Noche de protestas y represión en una Viña del Mar blindada

La policía chilena reprimió nuevas manifestaciones a pocas cuadras de la Quinta Vergara, sede del festival de Viña del Mar. El gobierno de Sebastián Piñera decidió redoblar la presencia de las fuerzas de seguridad en la zona.

La policía chilena reprimió nuevas manifestaciones a pocas cuadras de la Quinta Vergara, sede del festival de Viña del Mar. El gobierno de Sebastián Piñera decidió redoblar la presencia de las fuerzas de seguridad en la zona.

La policía chilena reprimió nuevas manifestaciones a pocas cuadras de la Quinta Vergara, sede del festival de Viña del Mar. Siete personas fueron detenidas como resultado del accionar de carabineros. El gobierno de Sebastián Piñera decidió redoblar la presencia de las fuerzas de seguridad en la zona. Viña parece una ciudad sitiada, plagada de agentes a pie o motorizados. Mientras tanto el festival continúa. Las críticas al gobierno llegan tanto desde el escenario como de las tribunas.

Unas 400 personas se reunieron para cantar consignas y repartir volantes en la Plaza Vergara, centro de Viña del Mar, a dos cuadras de la sede del certamen. Pese a que no cortaron el tráfico ni generaron disturbios Carabineros realizó diversas incursiones en la plaza. En un primer momento pidió documentos a las personas congregadas, en su mayoría jóvenes. «Esta protesta no está autorizada», se escuchó desde los altavoces de los carros lanza-gases que merodeaban la zona. Acto seguido, centenares de agentes invadieron la plaza realizando detenciones arbitrarias de diversas personas. Pese a que la gente se manifestó en forma pacífica los uniformados usaron los carros hidrantes, popularmente conocido como «guanacos”.

El festival volvió a poner de manifiesto el descontento de la gente con el sistema y la represión policial. «Estamos acá, somos gente que trabaja, no somos delincuentes. Dejamos muchas cosas de lado por estar aquí y ganar la pelea, que tenemos que ganar sí o sí. Y no estos `concha su madre´ (la Policía) que van a quedar todos rendidos», dijo Gerardo, un manifestante oriundo de la vecina Valparaíso. Al menos 30 personas murieron desde el comienzo del estallido en octubre del año pasado. «La gente está cansada pero salimos todos los días a protestar porque está el derecho a manifestarse y queremos que las cosas cambien», indicó Lucas Fernández de 15 años.

El gobierno envió un refuerzo con escuadrones de agentes antidisturbios a pie para custodian toda la zona cercana a la Quinta Vergara. Carros blindados, furgones y autobuses circulan desde el jueves para entrar en acción en cuanto sea necesario. Los carros hidrantes y lanza-gases se repartieron por las calles aledañas al festival. También pudieron verse docenas de carabineros motorizados circulando sin cesar por los alrededores de la zona. Los manifestantes fueron grabados desde al menos dos drones que sobrevolaron sin cesar el lugar.

El inusual despliegue se produce mientras el festival se transforma cada vez más en un dolor de cabeza para Piñera. El fuerte tono político del evento se vio desde el primer día cuando tanto artistas como público se manifestaron en contra de la represión y a favor de las protestas. Los discursos más encendidos llegaron de la mano de Mon Laferte. También Ricky Martin tuvo palabras de apoyo para el pueblo chileno.

Anoche, el show incluyó al grupo de humoristas Fusión humor que salieron a escena con la canción «Marichiweu», cuya traducción del idioma mapuche es «diez veces venceremos». El grupo manifestó estar a favor de una nueva Constitución. «Paren de perseguir a los artistas callejeros, son personas dignas», pideron los miembros de Fusión Humor. En un momento del show los artistas se pararon frente al público tapándose uno de sus ojos. De esta forma mostraron su solidaridad con las más de 400 personas que sufrieron daño ocular por la feroz represión.

Una supuesta censura al grupo despertó al «monstruo», como se conoce al público, que no paró de abuchear durante alrededor de una hora. Todo ocurrió cuando, tras más de una hora de espectáculo, y pese al pedido del público no fueron invitados a continuar con el show, a modo de bis. La transmisión televisiva se fue a la pausa publicitaria lo que llevó el grito del público llegó a un nivel ensordecedor. En una rueda de prensa posterior el grupo aclaró que se trató de un tema de programación del evento y descartó que se trata de censura.

El descontento expresado en las galerías y la solidaridad de los artistas participantes con los reclamos se produjo en momentos de enorme polarización en el país vecino. La agenda política está copada por el Plebiscito 2020. Allí los chilenos decidirán si quieren una nueva Constitución y la composición del órgano que deberá redactarla. El miércoles inició la campaña para la consulta popular que tiene como fecha el 26 de abril. Sin embargo las protestas no se detienen en las calles pese a que ya se cumplieron más de cuatro meses desde el inicio del histórico estallido social.

Fuente: Página 12