“No quiero favores, quiero justicia”

A partir de hoy el Tribunal Electoral analizará si acepta o veta la postulación, pero parece improbable que la avale debido a la partidización con que se han conducido los magistrados, en su mayoría afiliados al antilulismo.

A partir de hoy el Tribunal Electoral analizará si acepta o veta la postulación, pero parece improbable que la avale debido a la partidización con que se han conducido los magistrados, en su mayoría afiliados al antilulismo.

Luiz Inácio Lula da Silva formalizó su candidatura a la Presidencia de la República ante el Tribunal Superior Electoral (TSE). La necedad del fundador del Partido de los Trabajadores (PT), que desde su primer día de arresto prometió presentarse a las elecciones, pudo más que la guerra de jueces y medios para impedírselo. Gleisy Hoffmann, titular del PT, ingresó a las 17 horas a la sede del TSE, junto a Fernando Haddad, para presentar los documentos requeridos para disputar los comicios del 7 de octubre. A partir de hoy el TSE analizará si  acepta o veta la postulación. Parece improbable que se avale la candidatura  debido a la partidización con que se han conducido los magistrados, en su mayoría afiliados al antilulismo. Es de esperar que se abra una etapa de fallos adversos que serán apelados por los abogados del candidato.

“Sólo no seré candidato si me muero. No pretendo morirme, no pienso renunciar (a la candidatura) y voy a pelear por mi registro hasta el final”, prometió  el jefe petista  en una carta redactada  en su celda de Curitiba que fue leída ayer ante unos 50 mil manifestantes reunidos en Brasilia, según el cálculo los organizadores del evento. La Policía Militarizada contó 10 mil asistentes.

Había decenas de caretas de Lula  diseminadas entre el público al caer la tarde calurosa. Las máscaras sonrientes y barbadas  subían y bajaban, causando un efecto visual curioso. “Mientras yo esté preso cada uno de ustedes será mi mis piernas y mi voz, vamos a retomar la esperanza, la soberanía y la alegría de nuestro gran país”.

El candidato se despachó sin rodeos contra el juez Sergio Moro, responsable de Lava Jato, que lo condenó a una década de reclusión en una sentencia en la que faltaron pruebas y sobraron las delaciones  de empresarios, luego premiados con la libertad. “Moro tenía tiempo hasta hoy para presentar una prueba contra mí, no presentó ninguna por eso soy candidato a presidente de la república”.

En una frase posiblemente en respuesta a los rumores según los cuales jueces de la Corte insinuaron que lo dejarían en libertad si desistiera de pelear por la presidencia, Lula resaltó: “No quiero favores, quiero justicia, no cambio mi dignidad por la libertad”.

Desde el 7 de abril, cuando Moro ordenó su arresto, al político se le impidió comunicarse con el electorado y brindar entrevistas a pesar de que semejante prohibición sea ilegal. Hasta los jefes del narco dan entrevistas a la televisión brasileña. Aun así su popularidad creció. Una encuesta publicada ayer por Paraná Pesquisas lo ubicó primero con el 30,8 por ciento de las intenciones de voto frente al 22 del militar retirado Jair Bolsonaro. Otra realizada el mes pasado por Vox Populi le dio el 41 por ciento.

Cerca del mediodía helicópteros policiales comenzaron a sobrevolar el centro de Brasilia. La autoridades de la capital brasileña realizaron un fuerte (¿intimidatorio?) despliegue de 1200 policías militarizados brasileños y el refuerzo de un centenar de tropas federales movilizadas por Michel Temer. A esa misma hora miles de campesinos sin tierra, militantes del PT y trabajadores de la CUT (Central Unica de los Trabajadores) se concentraban en el campamento montado junto al estadio mundialista Mané Garrincha, en el oeste de Brasilia. Poco después comenzaron a marchar hacia el TSE para respaldar la candidatura del expresidente y su vice, Fernando Haddad, electo intendente de San Pablo en 2012 cuando era poco menos que un desconocido. Su victoria fue gracias al respaldo dado por Lula. Igual ocurrió en 2010 con Dilma Rousseff, electa  debido al apoyo del líder petista.

Por la mañana Haddad visitó a los campesinos sin tierra que están eh huelga de hambre desde hace dos semanas, para exigir la libertad del ex mandatario. “Les trajimos la palabra de solidaridad y el cariño de Lula, de alguien que está  viviendo una injusticia, que quiere rescatar la soberanía del pueblo brasileño”, contó el candidato a vice. “Me llamó mucho la atención la palabra de Frey Sergio (uno de los huelguistas), que me dijo: ‘Puede estar faltándonos alimento, pero desde el punto de vista espiritual estamos más fuertes para continuar esta lucha’” .

Los campesinos fueron saludados esta semana por  Adolfo Pérez Esquivel, que ayer se reunió con la titular del Supremo Tribunal Federal, Carmen Lucia Antunes. “Hablamos lógicamente de la libertad de Lula y le dije que tome conciencia de que Lula es un preso político”, declaró el Premio Nobel de la Paz argentino.

Los siete campesinos estuvieron en la concentración frente al Tribunal Electoral. Debilitados después de 16 días de ayuno algunos llegaron en hamacas cargadas por sus compañeros. Jaime Amorim, uno de los siete huelguistas, habló en el acto de ayer. “Nuestra huelga es para que nadie más pase hambre en nuestro país,  es porque no creemos en el Poder Judicial, nuestra huelga es porque nunca hubo una reivindicación más justa que pedir la libertad de Lula”, dijo el campesino.

Fuente: Página 12