Mendoza: Desaparecen 10.000 productores de tomate y se aleja el autoabastecimiento
La caída en las hectáreas implantadas de tomate bajó más de 10% el último año, pero subió el kilaje que entrega cada parcela utilizada
07/01/2025 PROVINCIASLa caída en las hectáreas implantadas de tomate bajó más de 10% el último año, pero subió el kilaje que entrega cada parcela utilizada
Mendoza se había transformado en una de las regiones líderes del país en producción de tomate, pero experimentó una reducción cuantitativa a nivel de jugadores en el mercado. Sin embargo, las cantidades cosechadas no han variado.
Junto con San Juan, los mendocinos concentran al 80% de la producción de Argentina. El resto de la superficie se encuentra distribuida entre Salta, Jujuy, Corrientes, Formosa, Río Negro y Buenos Aires.
En la post pandemia existió un verdadero boom por este cultivo tan presente en la dieta de las familias de todos los estratos sociales. Este cultivo llegó a representar en Mendoza el 22% de la superficie cultivada, ubicándose tercero después del zapallo y de la papa. El consumo de tomate fresco ronda los 16 kilogramos por persona por año, y dentro del rubro hortícola, sólo es superado por la papa.
Tres razones que indican por qué caen las áreas sembradas
La primera razón es la cotización muy apreciada del dólar en Argentina que dificulta las exportaciones y tienta a la industria para comprar la pasta fuera de nuestras fronteras.
Hasta hace pocos meses, un productor local de tomate redondo debía vender 4 kilos para comprar un kilo de pan. Sin embargo, a fines de 2024 debió desprenderse de casi 12 kilos de este producto para garantizar igual consumo en una panadería.
La misma cuenta se podría hacer con el gasoil. Para comprar un litro de ese combustible se necesitaba vender 2 kilos de tomate hace poco más de un año, pero esa cifra llega hoy a más de 5 kilos por litro.
En la nueva cadena de valor con una divisa norteamericana cotizando de manera tan débil los agricultores han perdido rentabilidad.
En segundo lugar, está el carácter perecedero del tomate. Los hombres de campo no tienen poder de negociación importante frente a una industria que luce cada vez más concentrada y fija precios que no tienen relación con los costos y los riesgos de cada temporada. A menudo, los holdings tanto nacionales como extranjeros prefieren importar materia prima (pasta y concentrado) para luego procesar en Argentina.
En tercer lugar, porque se produjo un cambio en la producción y la industria. Consultada por Carbono.news, la ingeniera agrónoma Silvia Dal Santo explicó: «A fines de los años 90 se desarrolló en el país un programa que se llamó Tomate 2000. Significaba aplicarle mayor nivel de tecnología a los cultivos recurriendo a las semillas híbridas, manejo de los suelos, curaciones, trasplantes mecánicos y cosecha con grandes maquinarias. La aplicación de este paquete tecnológico mejoró enormemente la productividad».
«En una hectárea se lograban hace 3 décadas unos 40 mil kilos, pero hoy se ha trepado hasta los 150 mil kilos por hectárea o más. Eso significa que, a pesar de contar con menos productores, el volumen final obtenido es parecido al nivel histórico. Las industrias grandes también aumentaron mucho su capacidad de elaboración» explicó la profesional.
Finalmente, Dal Santo informó que los precios de este commodity se manejan a nivel internacional, por lo cual es casi imposible mejorar los términos de intercambio de manera unilateral.