Municipios salteños con finanzas en jaque

La mayoría de las nuevas gestiones heredaron deudas. La coparticipación seguirá bajando; los vecinos exigen obras y los municipales, aumentos.

La mayoría de las nuevas gestiones heredaron deudas. La coparticipación seguirá bajando; los vecinos exigen obras y los municipales, aumentos.

Las intendencias del Valle de Lerma enfrentan desafíos complicados para lo que resta del año, incluyendo proyectos financiados por el Gobierno nacional que permanecen inconclusos, escasez de viviendas, servicios deficientes y falta de asistencia social para los vulnerables. A esto se suma la herencia de deudas, exceso de personal y litigios por corrupción de administraciones anteriores. A medida que avanza el año 2024 la situación no muestra signos de cambio, con municipios dependientes de fondos provinciales y aumentos de impuestos para solventar sus finanzas debilitadas.

Enrique Borelli reveló que en Cerrillos se incrementaron las tasas municipales en un 140%, insuficiente para cubrir salarios, obras, servicios y asistencia social, agravado por una recaudación deficiente y desorden administrativo preexistente. A pesar de impuestazo, los ingresos no son suficientes para financiar servicios y obras con presupuesto propio. Cerrillos necesita 82 millones de pesos para sueldos municipales, con una coparticipación promedio de 100 millones que está disminuyendo.

En Rosario de Lerma los impuestos aumentaron un 1.000%. Sergio Ramos, aunque ya fue jefe comunal, enfrenta tiempos cambiantes. Las exigencias de los vecinos son muchas y el descontento crece. Piden calles en buen estado, que no se inunde el pueblo cada vez que llueve, viviendas para achicar el drama habitacional y que haya remedios en el hospital, por ejemplo. «Recuperaremos la ciudad de años de desidia», promete Ramos. La inseguridad y las adicciones también son preocupantes.

Jefes comunales que «la reman» 
El Carril y Chicoana, aunque con una situación algo más favorable, no logran cubrir los aumentos salariales ni las obras necesarias.

Efraín Orosco, intendente de El Carril, ha limitado los gastos movilizando vehículos solo para servicios esenciales. Varias obras financiadas por la Nación están detenidas, lo que genera gran preocupación en la comuna vallista. «Si no hay mejoras, enfrentaremos un duro invierno; no hay suficiente para la asistencia social, siquiera», admite Orosco.

Campo Quijano, con un crecimiento poblacional en la zona de la ruta 51 y recurrentes problemas de inundaciones, busca soluciones. Lino Yonar, su intendente, adquirió una nueva niveladora para mejorar las calles de tierras. Aunque se ha logrado un equilibrio financiero, los aumentos salariales presionan las finanzas municipales. Los vecinos exigen mejoras en la infraestructura que durante años nadie se preocupó por concretar.

La Merced, con problemas administrativos de todo tipo, su intendente Javier Wayar enfrenta desafíos muy complejos. Los vecinos reclaman cloacas, soluciones a las inundaciones y viviendas que escasean en esta localidad y San Agustín. Para colmo, el jefe comunal no tiene un Concejo Deliberante demasiado amistoso, por lo que deberá cuidar cada paso adelante, con orden y sentido común.

Fuente: El Tribuno