en las familias con niños menores de 6 años), en la calidad nutricional.

Sobre el universo que abarca el registro, Laura Lonatti, coordinadora del Area de Salud Colectiva del Isepci, señaló que se lleva adelante “en más de 20 mil familias de 22 provincias, familias de barrios populares que sufrieron el impacto de los límites para acceder a alimentos, una situación que ya venía deteriorada previo a la pandemia y que a partir del 20 de marzo se profundizó”.

Convocados por el Consejo de Lucha contra el Hambre del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el estudio forma parte del observatorio nacional.

En ese contexto, Lonatti destacó “el interés de determinar qué aporte había significado para las familias la Tarjeta Alimentar y si en ese marco, se dieron diferencias en el acceso a los alimentos y a la calidad de los alimentos que consumen”.

Los hidratos, la base de la dieta
Carina Benegas es referente de Barrios de Pie Rosario, detalló el trabajo que se sostiene en los territorios y que en Santa Fe incluye a los chicos que asisten a los 35 comedores y copas de leche de la organización, de las cuales 25 están en el observatorio nacional. “La demanda alimentaria este año es tal que teníamos programado relevar el peso y la talla de unos 4 mil chicos y ese número se extendió a casi 6 mil en la provincia”, indicó.

Su par de Villa Gobernador Gálvez, Fabián Procopp, dijo que la demanda alimentaria llegó a triplicarse, sumado al hecho que “muchos de los espacios y ollas populares que funcionaron en la emergencia en los primeros meses y fueron un salvataje para muchas familias no pudieron sostenerse”, sumó Benegas.

La realidad de Santa Fe, según señalan los referentes, no está por fuera del escenario del resto del país. “Los indicadores de sobrepeso y obesidad, es decir malnutrición, siguen apareciendo con mucha mayor preeminencia que el déficit nutricional que sería el bajo peso”, señaló la coordinadora del instituto, que recordó que “ese sí fue un cuadro que se vio con frecuencia durante la crisis que fue de 2001 a 2003”.

En ese punto, Lonatti remarcó que “resolver la problemática del sobrepeso por malnutrición, en familias donde los hidratos de carbono son la principal fuente de alimento, es de altísima complejidad porque convergen múltiples factores que van desde el ingreso económico a las condiciones estructurales de vida, pero también culturales. ¿Cómo hacemos para pedir en los barrios que usen el horno cuando tienen una garrafa para un mes o que tomen agua en lugar de jugos y gaseosas cuando el agua es de mala calidad, tiene mal gusto o directamente no hay? ¿Por qué van a dejar de freír si es una cocción rápida que además vieron durante cuatro generaciones?”.

En Rosario, Benegas hizo hincapié en que “hoy la harina es la fuente esencial para el alimento de las familias, lo que lleva a que haya sobre todo chicos malnutridos y con sobrepeso”, y destacó además que “si bien hay cantidad de comedores y copas de leche en los barrios de Rosario no se hacen todos los días y las familias hacen una verdadera programación semanal para poder completar la alimentación de todos, incluso yendo de un distrito a otro”.

Una tarjeta y bajo impacto
La referente en Rosario explicó además el trabajo hecho en la primera fase del año con 1.800 familias de localidades de San Justo, Santa Fe, Baigorria, Villa Gobernador Gálvez y Rosario, de las cuales la mitad contaba con la Tarjeta Alimentar por tener niños menores de 6 años y la otra mitad no la había recibido.

“Lo que notamos es que fue muy bajo el porcentaje de familias que pudieron con ese ingreso mejorar la calidad de los alimentos”, señaló Benegas, y la razón está en la conformación de las familias y de cuántas bocas son a la hora de garantizar la comida.

“En las casas donde se recibe la tarjeta no solo hay chicos de hasta 6 años, sino que los hay de hasta 16 años —continuó—. Y al comprar y dar de comer, ese es un ingreso más que se reparte entre todos los hijos, la madre no compra mejores alimentos para los menores de 6 y dejar al resto mirando, entonces el impacto es bajo”.

En ese contexto, el señalamiento desde el instituto es la necesidad de extender ese beneficio más allá de los seis años y hasta los 16. La coordinadora nacional señaló que si bien las políticas nutricionales se enfocan en la primera infancia, otorgando la leche en niños de hasta 2 años y después la calidad de los alimentos hasta los 6, advierte que “a partir de allí hay como un agujero negro, donde los chicos a partir de los 7 años no reciben nada”.

Fuente: La Capital