El mercado laboral de Rosario se achicó a fin de 2017 y bajó el empleo

La tasa de actividad cayó y provocó un leve descenso del índice de desempleo, al 7,6 por ciento. El porcentaje de ocupados bajó 2,2 puntos. La subocupación subió

La tasa de actividad cayó y provocó un leve descenso del índice de desempleo, al 7,6 por ciento. El porcentaje de ocupados bajó 2,2 puntos. La subocupación subió

El mercado de trabajo del Gran Rosario volvió a achicarse en el último trimestre del año pasado, y por eso bajaron simultáneamente las tasas de actividad, de desempleo y de empleo. Además, subió la subocupación respecto del año pasado. Los indicadores laborales difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) muestran una mejora a nivel nacional respecto del fatídico 2016, pero en la región la tendencia es de un continuo deterioro.

De acuerdo a los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la tasa de desocupación en el Gran Rosario fue del 7,6 por ciento a fin del año pasado, un punto menos que un año atrás y 0,8 punto menor que en el tercer trimestre. Lo que en principio sería un dato saludable, se ensombrece al adentrarse en las causas. Lo que pasó es que la tasa de actividad cayó 2,2 puntos porcentuales, de 48,7 por ciento de la población a 46,5 por ciento. Quiere decir que el desempleo bajó porque menos gente buscó trabajo. La caída interanual de la tasa de empleo, de 44,6 por ciento a 42,6 por ciento (dos puntos) corrobora esta explicación.

Este panorama es similar al que se registró en el tercer trimestre, cuando la tasa de desocupación bajó casi un punto respecto del año anterior por la caída de la tasa de actividad. Es más, este indicador de volumen del mercado de trabajo, que en los últimos años fue más alto que la media nacional y uno de los más elevados del país, comenzó en los últimos trimestres a converger con la tasa de actividad medida para el conjunto de los grandes aglomerados. En los últimos tres de meses de 2017, la equiparó.

Los despidos y las crisis de empresas que se suceden en el sur de Santa Fe desde fines de 2015 y que en los últimos días presentan un recrudecimiento, asoman en los números del organismo estadístico. El endurecimiento de la situación del trabajo en la región es un hecho.

De acuerdo a los datos informados ayer, la población económicamente activa (PEA) en el Gran Rosario se redujo en 27 mil personas y la cantidad de ocupados en 18 mil. Por el fenómeno del desaliento, hubo 8 mil desocupados menos.

También la subocupación experimentó un crecimiento interanual, de 8,9 por ciento a 9,6 por ciento en términos de tasa, que significan 2 mil personas.

En términos macroeconómicos, el año 2017 fue mejor que el 2016, cuando la megadevaluación, el primer gran tarifazo, el descontrol de precios y la apertura de las importaciones provocaron una recesión histórica. Este leve rebote se reflejó a nivel nacional pero no en el Gran Rosario.

También es verdad que la provincia de Santa Fe fue la única que se expandió en el primer año de gestión de Mauricio Macri (1,8 por ciento) gracias a la liberación de los stocks agrícolas acumulados por los empresarios del campo, el mantenimiento de la obra pública provincial y la intervención del Estado local para amortiguar algunas crisis de empresas emblemáticas. Ya en 2017 la economía provincial redujo su expansión al 1,5 por ciento.

Datos nacionales

A nivel nacional, el Indec informó que la tasa de desempleo descendió cuatro décimas de punto, hasta el 7,2 por ciento en el cuarto trimestre del 2017. El indicador de empleo subió 1,1 punto en forma interanual y la tasa de actividad aumentó 0,9 punto en el mismo período. Según el Ministerio de Hacienda, la cantidad de personas empleadas en el período relevado aumentó en 433 mil. El subempleo se mantuvo casi estable.

«El fuerte ingreso de personas al mercado laboral fue absorbido mediante creación de empleo: ingresaron 421 mil personas al mercado laboral, mientras que se registraron 433 mil nuevos empleados», indicaron voceros de Hacienda.

Un estudio del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas elaborado por Claudio Lozano y Tomás Raffo indicó que las changas y la precariedad laboral explican el leve descenso en la tasa de desocupación. «En el año en el que el gobierno puede exhibir una recuperación de la actividad económica, los 666.500 nuevos puestos de trabajo generados, sólo permitieron bajar el desempleo en apenas 14.800 personas», señaló.

El resto de los puestos de trabajo, señaló Lozano, absorbieron la población inactiva que «había dejado de buscar empleo en el marco de la recesión del 2016 y que volvió a hacerlo en el segundo semestre del 2017», explicó. Además, aseguró que «nuevos puestos de trabajo revelan la proliferación del empleo clandestino y el autoempleo». Puntualizó que «ocho de cada diez responden a estas características».

El mayor desempleo se ubica en Mar del Plata (9,3 por ciento) y los partidos del conurbano bonaerense (9,2 por ciento). La tasa más baja la tiene el Gran San Luis, con el 1,2 por ciento.

Las expectativas de inflación son del 20 por ciento

La inflación esperada por los argentinos para los próximos doce meses se mantiene en 20 por ciento por décimo mes consecutivo, según la mediana de las respuestas de un relevamiento difundido ayer por la Universidad Torcuato Di Tella. De acuerdo al informe mensual elaborado por el Centro de Investigación en Finanzas de esa casa de estudios, las expectativas de inflación, en promedio, suben 2,2 puntos porcentuales respecto de la medición de febrero de 2018 y se ubican en 29,2 por ciento. En los últimos cuatro años, la mediana de la inflación esperada fue 20 por ciento en catorce meses, mayor a 20 por ciento en 34 meses y nunca menor a 20 por ciento, resaltó la Universidad.

El informe reveló además que en la distribución regional, según la mediana de las respuestas, las expectativas de inflación se mantienen en la Capital Federal y en el interior del país mientras que suben en el Gran Buenos Aires respecto a febrero. Con relación al promedio, las expectativas aumentan en el Gran Buenos Aires y en la Capital Federal, mientras que disminuyen en el interior.

En la distribución por nivel de ingreso, según la mediana, las expectativas se mantienen constantes para la población de ingresos bajos, pero aumentan para la de ingresos altos; según el promedio, suben para ambos sectores. De acuerdo a las últimas estadísticas oficiales, el índice de precios al consumidor registró en febrero un incremento de 2,4 por ciento a nivel nacional, impulsado por la suba de las tarifas de los servicios públicos, los alimentos y el transporte.

En el segundo mes del año todos los rubros cerraron en alza, con excepción de «prendas de vestir y calzado», que por las ofertas de fin de temporada, registró un retroceso de 0,6 por ciento.

En el primer bimestre del año el índice de precios al consumidor subió el 4,2 por ciento, con un incremento del 7,1 por ciento en los precios de los servicios regulados. Los precios mayoristas también se dispararon en el primer bimestre y se incrementaron casi un 10 por ciento.

Fuente: La capital