No va más: otra chacra neuquina ya no produce más manzanas

En Centenario, la familia Dietrich se dedicará a la venta de nueces.

En Centenario, la familia Dietrich se dedicará a la venta de nueces.

Iba a pasar algún día. Viene pasando silenciosamente. Otra familia chacarera de Centenario dejó de producir manzanas, asfixiada por los bajos precios, los costos y la crisis de años que vive el sector.

“La decisión la tomamos con mucho dolor, pero esto ya no daba para más”, dijo Daniela Dietrich, hija de pioneros de Centenario, quien comunicó el 26 de marzo a través de las redes sociales que el establecimiento rural cerró el lote de manzanas después de 65 años de producción.

Daniela es profesora de Historia y junto a su madre Marcelina López y su hermana Soledad trabajaron la chacra desde que tienen memoria. Hace unos años falleció su padre, Hugo Dietrich, y esto sumado a dos incendios que padecieron fueron los argumentos que pesaron para tomar la decisión de cerrar la etapa de la manzana.

Ahora les queda otra etapa: la producción de nueces, ya que la chacra tiene una hectárea de nogales y planifican sumar más. Pero todo es inversión y actualmente las dos mujeres ya no viven de la chacra, sino de una jubilación y de un sueldo docente.

El anuncio de cerrar la producción de ese fruto histórico del Alto Valle tuvo miles de compartidos en las redes. No solo por el impacto de ser una familia local conocida, sino porque la situación es similar a la que viven muchos pequeños productores que tienen que lugar contra los precios que pone el mercado, a un fruto que solo lo producen las empresas.

La familia comenzó a producir a principios de los 60 cuando la abuela Justina Zamiska, inmigrante de la antigua Checoslovaquia, le dejó la chacra a su hija Marcelina, quien se casó con Dietrich. Desde esos años fue una de las chacras que sumaron a la producción local, con las buenas y malas épocas.

“Me empecé a formar con mi papá con el tema de las nueces, uno escuchaba que la manzana no tenía futuro y la seguimos con un cuestión de amor. Pero cuando empezamos a ver bien los números, dijimos basta”, dijo Daniela.

Desde hace unos años la mala proyección de la manzana hizo que la familia se volcara a las nueces. Asistieron a la apertura que hizo la Municipalidad de Centenario para conformar Centenario Produce, que es la marca de productores agrupados en distintos rubros, y desde ahí empezaron a asistir a las ferias regionales.

“Las redes sociales ayudaron y las feria fue importante para comercializarlo y también nos ayudó mucho el Centro Pyme, en eso no nos podemos quejar, añadió.

Desde Productores Agremiados de Centenario y Vista Alegre (PACVA) reconocen que todos los años unos 20 productores tiran la toalla y tienen que cerrar la producción de manzanas. Se repite otra película que es un golpe directo a la identidad local.

1800 plantas de manzanas y peras se incendiaron

La familia las perdió en un incendio en la chacra ubicada en la calle 8 al fondo hace cuatro años. También sufrieron otro siniestro tiempo atrás que precipitó la clausura de la actividad

Otro rumbo con el fin de la manzana

Frutos secos

Desde hace unos años la familia Dietrich tiene su propia marca de frutos secos, con sus nueces. Las venden en las ferias regionales. La actividad permite ahorrar en cosecha, costos de frío y ganar mercado.

Asistencia técnica

Muchos productores pudieron reconvertir los frutales en los 90 y después en 2000 con un programa provincial. Pusieron cerezos, olivos y hasta nueces. Pero el grueso de la economía pasaba por la manzana.

Opinión: La chacras-empresas y el fin de esos pioneros. Adriano Calalesina, periodista y editor de LM Neuquén
“Nuestros viejos trabajaron como hoy lo hacen los bolivianos y nosotros nos creíamos empresarios, y ahora son nuestros hijos lo que tienen que volver a trabajar la tierra”. La frase la dijo, entre lamentos y nostalgia, un chacarero de Centenario que supo vivir la buena época de los 70 y 80, cuando la fruticultura aún era rentable, cuando había más de diez galpones de empaque y las chacras eran una verdadera fiesta, con gente de todas partes del país en la cosecha. Pero lo tiempos cambiaron. Y para mal. La situación viene en picada, con una crisis terminal. Quedan pocos chacareros viviendo en sus fincas y muchas de las hectáreas que producen son propiedad de grandes empresas.

Incluso algunas son manejadas directamente desde Buenos Aires. Las chacras perdieron el alma y los números mandan. Pocos hacen una autocrítica, nunca hubo un espíritu colaborativo, verdaderas cooperativas para compartir herramientas, trabajo e incluso costos de frío. La economía chacarera se manejó siempre desde las más estricta individualidad, como si las cinco hectáreas pegadas una tras otra vivieran mundos separados. Después vinieron los loteos, los negocios de la política y la desprotección del Estado. Hoy para comprar un kilo de asado, un productor necesita vender 50 kilos de peras. Centenario era “la tierra de pioneros y de la mejor manzana”. Hoy, nada de eso.

Fuente: La Mañana Neuquén